No puedo decir que me haya sorprendido del todo este
autor porque lo conozco en su faceta de escritor de novela negra con el
pseudónimo de Benjamin Black. Ahora bien, no pensaba que en su otra faceta, por
la que realmente es más apreciado, tuviera esa calidad.
Gran novela por muy variadas razones: desde luego, y
principalmente, por su escritura por esa forma de contar tranquila, avanzando
reposadamente en la historia, dejando entrever aspectos sin definirlos del todo
de tal manera que el lector vaya haciendo sus propias suposiciones; además,
porque trata de un tema que conocí hace tiempo pero en el que nunca he
profundizado como es el de la penetración de los espías soviéticos en el centro
del espionaje británico y hasta en la casa real mediante la captación de
importantes personalidades inglesas. El protagonista, Victor Maskell, reúne
todas las características de ese gran historiador del arte que fue Anthony
Blunt del que, por cierto, leí algún libro en su momento sin saber -seguramente
aún no se sabía- que se trataba de un espía.
Es un libro de esos que cuesta dejar de leer
(obviamente no se puede leer de un tirón porque son más de 400 páginas con
letra bastante pequeña), que te va provocando diversas sensaciones, que insinúa
más que aclara (por poner solo un ejemplo, las razones del protagonista para hacerse
espía), en definitiva, uno de esos textos que muestran un gran respeto por el
lector e, insisto, escrito de una forma magistral.
Una recomendación muy especial y si alguien duda
puede leer el comentario que enlazo.
John Banville, El
intocable
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