Si he que guiarme por La sospecha, tengo que reconocer que no me he perdido gran cosa con
este desconocimiento.
La trama de la novela es bien simple: un comisario
de policía está convaleciente en un hospital en 1948 tras una operación;
leyendo una revista Life de 1945 ve una foto en la que, al
comentarla con el médico que le atiende, sospechan que quien en ella aparece es un médico alemán
que hacía experimentos operando a los prisioneros de un campo de concentración
sin anestesia. A partir de ahí, en la primera parte de las dos en que divide el
libro, ambos se dedican con la ayuda de un periodista a buscar la confirmación
de la sospecha. Luego, en la segunda parte, el comisario ya restablecido acude
a la clínica en la que trabaja en la actualidad el médico.
Como se ve no es algo especialmente apasionante,
pero es que, además, el desarrollo lo hace a través de diálogos en los que
muchas veces las intervenciones se desarrollan a lo largo de dos o más páginas
sin que, en muchos casos, se justifique ni se sepa muy bien lo que pretende
transmitir el autor.
Es cierto que en la segunda parte hay ciertos
momentos en que el lector se llega a interesar por cómo se resolverá el asunto
pero, otra vez, resulta bastante frustrante porque es una resolución bastante
inverosímil.
Por completar la visión de la novela queda decir
algo de sus protagonistas. Con esa trama no es fácil que sean muy interesantes.
Sí que hay alguno, como una doctora que ha pasado por la experiencia nazi y
comunista, que podría haber dado más juego lo mismo que el médico alemán, pero
todos quedan en poco más que un estereotipo a pesar de sus largas parrafadas.
También hay dos que tienen mucha importancia en la resolución de la trama y que
resultan particularmente estrafalarios.
En fin, un libro que se lee rápidamente, tiene algo
más de 200 páginas con letra grande, pero que deja bastante frío por más que
hable de nazis, campos de concentración y mala praxis médica.
Un detalle que me ha gustado de la edición es que,
aunque se ha mantenido la traducción que se hizo en 1996, se ha actualizado el
uso de la tilde según la normativa actual.
Para una mayor y mejor información recomiendo la
buena reseña de Oriol en unlibroaldia.blogspot.com.
Friedrich Dürrenmatt, La sospecha. Traducción Juan José del Solar.
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