Hay que reconocer que la mayor parte de la información que tenemos sobre
los Estados Unidos la obtenemos a partir de su cine y ahora sobre todo de sus
series de televisión. En ambos casos, por lo general, los protagonistas son
gente que vive en grandes ciudades y pertenece a la clase media. Creo que eso
es lo que ha hecho que hayamos entendido tan mal la victoria de alguien como
Trump.
No es demasiado habitual que se publiquen libros sobre lo que sucede en el
país más importante del mundo, aunque últimamente sí se han publicado unos cuantos
para hablar de su excéntrico presidente. De los tres que he leído solo uno me
ha parecido realmente interesante y me ha hecho entender algo mejor lo que ha
pasado. Ahora bien, si quitamos esta literatura sobre Trump, los últimos que
leí fueron Crónicas de la América
profunda de Joe Bageant y American
Vertigo de Bernard-Henry Lévy; en ambos sí se puede conocer algo mejor lo
que sucede en esa América que tan poco sale reflejada en el cine.
Por eso hay que agradecer que se traduzcan libros como el que ahora comento
que, aunque sean tan específicos como hablar de un solo estado, sirven para
hacerse una idea de lo que sucede también en otros.
Wright ha escrito un libro muy interesante sobre todo para sus compatriotas
y para gente que conozca su obra. Como se afirma en el fragmento de la reseña
de The new York Times Book Review que
la editorial reproduce en la solapa: “Magnífico, el trabajo más personal de
Wright hasta la fecha. Es una elegante mezcla de autobiografía y crónica
periodística, libre de prejuicios por un lado y pronunciamientos concisos por
otro.”
El problema es que, por un lado, bastantes cosas de las que cuenta de su
autobiografía no me han resultado especialmente interesantes y, por otro, esa falta de concisión le conduce a veces a un
detallismo que para quien, como es mi caso, no conozca el sistema político de
un estado como Texas, le lleva a perderse irremisiblemente.
¿Quiere esto decir que es un libro superfluo? Evidentemente no, sobre todo
a la vista de la escasez de libros de este tipo como decía antes, pero sí es
cierto que estamos ante un texto muy irregular.
Hay aspectos que son muy interesantes y que están muy bien tratados por
Wright. Así: todo lo que cuenta sobre el petróleo en general y el fracking en particular; también el
capítulo en el que bajo el título Cuna de
presidentes escribe sobre L.B. Johnson y los Bush; asimismo el espacio que
dedica a hablar sobre la radio que se hace en la que, por ejemplo, hay un
famoso presentador, Alex Jones, que llega a afirmar cosas como que Hillary
Clinton es “una de las más poderosas criminales de la historia” y que “ha
asesinado y descuartizado a niños con sus propias manos”, esto es, cosas que a
este paso pronto podremos escuchar en alguna emisora más cercana; el análisis,
al que dedica el primer capítulo, de los tópicos existentes sobre el estado y
sus habitantes para desmontarlos al menos en parte: las informaciones que da
sobre la situación del aborto, los migrantes o la gente LGTB (con la
presentación de una peculiar Ley de Baños), todas en el capítulo 8 titulado Fabricantes
de salchichas o, finalmente, la curiosidad de saber que en Texas el
Parlamento se reúne 140 días cada dos años aunque, eso sí, en la sesión de 2017
“se promulgaron unas mil cien leyes nuevas” (bueno, claro, una da la potestad a
los texanos de llevar espada por la calle)
En el libro aparecen muchos personajes del mundo social y político. Algunos
bastante “peculiares” como es el caso de Rob Morrow, antiguo presidente del
Partido Republicano de un condado y candidato a gobernador del que Wright dice:
“Sus prioridades no habían cambiado desde que lo habían echado de su cargo
condal: “Me gustan las tetas grandes. Estoy a favor de la ricura mamaria. En
los últimos años he compartido en redes sociales más de quinientas fotos de
mujeres supertetudas e increíblemente atractivas”. Concluía así: “Estoy a favor
de celebrar concursos Miss Camiseta Mojada en El Álamo cada Cuatro de Julio. No
tengo más de decir.””
(Yo, obviamente, tampoco tengo nada que comentar).
Un libro entretenido unas veces, un
poco pesado otras, irritante en ocasiones por lo que se ve que son capaces de
decir y hacer algunos personajes, pero que en general merece la pena leer sobre
todo si como afirma Wright, Texas se convierte pronto en el estado que decide
la elección presidencial de candidatos demócratas debido al cambio que se está
produciendo en la composición de su población.
Lawrence Wright, Dios
salve a Texas. Viaje al futuro de Estados Unidos. Traducción Miguel Marqués
Muñoz.
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