Al consultar el blog antes de hacer el comentario he
visto que hay nada menos que 37 entradas con la etiqueta Elvira Lindo, aunque
eso sí la última es de abril de 2015 y, además, todas son de artículos
publicados en El País. Sé que he
leído también alguno de sus libros, pero debió de ser antes de iniciar este
blog.
Siento una simpatía especial por la autora entre
otras cosas por los buenos ratos que me hizo pasar con su personaje Manolito
Gafotas en el programa de radio con Fernando G. Delgado. Luego leí los libros
con ese protagonista y también disfruté mucho.
El magnífico libro que hoy comento me parece muy
especial por varias razones. Es un texto que tiene como protagonistas a mujeres
en su inmensa mayoría dedicadas a la literatura; está escrito con pasión no
exenta de reflexión; es tan personal que por momentos emociona (no digamos en
el autorretrato con el que cierra el libro) y también tiene la virtud de animar,
sin decirlo expresamente, a la lectura de
alguna de las autoras que aparecen.
Como dice Elena Poniatowska en el Prólogo:
“¿Por qué digo entonces que estos textos tienen el sabor de la
verdad? Porque me conmueven. Reflejan la mitad alegre, la mitad triste, la
mitad frágil, la mitad abandonada de las mujeres en el mundo de las letras. (..)
¿Aprendo sobre cada una de ellas? Sí, que son
madres-coraje, escandalosas, agobiantes, culpables, estrafalarias. .” (p. 11)
En las diferentes entradas, 30 como dice el título,
combina: perfiles personales o literarios en algunos casos, comentarios de
algunos libros en otros, análisis más pormenorizado de un libro en concreto y,
en varios casos, los relaciona con su vida en Nueva York.
Tengo la suerte de haber leído libros de bastantes
escritoras que aparecen. Así: Carson McCullers, Monika Zgustova, Joan Didion,
Patricia Highsmith, Margaret Atwood, Edna O’Brien, o Chimamanda Adichie entre
otras, lo que hace más interesante aún le lectura. Por otra parte, me ha
despertado el interés por otras como
Olivia Laing o Dorothy Parker e incluso por algún libro en concreto como
pueda ser el caso de Tristana de
Pérez Galdós, creo que el único libro de un hombre que ha incluido Lindo y lo
ha hecho por la potencia del personaje femenino.
Como decía antes, el libro se cierra con un extenso
capítulo en el que, tras el título de Autorretrato.
Una mujer inconveniente, Lindo realiza en varios momentos una especie de
terapia psicoanalítica y también cuenta otro tipo de cosas alguna que a mí
particularmente me ha llamado la atención como, por ejemplo, los problemas que
tuvo la publicación de los libros de Manolito Gafotas en países como Francia,
Irán o Estados Unidos. Incluye casi al final la reproducción de un artículo que
publicó en su día sobre su visita al MoMA que es realmente divertido y un
verdadero compendio de la forma de escribir de esta estupenda escritora.
Un libro absolutamente recomendable por muchas
razones: personajes muy interesantes, reflexiones muy agudas, momentos muy
emotivos, montones de sugerencias y, además, muy bien escrito.
Elvira Lindo, 30
maneras de quitarse el sombrero.
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