Poco a poco voy completando la lectura de todo lo publicado
en nuestro país de este grandísimo escritor, de hecho lo puse en primer lugar en
la sección del blog dedicada a mis autores favoritos, un escritor que, además,
es capaz de demostrar su valía en géneros tan diferentes como el ensayo, la
biografía o la narrativa.
Me costó en su momento empezar a leer los libros que dedicó
a biografiar a personajes interesantes y bien diferentes. No es un género que
me llame mucho la atención, pero mi gusto cambió cuando leí el dedicado a Fouché y, sobre todo, tras la lectura de
la biografía de María Antonieta.
Zweig no se limita a la mera biografía, sino que da un verdadero cuadro de la
época y sabe sacar lo mejor y también lo peor de cada biografiado.
Hoy comento otra espléndida biografía que es también la de
un personaje que ha sido bastante discutido por el papel que jugó en su momento
histórico. Precisamente por esa discusión, Zweig deja ya clara en su
Introducción su posición ante el uso de los diversos materiales de que dispone:
Por eso, en el presente texto se ha observado de forma estricta el principio de no valorar todos aquellos testimonios que fueron obtenidos en el potro de tortura o mediante otra forma de miedo o coacción: quien realmente busque la verdad no puede aceptar como plenas y válidas aquellas confesiones obtenidas por la fuerza. Asimismo, los informes de espías y embajadores (que eran casi lo mismo en aquel tiempo) solo se han empleado con extrema cautela, y se ha puesto en duda de antemano cualquier escrito….”. (p. 9)
Basta este párrafo para darse cuenta de lo en serio que se
tomaba el autor la escritura sobre la vida de un personaje real.
A partir de ahí, y a lo largo de los 23 capítulos en los que
ha dividido el libro siguiendo un estricto orden cronológico, Zweig nos narra
la vida desde el momento en que se convierte en reina de Escocia a los seis
días de nacer hasta que termina siendo ajusticiada más de cuarenta años
después. En medio: reina también de Francia, dos esposos muertos, tres
matrimonios, momentos de amistad y otros de enfrentamiento con la reina de
Inglaterra (su prima Isabel) a cuyo trono aspiraba, discutida por unos sectores
de la nobleza escocesa y apoyada por otros, sustituida por su hijo Jacobo (VI)
en el trono escocés, acusada de participar en el asesinato de su segundo marido,
y un largo etcétera.
Una vida realmente muy “completa” y llena de momentos de
tensión.
Zweig nos introduce en la historia desde la primera página y
costará dejar la lectura hasta llegar a la página 414 en que finaliza la
aventura. Conozco pocos escritores con la capacidad narrativa de Zweig, una
capacidad que combina además con un lenguaje y una expresividad muy notables y,
sobre todo, muy característicos del autor. La historia va fluyendo sin prisa
pero sin pausa y el escritor nos va mostrando los diferentes vericuetos de los
conflictos que van surgiendo, así como la influencia en ellos de la
personalidad de los diferentes personajes. Si de la obra narrativa de Zweig se
ha dicho que se trata de “novela psicológica”, en esta biografía podemos
encontrar muy buenos ejemplos de esa forma de presentar y analizar a los personajes.
En este sentido, tanto en María como en Isabel, hay permanentes alusiones a su
carácter y a su forma de ser, y de ambas hace un retrato muy completo. Del
carácter de los conflictos da una idea el hecho de que Zweig mencione en varias
ocasiones que quizá pudieron servir de inspiración a Shakespeare para obras como Hamlet o
Macbeth.
Al tratarse de una biografía, lo principal son, lógicamente
las personas, pero también se obtiene una buena visión de toda una época. Así,
hay una magnífica descripción de las ideas de John Knox con su radicalismo
religioso o asistimos también a las
maniobras de los reyes de España (Felipe II) y Francia en el conflicto que enfrenta a las dos mujeres, sin olvidar
el papel, bastante indigno por cierto, de gran parte de la nobleza escocesa.
Zweig también aprovecha la historia para de vez en cuando dejarnos alguna reflexión personal como, por ejemplo, las siguientes:
“Pero la razón y la política raras veces transitan por los mismos caminos: quizá el dramatismo de la Historia Universal surja siempre de las posibilidades desperdiciadas”. (p. 55)
“Aquellos que dicen pelear por Dios siempre son los hombres menos pacíficos de este mundo; como creen oír el mensaje celestial están sordos a toda humanidad”. (p. 71)
“Pero ¿cuál es la tarea del político, más que construir en
situaciones delicadas pretextos y evasivas, hacer de algo nada y de nada algo?”
(p. 300)
En fin, un libro que merece mucho la pena porque aunque en principio no apetezca mucho el personaje, a mí no me interesaba especialmente, es tal la capacidad del autor que quedas atrapado desde el principio y al final te das cuenta de que has asistido a una historia realmente apasionante gracias a la magia de un grandísimo escritor. Por cierto, hay que decir también que se trata de una traducción muy buena.
Stefan Zweig, María
Estuardo. Traducción Carlos Fortea.
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