miércoles, 30 de septiembre de 2020

Un tema inagotable



 

Una vez más se comprueba que el tema de la represión nazi, ya sea en los campos de concentración o en los de exterminio, no tiene límite ni punto final. En este caso se trata de una militante francesa de la resistencia que fue detenida y luego trasladada a Auschwitz junto con otras 230 mujeres de las que solo sobrevivieron 49.

Delbo, una vez liberada después de más de dos años en cautividad, estuvo recuperándose en un sanatorio en Suiza donde escribió los textos que dedicó a su experiencia en el campo de concentración. La obra consiste en una trilogía, Auschwitz y después, de las que en esta edición se publican los dos primeros textos: el que da título al libro y Un conocimiento inútil que constituye la segunda parte del libro.

Hay que decir también que el libro en su edición original francesa no se publicó hasta 1970.

En él se recogen las experiencias de la autora, pero también la de otras mujeres que a veces aparecen con su nombre y otras veces simplemente con su historia.

Las dos partes de esta edición tienen unos contenidos algo diferentes. En la primera, Ninguno de nosotros volverá, la autora narra fundamentalmente la vida cotidiana en el campo y por eso aparecen de forma recurrente temas como: el frío, la sed, el fango y el olor. Mención especial merece el relato “Calle de la llegada, calle de la partida” con el que se inicia el libro y que es de lo mejor que he leído nunca sobre el tema de la llegada a los campos. Esta primera parte, o primer libro, me ha recordado en varios momentos a la forma de contar de Primo Levi. Sin embargo, en la segunda, Un conocimiento inútil, encuentro más el eco de la narrativa de Shalámov, en sus relatos sobre los campos de Kolimá, porque se centran más en algunas personas o hechos como pueden ser la cena de Nochebuena o una representación teatral. Los relatos finales se dedican a la liberación y la llegada a Berlín.

Sobre el libro dice su editora María Bohigas:

"La ambición literaria no era menor, Delbo quiso hacer una obra literaria, no testimonial. Ella no quería hacer un trabajo periodístico, sino literario". (Recogido en lavanguardia.com)

Creo que lo consiguió aunque también que algunos relatos son un reflejo tremendamente realista de los hechos en los que, además, no se ahorra ninguna nota de la crudeza con que actuaban los y las vigilantes.

El siguiente fragmento puede ejemplificar bien ese carácter literario, al mismo tiempo que es también  un buen resumen de la situación que se vivía:


 "Cuando el silbato silba al despertar hay una pesadilla que se paraliza, otra pesadilla que comienza

  hay apenas un instante de lucidez entre ambas, en el que escuchamos los latidos de nuestro corazón para averiguar si tiene fuerza para latir aún mucho tiempo

  mucho tiempo significa días porque nuestro corazón no puede contar en semanas ni en meses, contamos en días y cada día cuenta mil agonías y mil eternidades.” (p. 83-84)

 

Finalmente, reproduzco otros dos fragmentos que, aunque parezcan algo contradictorios entre sí, reflejan muy bien los aspectos psicológicos de un internamiento de esas características.

 

“Hablar era hacer planes para el regreso, porque creer en el regreso era una manera de forzar la suerte. Las que habían dejado de creer en el regreso estaban muertas. Había que creer, creer a pesar de todo, contra todo, dar verosimilitud a ese regreso, realidad y color, planeándolo, materializándolo en todos su detalles.” (p. 141)

 

“Diréis que al ser humano puede arrebatársele todo salvo la facultad de pensar e imaginar. No sabéis nada. Se puede convertir a un ser humano en un esqueleto que gorgorea diarrea, quitarle el tiempo para pensar, la fuerza para pensar. Lo imaginario es el primer lujo del cuerpo que recibe suficiente alimento, goza de una franja de tiempo libre, dispone de rudimentos para fabricar sus sueños. En Auschwitz no se soñaba, se deliraba.” (p. 230)

 

Por todo lo dicho, estamos ante otro interesante texto sobre los campos que aunque sin aportar informaciones que no se conozcan las trata de una forma magnífica y contribuye a conocer mejor algunos aspectos de esa triste historia.

Hay una reseña muy buena y muy completa de GustauNerín en elnacional.cat.

 

Charlotte Delbo, Ninguno de nosotros volverá. Traducción Regina López Muñoz.

 


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