domingo, 21 de marzo de 2021

Buen descubrimiento chileno

A pesar de que ya se han publicado varios libros de Zambra tengo que decir que no le conocía seguramente porque no suelo prestar mucha atención a la colección Narrativas hispánicas de la editorial Anagrama. Otro error del que, por lo que estoy viendo, me debo arrepentir de vez en cuando.

Parece ser que esta es la novela más extensa del autor ya que tiene 421 páginas y él suele escribir novelas más cortas. No obstante creo que no le sobra nada.

La obra se divide en cuatro partes bastante diferenciadas. En la primera, la más reducida, se plantea la relación entre dos de los protagonistas Clara y Gonzalo, jóvenes novios que pronto se separarán. En la segunda, se encuentran después de unos años y Clara tiene un hijo, Vicente, que será el hijastro de Gonzalo que ahora es un aspirante a poeta. En la tercera, Gonzalo se ha ido becado a Nueva York y Vicente, el protagonista único de esta parte, se inicia en la poesía, se relaciona con varios poetas y conoce a una norteamericana, Pru, que quiere escribir una artículo sobre la poesía en Chile. Finalmente, en la cuarta y para mí la mejor del libro, Gonzalo vuelve a Chile y se restablece la relación con Vicente.

Así contado podría parecer que son temas no demasiado atractivos, pero el tratamiento que les da Zambra, en el que tiene mucho que ver su sentido del humor y su gran manejo del idioma, los hace no solo interesantes sino capaces de lograr una lectura enormemente gratificante.

En la tercera parte destacaría la alternancia que va haciendo de las diferentes historias y el uso de los recuerdos, todo ello de una forma magistral que ayuda a comprender a los personajes y a conocerlos un poco mejor. Al mismo tiempo, también en esta parte hay varios momentos en los que por mi absoluto desconocimiento de la poesía chilena, que no pasa de los dos o tres nombres más conocidos, me pierdo muchas de las cosas que se cuentan a partir de las entrevistas que hace Pru para la elaboración de su artículo. En la cuarta, por el contrario, todo lo que se narra sobre la relación entre padrastro e hijastro me ha resultado muy sugerente y me ha servido incluso para ciertos análisis y reflexiones.

Dice Nadal Suau en su reseña en elcultural.com:

“(…) es un narrador amigo, consciente de que sus personajes no hacen nada muy distinto de lo que hacemos todos: se enamoran o al menos se convencen de estar enamorados, se traicionan casi sin desearlo, son cretinos o encantadores de un modo que no cabe generalizar del todo, fracasan inevitablemente en algún parámetro o en muchos, tienen sexo bueno o malo…

En ocasiones, asistimos a los momentos importantes de sus vidas, pero otros muchos se nos cuentan de pasada”. (Subrayados en el original.)

Creo que en estas palabras se resume muy bien una de las grandes virtudes del libro porque, efectivamente, hacen cosas muy parecidas a las que hacemos todos (con la salvedad, quizá, de que escriben poesía lo que a lo mejor casi todos hemos hecho alguna vez, pero también hemos abandonado enseguida).

Un libro muy recomendable. Estuvo en una de esas listas que se hacen al final del año como uno de los mejores de 2020 creo que de forma muy merecida. A mí me motiva, además, para conocer algo más de la obra de Zambra.

Otra buena reseña es la de Carlos Pardo en elpais.com.

Alejandro Zambra, Poeta chileno.

 

 



 

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