El libro empieza con
el principal protagonista, Max Balkan, recorriendo las casas de sus amigos para
recordarles que tienen que acudir al funeral del Blenholt. Conocemos así a los
diferentes personajes: Max, alguien que sueña con ganar un millón con alguno de
sus inventos, el último hacer zumo de cebolla y envasarlo para evitar las
molestias que causa en la cocina su preparación; Munves, un etimologista
aficionado que busca el origen de palabras bastante absurdas; Coblenz,
borrachín que se dedica a apostar en las carreras y que, al final, es el único
capaz de obtener algo de dinero. A estos hay que añadir los padres y la hermana
de Max, su novia, un grupo de niños del edificio dispuestos s hacer todo tipo
de travesuras, la portera, etc.
Un peculiar grupo
humano que vive en el barrio de Williamsburg en 1935, barrio ocupado en gran
parte por judíos de procedencia centroeuropea. Con estos mimbres Fuchs escribe
una novela tremendamente irregular en la que junto a capítulos muy buenos,
sobre todo aquellos en los que el protagonismo lo tiene la familia Balkan, hay
otros que se leen pasando un poco por encima. No sé si tendrá algo que ver el
hecho de que el autor era muy joven cuando escribió el libro, aunque no lo creo
porque no era el primero que escribía ya que es el segundo de una trilogía
dedicada a la comunidad judía de Brooklyn.
También es difícil
seguir, a pesar del esfuerzo hecho por el traductor con sus notas, la mayoría
de las muchas referencias que se hacen al cine y la música del momento.
Eso sí, tiene rasgos
de sentido del humor, un buen reflejo de parte de ese mundo de gente bastante
pobre y con un incierto futuro (no hay que olvidar que se está empezando a
salir de la Gran Depresión), un capítulo magnífico dedicado a relatar el
funeral y un fragmento final realmente espléndido en el que el autor deja una
buena síntesis de sus ideas.
Reproduzco dos
fragmentos para dejar constancia, por un lado, del tipo de lugar en el que se
desarrolla la acción y, por otro, de la máxima aspiración del padre de Max, uno
de los personajes mejor retratados en la novela:
“No quiero ser como
los demás. Es sombrío, sucio, pequeño e incómodo. Este tipo de casa, los pisos
oscuros y sucios, los vecindarios chabacanos con los cubos de basura, la gente
chillando en los patios y los niños peleando en los pasillos.” (p. 207)
“(…) su irónica
sabiduría le había enseñado mucho antes que en este mundo a menudo el placer es
solo la negación del dolor. Cerrar los ojos y los oídos, enterrarse detrás de
un periódico, supervisar las llamadas de teléfono, esconderse en el baño cuando
se montaba escándalo en casa… eso era la comodidad y la alegría, solo eso. “(p.
212)
En resumen, un texto
muy irregular que me resulta difícil recomendar como sí lo he hecho con otros
de una editorial que está publicando libros realmente buenos y originales.
Daniel Fuchs, Tributo a Blenholt. Traducción Enrique
Maldonado Roldán
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