Este libro obtuvo el
1º Premio Anagrama de Crónica Sergio González Rodríguez otorgado por un jurado
en el que estaban, entre otros, nada menos que Martín Caparrós y Leila
Guerriero, dos periodistas argentinos que están entre los mejores cronistas en
lengua castellana y de los que hay bastantes entradas en este blog comentando
la gran mayoría de sus libros.
Con esto quiero
subrayar que el libro tiene que tener necesariamente algo y, efectivamente, así
es. El autor ha sabido conjugar muy bien tres elementos: la información con
datos sobre distintos aspectos de la
sociedad de Bahréin, entrevistas con algunos personajes relevantes y, sobre
todo, con gente de la calle y, finalmente, su propia peripecia personal para
mostrar algunos aspectos del funcionamiento de ese país. Además, y creo que
esto caracteriza muy bien el libro, lo hace mezclando todo en cada capítulo de
tal manera que va narrando las cosas sin que, al menos aparentemente, haya una
sistematización fijada de antemano.
Sánchez pasó dos años
en Bahréin porque a su entonces novia, luego esposa, Carla la trasladó su
empresa a ese país. Aprovechó ese tiempo para conocer el país y preparar el
contenido de este libro que, según dice al final, unos amigos le animaron a
presentar a este premio.
En el libro podemos
encontrar temas tan variados como: una descripción de Bahréin, los problemas
que supone la búsqueda de vivienda (esa dacha que da título al libro), el trato
que se da a los chiíes en una país en el que siendo mayoría gobierna la minoría
suní, las diferentes lenguas que se hablan, los problemas de las mujeres, el
denigrante trato que reciben muchos de los emigrantes asiáticos próximo a la
esclavitud, los problemas burocráticos para una boda (la suya en este caso),
las referencias que hace en diferentes momentos a la primavera árabe que se
produjo en febrero de 2011 y la gran represión que hubo por parte del gobierno
que, de alguna manera, continúa todavía sobre los chiíes. Estos son algunos
ejemplos de los muchos aspectos y temas interesantes que se tratan en el libro.
El Bahréin que
Sánchez refleja es un caso curioso de país árabe y musulmán que, aunque ha
hecho algunas reformas, sigue siendo en lo fundamental la dictadura, y casi podríamos
decir la propiedad, de una familia. Sobre las reformas llevadas a cabo es
interesante lo que se dice en el siguiente fragmento al explicar los viajes de
fin de semana de los saudíes (Arabia Saudí está unida por un puente a la isla
de Bahréin):
“En Barhéin pueden
hacer cosas prohibidas en casa: pasear sin habaya ni hiyab, ir al cine, comer
en familia en una terraza al aire libre, hacer un pícnic en un parque sin
separación de sexos, beber alcohol. El lado sórdido de estas escapadas son los
frecuentes episodios de abuso y maltrato a las prostitutas.” (p. 53)
En un libro de estas
características he echado de menos alguna foto y, desde luego, un pequeño mapa
para situar algunos de los lugares que se mencionan máxime teniendo en cuenta
que, como dice el autor, Bahréin tiene el tamaño de la isla de Menorca.
En fin un texto que
se lee con gusto, que ayuda a comprender mejor un mundo del que llegan noticias
muy fragmentarias y del que el mejor elogio que puedo hacer es que me he
quedado con ganas de otras doscientas páginas.
Habrá que estar
atentos a la obra de este periodista que, por cierto, también es cofundador de
la editorial Libros del K.O.
Hay una interesante
reseña de Rosa Marqués en traveler.es.
Emilio Sánchez
Mediavilla, Una dacha en el Golfo.
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