Segunda entrega de los relatos de
este estupendo escritor australiano. Hace un par de meses comenté la primera que
me sorprendió muy favorablemente por lo divertidos que eran y lo bien escritos que estaban. Sobre esta segunda entrega no puedo sino repetir lo mismo. También
están escritos en primera persona y con el autor como protagonista dando la
imagen de que todo le hubiera sucedido realmente a él, algo que le da mucho
juego a la hora de hacer reír al lector en la medida en que se ríe de sí mismo.
Componen esta edición 14 relatos
con gran presencia de animales típicos de la fauna australiana como: koalas,
wonbats, serpientes, cocodrilos, quokkas, canguros, cerdos,…que en su mayoría
ya aparecían en los anteriores relatos y que llegan a tener a veces
comportamientos casi humanos. Asimismo, y quizá con mayor protagonismo que en
los anteriores, hay una fuerte presencia de los hombres típicos de algunas
regiones de Australia, el Outback sobre todo, por los que da la impresión de que el autor
sentía un gran afecto y también alguna idea crítica, como se puede apreciar en
el siguiente fragmento:
“Capturar cerdos salvajes era la
profesión de Les Murphy cuando le conocí. Se encontraba sentado en la barra de
uno de los deprimentes pubs de Wilcannia, y sorbía cerveza con la fuerte
concentración y la total ausencia de alegría que caracterizan al bebedor del Outback. Formaba parte de una fiesta
compuesta por seis o siete hombres de semblante parecido, eso es, abúlicos,
embotados y más bien sucios”. (p. 59)
También hay buenos ejemplos de esa
especie de “humanización” de los animales como en esta descripción que hace del
quokka:
“Tiene una cara mezquina y viciosa, y unos
ojos pequeños, malvados y faltos de compasión”. (p. 71)
Prácticamente en todos los relatos
hay motivos para la diversión y en algunos incluso para la carcajada. Yo me lo
ha pasado bien con todos aunque reconozco que hay dos que me ha parecido que
merecen ser destacados: El quokka asesino
y ¿Alguien quiere una granada de mano?
Me felicito de que aún me queda la
tercera entrega de estos relatos. Haciendo memoria de lecturas que me hayan
hecho reír tanto tengo que remontarme a algunos libros de Tom Sharpe de hace ya
muchos años.
La edición incluye unas
ilustraciones muy buenas del traductor que en algunos casos son casi un relato
en sí mismas y que siempre son un magnífico complemento del texto.
Kenneth Cook, El lagarto astronauta. Traducción Güido Sender Montes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario