Yasmina Khadra está entre mis escritores favoritos y
como tal tiene su entrada correspondiente en la serie que hago en el blog.
Hasta ahora solo me había dado un pequeño “disgusto” con una de sus novelas.
Ahora ya puedo decir que son dos, eso sí, poco significativos en una producción
tan elevada que conozco en su totalidad.
Khadra es un buen escritor que sobre todo elige muy
bien sus temas y se compromete en lo que escribe. Tanto cuando hace novela
negra, como cuando escribe sobre temas relacionados con la política de su
Argelia natal o de la zona del norte de África en general, sus historias están
bien contadas y tienen gran interés.
Esta vez, se ha desplazado nada menos que a la Cuba
actual para contarnos una historia de amor un tanto irreal dando además algún
toque de thriller para dar
interés a lo narrado. La novela tiene un buen inicio con el protagonista, un
cantante de canción cubana, sin trabajo por la venta del local donde trabajaba
a una empresa privada. Hay entonces un principio de retrato de algunos aspectos de la realidad
cubana al mostrar a su familia y su vida cotidiana que, aunque ya muy vista y
contada, puede ser interesante y en la que no falta las habituales críticas a
la pobreza, las carencias, la vigilancia policial, etc.
Sin embargo, pronto se enamora de un extraño
personaje y a partir de ahí la novela se viene abajo, o al menos es lo que a mí me ha pasado. Y solamente muy al final
retoma un cierto interés, pero ya es demasiado tarde.
Tengo también a Khadra por un escritor con un
lenguaje duro y directo y por eso me extrañan textos como el siguiente puesto
en boca del protagonista y que parece sacado directamente de un bolero:
“-Si no conseguí nada en la vida, es porque no valgo
para nada. Una pobre ilusión, una bonita mentira, eso es lo que soy. Corro tras
mi sombra y mis manos solo encuentran el vacío.” (p. 165)
Quizá lo más interesante del libro sea la traducción
porque introduce una serie de modismos típicos del lenguaje de la isla que me
imagino que no están en el original francés.
Ahora a esperar a que en la próxima novela retome
sus temas y su escritura para poder disfrutar con su lectura.
Yasmina Khadra, Dios
no vive en La Habana. Traducción Wenceslao-Carlos Lozano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario