Cuando parece que hay temas casi agotados, surgen
autores que son capaces de dar una visión más completa y compleja de la
habitual hasta ahora. Este es el caso de Géraldine Schawrz, una periodista y
realizadora de padre alemán y madre francesa que vive actualmente en Berlín.
Subtitula el libro en mi opinión de una forma un tanto engañosa porque, aunque
es cierto que trata en varios momentos de algunos componentes de su familia, el
libro está dedicado en su casi totalidad a analizar el comportamiento que
tuvieron las poblaciones de Alemania, en primer lugar, de Francia, en segundo,
y de Austria e Italia en forma más resumida, en los sucesos de la represión de
los judíos durante la Segunda Guerra Mundial y también en cómo lo vivieron, y
justificaron en algunos casos, una vez
terminada la guerra.
Dice José Álvarez Junco en el Epílogo:
“Lo esencial es su modélica actitud como
historiadora. Porque no escribe para reivindicar a sus antepasados como
víctimas, ni para denunciarlos como verdugos. Schwarz no quiere identificar
culpables, sino entender cómo funcionaba aquella sociedad, cómo fue posible
aquel horror. Su actitud no es condenatoria, sino “comprensiva” (en el sentido
de intentar comprender, no de minimizar culpas de nadie)". (p. 388)
Efectivamente, Schwarz realiza un gran análisis que,
además, presenta de forma clara y con una gran agilidad para la narración, pero
desde luego también se muestra enormemente crítica con muchas actitudes. Así,
por ejemplo en el siguiente fragmento:
“El desconocimiento del objetivo preciso de las
deportaciones de los judíos no redime a la mayoría del pueblo alemán de su
responsabilidad de haber dejado perseguir y saquear a sus vecinos, sus colegas
y los comerciantes de la calle, de haber participado a veces en ello y de haber
asistido sin protestar a las deportaciones.” (p. 203)
Asimismo critica duramente el parón que se hizo
enseguida en la política de desnazificación, parón que llevó al ingreso de
exnazis en el gobierno. Todo esto hablando de Alemania, pero también critica lo
sucedido en Francia. Un ejemplo:
“Después de la guerra, durante mucho tiempo, mi
madre, como la gran mayoría de sus compatriotas, se dejó engañar por la
historia oficial, que afirmaba que su país había resistido mayoritariamente a
los alemanes y se había liberado de su yugo a fuerza de combatir.” (p. 176)
Hasta ahora no he hecho mención a su familia entre
otras cosas porque, como decía al principio, creo que la utiliza más bien como
una excusa que le permite ir contando el resto. Su abuelo, que llegó a tener el
carnet del partido nazi, se aprovechó de una familia judía que tuvo que vender
su fábrica para irse de Alemania y su abuela denunció al socio para que tuviese
que irse al ejército y así librarse de él. Sus padres eran muy críticos con el
nazismo.
El libro lo ha dividido en 14 capítulos. En los 7
primeros se centra en Alemania sobre todo en la inmediata posguerra y es donde
aparecen más sus abuelos paternos. Por cierto, me han gustado especialmente
todos los datos que ofrece sobre las represalias de los aliados en los momentos
finales de la guerra y las destrucciones que ocasionaron. A continuación se
centra en Francia, momento que aprovecha también para contar algunos aspectos
de su vida en ese país y criticar la educación recibida. El capítulo 12 lo
dedica a la caída del Muro y a diferenciar lo sucedido en la RFA y la RDA. El
capítulo 13 lo titula irónicamente: Austria-Italia: arreglillos con el pasado.
Finalmente, en el 14 escribe sobre la actualidad con la llegada de inmigrantes y
el rebrote de los movimientos de extrema derecha en gran parte de Europa que, lógicamente, ve con mucha preocupación.
Creo que estamos ante un libro cuya lectura resulta
muy recomendable por los temas que trata, la visión tan completa y matizada que
ofrece y lo bien que está escrito. También es relevante que aunque, como he
dicho, la familia aparezca de una forma un tanto tangencial, sí resulta útil
para ver cómo se vivía y actuaba a un nivel más personal, es decir, lo que se
suele denominar como microhistoria. Yo ya lo he incluido en la lista de mis
mejores lecturas del año.
Hay una buena reseña de Jordi Corominas en
elconfidencial.com y una interesante entrevista de Marc Bassets con la autora
en elpais.com.
Géraldine Schwraz, Los amnésicos. Historia de una familia europea. Traducción Núria Viver Barrio.
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