Antes de empezar la narración el autor advierte:
“Los hechos y personajes de esta novela documental no son fruto de la imaginación del
autor. Por el contrario, todos y cada uno de los acontecimientos, personajes,
diálogos o discursos narrados aquí están documentados históricamente y/o
debidamente atestiguados por más de una fuente.”
Aparecen aquí las dos características que tiene esta
obra: por un lado estamos ante una novela documental en la que, por otro lado, se
deja muy poco espacio para la ficción propiamente dicha que se utiliza sobre
todo para enmarcar los distintos momentos. Yo me atrevería a decir que
realmente estamos ante un libro de historia en la línea de esa historia más
narrativa que se puso de moda hace ya bastante tiempo.
A pesar del título que preside esa gran M, el libro
no es, como he leído en algún lugar, ni
creo que lo pretenda, una biografía de Mussolini. En todo caso, sería más bien
una biografía de la infancia y juventud del fascismo antes de que la llegada al
poder lo convirtiera en otra cosa.
Cronológicamente abarca el período que va de marzo
de 1919 a enero de 1925, es decir, desde el momento inicial del movimiento
hasta poco más de un año después de llegar al poder. Está muy centrado en una
serie de localidades del norte de Italia: Milán, Bolonia y Ferrara
principalmente, además del Fiume en la primera parte. También se centra en una
serie de personajes como: Mussolini, Matteotti, Balbo, Bombacci, Arpinati,
Dùmini, más D’Annunzio también en la primera parte.
La narración avanza de forma cronológica sin que
haya ningún momento en el que se cuenten cosas sucedidas anteriormente más allá
de algún detalle de la ideología política del protagonista. Estamos, además,
ante un texto meramente descriptivo de hechos, personajes y situaciones. No hay
apenas valoraciones ni intentos de explicación de comportamientos aunque estos
resulten a veces algo chocantes. Del mismo Mussolini apenas se da información
de su vida personal aunque salga de vez en cuando su familia y también alguna
de sus amantes.
Al final de la mayoría de sus capítulos, que suelen
ser bastante cortos, Scurati deja constancia documental de algunas cosas que se
han narrado. Principalmente reproduce fragmentos de discursos y artículos de
Mussolini en el periódico Il Popolo
d’Italia.
Mencionaba hace un momento el carácter descriptivo
del texto algo que hace que fragmentos como el que reproduzco a continuación no
queden explicados:
“El movimiento fascista, mientras tanto, que había
nacido como antipartido, anticlerical, socialista, revolucionario, republicano,
se ha transformado en un partido conservador, monárquico, armado con su propio
ejército, aliado con la clase dirigente a la que los dos viejos compañeros de
lucha se opusieron juntos en su juventud.” (p. 440) (Los dos son Mussolini y Nenni).
Lo mismo pasa con la diferente composición social
del movimiento que cambia bastante en un corto período de tiempo y que Scurati
tampoco explica. Evidentemente, algo se puede intuir por los hechos que van
sucediéndose, pero no resulta fácil llegar a comprender el sentido profundo de
los cambios. Tampoco queda explicado el porqué del retroceso de los socialistas
en la calle que abandonan a los fascistas ya en 1920 cuando muy poco antes
estaban a punto de hacer la revolución y dominaban todo el norte. Todo esto no sería admisible en un libro de
historia propiamente dicho, pero sí hay que aceptarlo en un texto como el que
comento.
El libro tiene algo más de ochocientas páginas por
lo que resulta bastante exhaustivo en la información; quizá demasiado porque a
veces se hace algo reiterativo y lo que sucede no aporta un mayor conocimiento
sobre la evolución del proceso; este “defecto”, que se le puede achacar como
novela, no es tal si se trata sobre todo de contar la historia. Por eso creo
que es un libro recomendable principalmente para quienes están interesados en
la historia o incluso en la política y no tanto para los amantes de la mera
literatura.
Parece ser que ha sido un éxito de ventas en Italia
y no solo entre gente a la que no le gusta el fascismo. Creo que el tratamiento
que hace Scurati de los primeros momentos del movimiento puede gustar a
seguidores actuales del mismo por lo que tiene de épica y de enfrentamiento a
la revolución como si de una película del oeste se tratara.
Para la gente de otra forma de pensar, como es mi
caso, el libro tiene muchos momentos interesantes e instructivos teniendo en
cuenta también cómo está hoy la situación en algunos lugares. Desde luego las
intervenciones y el papel de Matteotti son un buen ejemplo de esos momentos, en
particular una intervención en el parlamento sobre la violencia.
Hay una buena entrevista de Paula Corroto con el
autor en elconfidencial.com.
Nota: Me ha llamado la atención el uso por parte del
traductor de una serie de términos, más de veinte, no demasiado habituales al menos en la
actualidad como puedan ser: redingote, manípulo, deturpado, posprandia,
marcescente, pedrejón, prolapso, clangores, hocinos…
Como lector asiduo no me suele suceder algo así.
Puede aparecer a veces alguno, pero desde luego nunca me ha sucedido en esta
cantidad.
Antonio Scurati, M.
El hijo del siglo. Traducción Carlos Gumpert.
Lo acabo de terminar y me ha gustado muchísimo esa combinación de ensayo y narrativa además de descubrirme episodios como el de Fiume y personajes (que solo Italia puede parir) como D'Annunzio, Balbo, Bombacci, Mateotti o el propio Mussolini. Cuando dices "el libro tiene muchos momentos instructivos teniendo en cuenta còmo está la situación en algunos lugares ¿te refieres también a ESTE LUGAR? Un abrazo, maestro
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado porque con el tocho que es... Gracias por poner un comentario en el blog, no pasa casi nunca y se agradece. Creo que, efectivamente, se pueden aprender cosas del libro aunque no termina de quedar claro cuáles fueron las razones de tan rápida expansión. De todas formas, defiendo que VOX no es un partido fascista aunque tenga algunos comportamientos que lo son y muchos de sus seguidores también. Es aún peor porque es tan neoliberal que deja a la gente a su albur. En fin, un tema lago.
ResponderEliminar