A pesar de que ya se han
publicado varios libros de Zambra tengo que decir que no le conocía seguramente
porque no suelo prestar mucha atención a la colección Narrativas hispánicas de la editorial Anagrama. Otro error del que,
por lo que estoy viendo, me debo arrepentir de vez en cuando.
Parece ser que esta es la
novela más extensa del autor ya que tiene 421 páginas y él suele escribir
novelas más cortas. No obstante creo que no le sobra nada.
La obra se divide en cuatro
partes bastante diferenciadas. En la primera, la más reducida, se plantea la
relación entre dos de los protagonistas Clara y Gonzalo, jóvenes novios que
pronto se separarán. En la segunda, se encuentran después de unos años y Clara
tiene un hijo, Vicente, que será el hijastro de Gonzalo que ahora es un
aspirante a poeta. En la tercera, Gonzalo se ha ido becado a Nueva York y
Vicente, el protagonista único de esta parte, se inicia en la poesía, se relaciona
con varios poetas y conoce a una norteamericana, Pru, que quiere escribir una
artículo sobre la poesía en Chile. Finalmente, en la cuarta y para mí la mejor
del libro, Gonzalo vuelve a Chile y se restablece la relación con Vicente.
Así contado podría parecer
que son temas no demasiado atractivos, pero el tratamiento que les da Zambra,
en el que tiene mucho que ver su sentido del humor y su gran manejo del idioma,
los hace no solo interesantes sino capaces de lograr una lectura enormemente
gratificante.
En la tercera parte
destacaría la alternancia que va haciendo de las diferentes historias y el uso
de los recuerdos, todo ello de una forma magistral que ayuda a comprender a los
personajes y a conocerlos un poco mejor. Al mismo tiempo, también en esta parte
hay varios momentos en los que por mi absoluto desconocimiento de la poesía
chilena, que no pasa de los dos o tres nombres más conocidos, me pierdo muchas
de las cosas que se cuentan a partir de las entrevistas que hace Pru para la
elaboración de su artículo. En la cuarta, por el contrario, todo lo que se
narra sobre la relación entre padrastro e hijastro me ha resultado muy
sugerente y me ha servido incluso para ciertos análisis y reflexiones.
Dice Nadal Suau en su reseña
en elcultural.com:
“(…) es un narrador
amigo, consciente de que sus personajes no hacen nada muy distinto de lo que
hacemos todos: se enamoran o al
menos se convencen de estar enamorados, se traicionan casi sin desearlo, son
cretinos o encantadores de un modo que no cabe generalizar del todo, fracasan
inevitablemente en algún parámetro o en muchos, tienen sexo bueno o malo…
En ocasiones, asistimos a
los momentos importantes de sus vidas, pero otros muchos se nos cuentan de
pasada”. (Subrayados en el original.)
Creo que en estas palabras
se resume muy bien una de las grandes virtudes del libro porque, efectivamente,
hacen cosas muy parecidas a las que hacemos todos (con la salvedad, quizá, de
que escriben poesía lo que a lo mejor casi todos hemos hecho alguna vez, pero
también hemos abandonado enseguida).
Un libro muy recomendable.
Estuvo en una de esas listas que se hacen al final del año como uno de los
mejores de 2020 creo que de forma muy merecida. A mí me motiva, además, para
conocer algo más de la obra de Zambra.
Otra buena reseña es la de
Carlos Pardo en elpais.com.
Alejandro Zambra, Poeta chileno.
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