William, un setentón, es el primer marido de Lucy Barton, la
narradora de la historia. Tuvieron dos hijas que ya son mayores. A Lucy se le
acaba de morir su segundo marido y William está en trance de separarse de su
tercera mujer con la que ha tenido una hija que aún es pequeña. La madre de
William, Catherine, abandonó a su primer marido y a la hija que había tenido
con él para irse con un prisionero de guerra alemán que estaba recluido en el
estado de Maine, quien murió hace tiempo y que es el padre de William.
Con estos mimbres Strout construye una historia centrada en
la relación de amistad entre William y Lucy que te va atrapando poco a poco y
que resulta a veces conmovedora, a veces triste y siempre muy humana con lo que
esto tiene de celos, decepciones, amor, ternura, etc.
No conocía a esta autora a pesar de que hay varios libros
suyos en la biblioteca de casa. Este me lo acaban de regalar por mi cumpleaños y por
eso lo he leído aunque sin demasiadas expectativas, recuerdo que no soy desde
hace tiempo muy seguidor de la literatura estadounidense, pero quizá esa falta
de expectativas ha hecho que me gustase más.
Strout tiene una escritura muy fluida y va narrando desde el
presente con regresos de vez en cuando a lo que pasó antes, tanto en la
relación entre los protagonistas como con la madre de él. Además, va implicando
al lector con frases como: “Por favor, traten de entender esto” y otras
similares.
De alguna manera la sensación que he tenido a medida que iba
leyendo es que una amiga me estaba contando su historia tomándonos un café.
Creo que, exagerando un poco, podría aplicar a esta novela lo que dice el
crítico de cine Carlos Boyero sobre algunas películas: Me lo he pasado bien
viéndola, pero la olvido rápidamente cuando salgo del cine.
Hay una reseña en algunoslibrosbuenos.com en la que se da
información sobre los diferentes personajes.
Elizabeth Strout, Ay,
William. Traducción Catalina Martínez Muñoz.
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