La lástima es que está
publicado por una editorial de Gijón que tiene el mérito de ponerlo a nuestro
alcance pero que, al mismo tiempo, no tiene una gran distribución. De hecho a
mí me costó bastante conseguirlo.
Batalla es licenciado en
Historia “pero ha venido desempeñándose como periodista y corrector de estilo”
tal y como se dice en la solapa del libro. Lo comento porque ambos aspectos de
su formación y trabajo se notan en el texto. Por un lado, profundiza mucho, a
veces incluso demasiado, en algunos temas históricos contraponiendo hechos a
algunas afirmaciones de “aficionados” que pontifican sobre ellos y, por otro
lado, escribe de forma clara, con un buen uso del lenguaje y con la fluidez
suficiente para hacer que el libro se lea con gusto.
Creo que en estos dos
fragmentos del Exordio inicial están las claves del porqué del libro:
“Las naciones existen
ciertamente y con vigor, como bien saben en Belfast o Sarajevo, pero solo en la
medida en que nos las han contado y nos las hemos creído”.(p. 23)
“En fechas más recientes, en
la historiografía sobre nacionalismo, de la nación ya interesa menos el qué (y/o cuándo) es una nación que el cómo
es vivida, el discurso de nación de
las élites políticas y culturales cede paso al de la experiencia de la gente
corriente…”. (p. 24)
De ahí se deduce que lo
importante es por una parte el relato (dichoso término tan de moda en todo) que
se hace y, por otra, llegar a la experiencia, es decir, al sentimiento de la
gente.
A partir de estas ideas
Batalla dedica las más de 400 páginas del libro a describir, con ejemplos de
todo tipo, y analizar cómo se está fomentando modernamente el nacionalismo
español desde un variado y amplio conjunto de instituciones, medios de
comunicación, editoriales, partidos políticos, intelectuales, etc. También menciona
como desencadenantes dos momentos clave para que ese fomento se acentúe y generalice
que son: el triunfo en el mundial de fútbol de Sudáfrica de 2010 y luego en dos Eurocopas, y el proceso
soberanista catalán.
El autor ha dividido el
libro en siete grandes apartados que
centra principal aunque no exclusivamente en un tipo de temas. Así: el fútbol y
la prensa deportiva; la pintura histórica con la figura de Ferrer Dalmau a la
cabeza; la aportación de algunos intelectuales con Gustavo Bueno como principal
protagonista; la eclosión y el éxito de ventas de los libros sobre el Imperio
para “combatir” la Leyenda Negra, aquí lógicamente aparece la figura de Elvira Roca; el gran desarrollo y también
éxito de ventas de la novela histórica con multitud de nombres más o menos
conocidos; las series de televisión y la gastronomía; y, finalmente, las banderas
aquí con unas espléndidas páginas dedicadas al rojipardismo.
Como se puede apreciar, es un
abanico que abarca prácticamente todos los aspectos en los que se puede
desarrollar y transmitir la idea, y sobre todo el sentimiento, nacionalista
español.
Además, Batalla aun centrado
en este nacionalismo en varias ocasiones aprovecha y habla también de otros y
de otros momentos de la historia para contextualizar mejor lo que está
contando.
De un libro así todo se
aprovecha incluso aquello que se conoce algo mejor. En mi caso tengo que decir
que me ha sorprendido la cantidad de libros dedicados a la novela histórica que se publican.
Como asiduo visitante de librerías, seguramente por el tipo de las que visito,
desconocía que pudiera haber tal cantidad. Desde otro punto de vista me ha
encantado el palo que da a la generación de la Transición (a pesar de que formo
parte de ella o, quizá, precisamente por eso) y el magnífico cierre del libro
con el epígrafe dedicado a “La izquierda
Viriato”.
Un libro en el que critica a
Pérez Reverte, se habla del gol de Iniesta, se ejemplifica con anuncios como el
de los Conguitos o uno de Campofrío o en el que se defiende la paella de
chorizo tiene que ser siempre un libro que despierte el interés.
Además, el autor demuestra
con creces que conoce los temas que trata, que los ha estudiado y trabajado y,
como ya he comentado, que sabe contarlos muy bien.
Quisiera cerrar este
comentario con una cita de uno de los historiadores que más me han enseñado desde
hace muchísimos años, Eric Hobsbawm, cita que comparto plenamente:
“Lo que hace el deporte
–escribía- “un medio tan singularmente eficaz para inculcar sentimientos
nacionales, en todo caso para los varones, es la facilidad con que hasta los
individuos menos políticos o públicos pueden identificarse con la nación tal
como la simbolizan personas jóvenes que hacen de modo estupendo lo que
prácticamente todo hombre quiere o ha querido hacer bien alguna vez en su
vida”. (p. 44)
Hay una completísima y muy
larga entrevista de Víctor Muiña Fano con el autor en lasoga.org en la que se
tratan muchos de los temas del libro con bastante profundidad.
Pablo Batalla Cueto, Los nuevos odres del nacionalismo español