Es el primer
acercamiento que hago a la literatura del autor y lo hago, precisamente, con el
último libro que publicó (aunque no con el último que escribió). A lo largo de
los años he visto muchas veces libros de Cheever, sobre todo el enorme volumen
con sus cuentos. A mi alejamiento de la literatura anglosajona se ha unido en
este caso que no soy lector de cuentos y que me asustan los libros cuando son
tan voluminosos. En resumidas cuentas, a pesar de la fama del autor he tardado
mucho en tomar contacto con su obra.
Esta novela corta, apenas
pasa de las 100 páginas, dicen los entendidos en su obra que es una especie de
testamento literario. No seré yo quien lo niegue pues de hecho he visto que
trata varios temas que debieron ser importantes en su vida y, desde luego, en
sus últimos tiempos como la homosexualidad o, mejor, la bisexualidad,; el
psicoanálisis; la ecología; el avance tecnológico; o, algo que aparece varias
veces en el libro, la Europa oriental.
Dice Rodrigo Fresán en
el Epílogo que Cheever “prefiere definir a ¡Oh,
esto parece el paraíso! como el primer “romance ecológico”. Y, claro, la
apreciación de Cheever es la mejor y más justa de todas. Porque la columna
vertebral del libro es la de un tal Lemuel Sears –un hombre viejo pero todavía
firme en su cuerpo y convicciones- empeñado en salvar a la laguna de su pasado
y conquistar a la mujer de su futuro.” (p. 118)
Efectivamente, esa es
la columna vertebral, pero el texto tiene varias subtramas que, al menos en mi
caso, despistan bastante y alejan de la historia principal aunque al final todo
termine de alguna manera confluyendo.
Hay un aspecto de la
novela que me ha sorprendido y es su sentido del humor en varios momentos. Así,
hay una divertida pelea entre dos protagonistas en un supermercado, una
profetisa atropellada por un tren y alguien que se deja olvidado un bebé en el
arcén de una autopista.
¿Qué sensaciones me
deja este primer acercamiento? Un tanto ambivalentes. Al principio me quedé
impresionado por la escritura de Cheever, las primeras páginas me encantaron,
pero luego, quizás por las subtramas de las que hablaba antes, me fue
decepcionando. No obstante, creo que habría que darle una oportunidad con su
verdadera especialidad, o al menos con la que más ensalza la crítica, que son
sus cuentos.
Hay una buena reseña de
Rafael Lemus en letraslibres.com.
John Cheever, ¡Oh, esto parece el paraíso! Traducción
Maribel de Juan.
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