martes, 11 de noviembre de 2014

Recuperando la literatura anglosajona




 
No puedo decir que me haya sorprendido del todo este autor porque lo conozco en su faceta de escritor de novela negra con el pseudónimo de Benjamin Black. Ahora bien, no pensaba que en su otra faceta, por la que realmente es más apreciado, tuviera esa calidad.
Gran novela por muy variadas razones: desde luego, y principalmente, por su escritura por esa forma de contar tranquila, avanzando reposadamente en la historia, dejando entrever aspectos sin definirlos del todo de tal manera que el lector vaya haciendo sus propias suposiciones; además, porque trata de un tema que conocí hace tiempo pero en el que nunca he profundizado como es el de la penetración de los espías soviéticos en el centro del espionaje británico y hasta en la casa real mediante la captación de importantes personalidades inglesas. El protagonista, Victor Maskell, reúne todas las características de ese gran historiador del arte que fue Anthony Blunt del que, por cierto, leí algún libro en su momento sin saber -seguramente aún no se sabía- que se trataba de un espía.
Es un libro de esos que cuesta dejar de leer (obviamente no se puede leer de un tirón porque son más de 400 páginas con letra bastante pequeña), que te va provocando diversas sensaciones, que insinúa más que aclara (por poner solo un ejemplo, las razones del protagonista para hacerse espía), en definitiva, uno de esos textos que muestran un gran respeto por el lector e, insisto, escrito de una forma magistral.
Una recomendación muy especial y si alguien duda puede leer el comentario que enlazo.
 
John Banville, El intocable

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