lunes, 7 de febrero de 2022

Cierre de la obra de una vida


Leo a le Carré prácticamente desde que empezó a publicarse su obra en nuestro país y creo que no se me ha pasado ninguno de sus libros sin leer. En el blog están comentados los que ha ido publicando en los últimos años, pero, claro, no hay referencias a sus mejores libros que son bastante anteriores. No ha habido y sigue sin haber otro escritor que haya tratado el tema del espionaje con la intensidad, el conocimiento y la habilidad con la que lo ha hecho este autor. Sus tramas y las atmósferas que logra en sus libros son siempre magníficas y tienen todas su personal sello. Es difícil leer unas pocas páginas de cualquiera de sus libros y no detectar enseguida de quién es.

Este que hoy comento no es el último que escribió. Estaba prácticamente terminado en 2014 y después ha publicado otros. Sin embargo, no quiso publicarlo, al menos en vida, y dejó encargado a su hijo menor, tal y como este relata en el Epílogo, que a su muerte revisase el material que quedaba sin publicar y que decidiese qué hacer con él. Según su hijo, la hipótesis más probable de la no publicación en su momento se debe al respeto que tenía el padre por el Servicio secreto británico, un Servicio que aquí no sale muy bien parado.

No es cuestión de hablar mucho sobre el contenido del libro por el miedo a hacer spoiler. Quien tenga interés en conocerlo más puede acudir a la completísima reseña de JoséMaría Sánchez Pardo en totalnoir.wordpress.com o también a la de Berna GonzálezHarbour que incluye además una entrevista con el hijo que firma el epílogo.

Por mi parte solo decir que esta vez los protagonistas son todos británicos y los principales, además, miembros del Servicio secreto. Es decir, es una novela sobre alguno de los entresijos del espionaje británico.

Como suele suceder en los libros de le Carré hay muchos sobreentendidos en sus diálogos y, si no se está muy atento, se pueden perder informaciones importantes. De nuevo logra esa atmósfera tan peculiar de sus libros y esos personajes que es capaz de retratar tan bien con unos pocos rasgos.

Sin embargo, a pesar de que veo que ha gustado mucho a la crítica, a mí me ha defraudado un poco. Lo he leído casi de un tirón y me parece que, a pesar de lo que dice su hijo, es un libro que no debía de estar del todo terminado. Hay algunos momentos en que parece que lo que está escrito lo está como recordatorio para luego desarrollarlo más. Por otro lado, aunque le Carré siempre es un tanto complicado en este texto me ha parecido que lo es algo más de lo habitual. Al menos a mí me ha costado terminar de entender el comportamiento de alguno de los personajes.

Sea como sea, desde luego merece la pena leer este libro publicado póstumamente porque será la última posibilidad de leer algo nuevo del gran maestro del género y de uno de los escritores que más me ha hecho disfrutar a lo largo de los muchísimos años que ha durado su trayectoria.

 

John le Carré, Proyecto Silverview. Traducción Ramón Buenaventura.

 

 

 

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