Es difícil a veces decidirse por un libro en una
librería y son muchos y variados los detalles que nos llevan a hacerlo. En este
caso ha sido el hecho de que el libro haya obtenido el premio Per Olov
Enquvist, un autor al que sigo con mucho
interés desde que entré en contacto con su obra a partir de la lectura de su
autobiografía.
Esta novela corta de Ramqvist es seguramente
merecedora de ese premio y de haberse convertido en bestseller en Escandinavia. La historia es bien sencilla: Karin, la
joven mujer protagonista, ha perdido a su marido y es acosada por las
autoridades tributarias para que pague las deudas de este por lo que puede
perder la casa, el coche y todo lo que posee; a partir de ahí, y acompañada por
su bebé, se dedicará a buscar ayuda entre sus anteriores amistades. En esa
búsqueda se encontrará con el rechazo de la mayoría.
Lo interesante de la novela y lo que hace que su
lectura sea muy adictiva es la forma en que está narrada y la atmósfera que
logra crear la autora. Para empezar, el frío constante, la nieve que incluso
impide que el cochecito con la bebé avance por la acera, la leche que le sale
del pecho, los ambientes bastante sórdidos en los que viven esas amistades (el
marido, del que por cierto no llegamos a saber por qué ha desaparecido, formaba
parte de una banda de delincuentes), los traslados en medios de trasporte
públicos, las penalidades sin fin que tiene que pasar y siempre acompañada por
un bebé que está a punto en varias ocasiones de sufrir un accidente, … Y todo esto narrado con muchos detalles y
con una tensión que va creciendo a medida que avanza la búsqueda.
Se podría hablar de un thriller o de una novela negra, aunque en este caso lo de menos
sería cómo catalogarla porque lo importante es la forma con la que está creado
y mantenido el suspense hasta el final.
Como dice Jordi Valero en un blog dedicado al género
enigma y al negro: “Solo 188 páginas. No se necesitan
más si se sabe escribir. No se necesitan más para contar una buena y tremenda
historia. Léanla y no se preocupen si sufren durante la lectura. Es normal.”
Una buena recomendación que comparto plenamente. Otro
ejemplo más de la buena literatura de todo tipo de géneros que se hace en la
Europa del norte.
Karolina Ramqvist, La ciudad blanca. Traducción Carmen Montes Cano.
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