No se me ocurre mejor manera de comenzar el
comentario que con este fragmento con el que inicia su interesante entrevista
con la autora en el país.com Berna González Harbour:
“Digamos primero lo que no es esta novela: no es una
innovación de estilo, no juega con tiempos ni personajes, no salta hacia la
complejidad narrativa ni esperen de ella que inaugure una vanguardia literaria,
no. Leer a Parinoush Saniee es como leer una plácida novela británica de hace
un siglo —de toda la vida, en fin— sin adornos, sin recargos, sin trucos ni
sobresaltos trepidantes, más allá de las magulladuras que te van contagiando
los personajes heridos. Que son grandes.”
Es una novela a la vieja usanza, es
decir, se trata de contar una historia sin más, pero también sin menos,
pretensiones. Eso sí, la historia que cuenta Saniee tiene una gran potencia y
unos personajes perfectamente construidos y desarrollados.
(En interesante anotar antes de
continuar que Saniee es realmente una socióloga que ha dedicado mucho tiempo a
hacer investigaciones sobre la generación de las mujeres que vivieron la
Revolución durante su adolescencia.)
El libro narra en primera persona y
desde la infancia la historia de Masumeh, una mujer que nació y vivió en Qum,
ciudad que es el centro del chiísmo iraní, hasta que su familia -compuesta por
sus padres, tres hermanos y una hermana-,
se trasladó a Teherán donde pronto la casarán con un joven, Hamid, al
que no conoce y con el que tendrá tres hijos.
La primera mitad del libro sucede
antes de la revolución que llevó al poder al imán Jomeini. En esta parte el
protagonismo además de Masumeh lo tiene su marido. Este es miembro de un grupo
comunista por lo que terminará en la cárcel hasta ser liberado con la
revolución. También tienen un papel importante sus dos hermanos mayores por su
religiosidad. En esta parte la autora aprovecha para establecer algunos debates
sobre las ideas comunistas de Hamid y las religiosas de sus hermanos. También
muestra muy bien cuál es la situación de la mujer durante ese periodo que, por
cierto, no cambiará a mejor precisamente tras el cambio de régimen.
En la segunda parte son los hijos
los que asumen un mayor protagonismo. El mayor terminará exiliado en Alemania
tras ser detenido por acercarse al movimiento de los muyaidines y el segundo,
que no es admitido en la universidad por ser hijo de un represaliado, será
combatiente en la guerra con Iraq, desaparecido y cuando vuelve, una vez
terminado el conflicto, sí le admitirán por excombatiente.
He contado más de lo que suele ser
habitual en mis comentarios sobre libros para ilustra mi idea principal:
estamos ante un texto que cuenta la vida de una familia, pero que, al mismo
tiempo, está contando la historia de Irán y cómo lo que sucede en el país
influye en lo que les pasa a los miembros de esa familia.
Un aspecto muy importante, y es
lógico por lo que comentaba al principio de las investigaciones de la autora,
es lo que se cuenta sobre la situación de la mujer. A propósito de esto, hay un
fragmento muy al final del libro que creo que resume muy bien no solo esa
situación, sino también la evolución del país:
¿Sabes cuántas veces tuve que cambiar el modo de
taparme, según lo que los hombres consideraban adecuado? En Qum llevaba el
chador; en Teherán, pañuelo de cabeza; cuando me casé con tu padre, él no quiso
que llevara ningún tipo de hiyab;
luego llegó la revolución y tuve que llevar túnica larga y pañuelo en la
cabeza; y después querías casarte con la señorita Ladan y pretendías que me
vistiera a la última moda. Entonces no te habría importado que hubiera lucido
un vestido escotado, pero ahora que quieres casarte con la hija de tu jefe,
¡debo ponerme chador!” (p. 393)
Como decía antes, los personajes de esta novela
están muy conseguidos sobre todo el de la protagonista, una mujer de gran
entereza que es capaz de enfrentarse a situaciones muy duras y discutir con su
marido, sus hermanos y sus hijos. Con el primero por sus ideas comunistas y con
los otros por su religiosidad exagerada ya que ella, siendo una persona
religiosa, rechaza la exacerbación del islam por parte de algunos. (Esto se puede
apreciar claramente en el fragmento que acabo de reproducir).
Su postura se puede entender muy bien a partir de estas
frases que le dirige a uno de sus hijos:
“La ideología pura es una trampa; te convertirá en
una persona con prejuicios, impedirá que te formes tu propio criterio y tus
propias opiniones, y te hará tendencioso. Y al final te convertirá en un
fanático.” (p. 369)
Un libro muy recomendable especialmente para quienes
disfrutan cuando les cuentan una buena historia y cuando los personajes que en
ella aparecen son de carne y hueso, con sus aciertos y sus errores, con sus
flaquezas y sus fortalezas. Además, ayuda a conocer bastante bien la evolución
de Irán.
Desde luego un libro que logra que el lector se
abstraiga del momento tan complicado que se está viviendo con el avance imparable
de la epidemia del covid-19
El libro, advierte la editorial, está traducido del
inglés por lo que supongo que el original está escrito en persa. De hecho hay
varios términos que no se han traducido de esa lengua y no siempre se sabe de
qué se trata, por lo que hubiera sido útil una nota a pie de página por parte
de la traductora.
Parinoush Saniee, El libro de mi destino. Traducción Gemma Rovira Ortega.
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