Este escritor argelino aunque afincado en Francia
desde hace ya tiempo es uno de mis favoritos. He leído todo lo que ha publicado
y solo he tenido una decepción. Escribe sobre temas complicados y conflictivos
y es capaz de enseñar siempre cosas al lector, tanto cuando escribe novela
negra, como cuando lo hace sobre el islamismo radical en cualquiera de sus
vertientes, al mismo tiempo que lo entretiene.
En esta novela se atreve nada menos que con el
terrorismo practicado en Europa, más concretamente en Francia y Bélgica, por un
grupo formado en este último país.
El protagonista, Khalil, intenta atentar en París
como terrorista suicida, pero le falla en el último momento el cinturón
explosivo; vuelve a Bélgica y estará oculto hasta que se ponga de nuevo en
contacto con la organización hasta que… (No debo hacer spoiler). Hasta aquí los
elementos más de thriller que tiene
la novela. Sin embargo, siendo esto interesante, lo es más cómo Khadra intenta
explicar por qué unos jóvenes con estudios están dispuestos al sacrificio.
Entre las razones que da estarían: por un lado, su
situación familiar con una familia que no se preocupa por sus estudios y
un padre borracho que tiene un humor de perros y que no muestra ningún
afecto; por otro lado, en expresiones del protagonista diseminadas a lo largo
del texto como “Nunca seré un auténtico belga”, ”Necesitaba tener un camino”,
“Por primera vez en la vida me siento importante”, “allá
arriba, un ángel entre ángeles”.
Es decir, diferentes aspectos y elementos de un
mismo desarraigo que encuentra su refugio en la Solidaridad Fraterna.
Un fragmento como ejemplo de la sensación de
rechazo:
“- La continua alusión al color de su piel le
impedía sentirse como los demás belgas. A Drriss le pasaba lo mismo. Y a mí
también, y a toda esa gente venida de fuera, a la que aparcan en barriadas de mala
muerte y señalan con el dedo cada vez que se aventuran fuera de su zoológico.
La gente no se da cuenta de las catástrofes que provocan con sus palabras
despectivas.” (p. 117) (Driss es un amigo
de la infancia que se inmola en el
atentado en el que falla Khalil)
Hay dos momentos en la novela en los que Khadra
intenta explicar dos situaciones y dos comportamientos distintos de los hijos
de inmigrantes. En uno lo hace a través de un diálogo en el que en un grupo de
jóvenes fundamentalmente se critican las acciones terroristas y en el otro en
unas páginas en las que explica cómo alguien se termina convirtiendo en
“soldado”.
Como es habitual en la obra del este autor, la
historia avanza sin pausa, se centra en lo fundamental y usa flashbacks para mostrarnos algunos
aspectos de la vida de Khalil, es muy ágil en su desarrollo y resulta difícil
dejar su lectura porque se quiere saber qué pasará a continuación, es decir,
resulta tremendamente adictiva.
Para terminar, dos opiniones de críticas hechas en Francia
que la editorial recoge en la solapa del libro:
“Narrada en primera persona, en su nueva novela que
deja sin aliento Yasmina Khadra se infiltra con realismo en la piel de un
candidato a terrorista ficticio al que sitúa en unos hechos reales y trágicos
de todos conocidos.” Le Vif L’Express
“Khalil es
una novela apasionante, heladora y necesaria (…) Una novela potente que plantea
las bases de una reflexión indispensable.” Le
Soir.
Muy recomendable como lo es en general toda la obra
de este peculiar escritor que antes fue comandante del ejército argelino.
Yasmina Khadra, Khalil.
Traducción Wenceslao-Carlos Lozano.
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