Algo debe de tener esta escritora nigeriana que vive
entre su país y los Estados Unidos para que su obra se haya traducido tan
rápidamente y de forma prácticamente completa. Además, el año pasado se reeditó
la mayoría en el mismo formato y con portadas bastante parecidas, lo que da
idea del éxito que debieron de tener en su primera edición.
De ella dice Elvira Lindo en el Prólogo:
“Es la escritora nigeriana extremadamente hábil
expresando ideas complejas, y en esta novela encontraremos numerosas muestras
de esa gracia con la que las expresa: no resultando jamás grave o pomposa,
recurriendo siempre a la ironía y sin miedo a la vehemencia. Es Chimamanda una
mujer alegre y valiente, directa, con una notable habilidad para diseccionar
comportamientos colectivos.” (p. 9)
Estamos ante una novela construida y escrita de la
manera más tradicional y que tiene como telón de fondo una historia de amor,
pero que ofrece mucho más que eso; me atrevería a decir que esto es incluso
bastante irrelevante para el interés que pueda despertar.
Ifemelu y Obinze son dos jóvenes enamorados que, en
un momento determinado, tomarán caminos divergentes. Ella se marchará a los Estados
Unidos para estudiar y él se quedará en Nigeria, aunque más adelante también
pasará un tiempo en Inglaterra.
La estancia de ella en los Estados Unidos forma el núcleo
fundamental de la novela tanto por el espacio que se le dedica, bastante más de
la mitad, como porque ahí están las principales ideas que quiere transmitir la
autora. Para ello se sirve de un blog que, a partir de un determinado momento,
escribe Ifemelu, pero también de múltiples conversaciones entre las diferentes
amistades que hace sean tanto estadounidenses de origen como emigrantes.
El tema que más trata es el del racismo, a partir de
una idea muy interesante de la protagonista que afirma no haberse sentido negra
hasta llegar a los Estados Unidos. Pondré un par de ejemplos del tratamiento
del tema:
“Cuando eres negro en Estados Unidos y te enamoras
de una persona blanca, la raza no importa mientras estáis los dos juntos y a
solas, porque estáis únicamente vosotros y vuestro amor. Pero en cuanto a salís
a la calle, la raza sí importa.” (p. 381) (Una
de las parejas de la protagonista será un blanco.)
“- Aunque si gana, dejará de ser negro, igual que
Oprah ya no es negra, es Oprah –afirmó Grace-, y por lo tanto puede ir a
lugares donde se desprecia a los negros y a ella no le pasa nada. Él ya no será
negro, será solo Obama.” (p. 464)
También
atraviesa toda la novela el tema de la integración de los emigrantes. En este
caso dejo un fragmento de Obinze en Inglaterra:
“(…) comprendían todos que se huyera de la guerra,
de la clase de pobreza que aplastaba el alma humana, pero no entendería la
necesidad de escapar del letargo opresivo de la falta de elección. No entenderían
por qué las personas como él (Obinze),
que se habían criado sin hambre ni sed pero vivían empantanados en la
insatisfacción, condicionadas desde su nacimiento a mirar hacia otro lugar,
convencidas eternamente de que las vidas reales se desarrollaban en ese otro
lugar, ninguna de ellas famélica, ni víctima de violaciones, ni procedente de
aldeas quemadas, estuvieran ahora decididas a afrontar peligros, a actuar
ilegalmente, para marcharse, ávidas solo de elección y certidumbre.” (p. 364)
Sobre este aspecto de la integración están muy bien
resueltas y resultan muy curiosas varias escenas que se desarrollan en una
peluquería de Brooklyn con personal emigrante de origen africano.
Además de estos temas, también hay una crítica de la
clase alta nigeriana y de los enormes problemas de su país en infraestructuras,
vivienda, trabajos mal hechos, etc.
Todo esto y muchas más cosas aparecen en esta
extensa novela -más de 600 páginas-, escrita con una gran agilidad, una
importante facilidad para reflejar conversaciones y que es capaz de mantener el
interés la mayor parte del tiempo. Quizá le sobran unas cuantas páginas en la
parte que se desarrolla en los Estados Unidos porque se reiteran las
conversaciones y los personajes no aportan apenas novedades. Claro que esto lo
dice alguien a quien le gustan sobre todo las novelas de 200 a 300 páginas.
En definitiva, una autora a la que habrá que volver
porque tiene cosas que decir y sabe cómo hacerlo para involucrar al lector.
Hay una buena reseña de Lisell Quiroz en
lascriticas.com y una interesante entrevista de Amanda Mars a la autora en
elpais.com.
Chimamanda Ngozi Adichie, Americanah. Traducción Carlos Milla Soler.
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