Para la investigación, Delpierre trabajó alguna
temporada en casas de ricos, pero la base de la investigación son un conjunto
muy amplio de entrevistas con trabajadoras (sirvientas) y trabajadores
(sirvientes), así como con sus empleadores tanto aristócratas como
multimillonarios o milmillonarios.
Parte la autora de la siguiente idea:
“(…) mi investigación precisamente ha consistido en subrayar la complejidad de los mecanismos del servicio doméstico, de la dominación cercana, de la explotación dorada…”. (p 217)
Porque, efectivamente, el lector se va dando cuenta a
lo largo del libro de esa complejidad y de los diferentes aspectos que
intervienen en esa relación. De hecho, aunque la autora no lo menciona, he
tenido en más de un caso la sensación de que había lo que se conceptúa como
“síndrome de Estocolmo”. De hecho, hay una idea en algunos casos de “vivir en
el paraíso” por los sueldos, incentivos, regalos, viajes, médicos, vivienda,
etc., de que disponen. (Hay al final una larga cita de una sirvienta
sudafricana negra que es un verdadero alegato a favor de los patrones y denunciando
las pocas ganas de trabajar de sus compatriotas).
En esta línea de visión positiva, alguna opinión:
“Sin embargo, la insistencia con la que las sirvientas
idealizan su vida y su trayectoria resulta muy llamativa”. (p. 47)
Claro que también hay visiones diferentes:
"También les molesta que no las miren, que ignoren su sufrimiento, que no sepan de qué color tienen el pelo, los ojos o cuánto miden”. (p. 136)
Delpierre, de alguna manera tercia con fragmentos como el siguiente:
“Al afirmar que situaciones laborales violentas y en ocasiones ilegales – o al menos poco ventajosas- merecen la pena, las sirvientas subrayan de manera indirecta la miseria de una condición colectiva; la de las clases populares, la de las mujeres, la de los inmigrantes o las personas racializadas”. (p. 174)
O también con esta particular visión de los empleadores:
“Las grandes fortunas pretenden que sus empleadas sean apasionadas, que no sirvan por dinero, sino por placer y entrega”. (p. 198)
Todo esto no hace sino manifestar esa complejidad que
se mencionaba más arriba.
En definitiva, un libro muy interesante porque,
además, la autora reproduce bastantes fragmentos de las entrevistas con lo que
el lector puede incluso sacar sus propias conclusiones. Tango que decir que a
mí algunos casos me han provocado verdadera tristeza por el tipo de vida y la
anulación de la personalidad.
No quiero terminar el comentario sin dejar constancia
de una frase de la autora que me parece equivocada e injusta:
“Como es bien sabido, las tareas del hogar y de la
crianza recaen siempre en las mujeres”. (p. 88)
Ese siempre es la clave. Claro que es mayoritariamente
así, pero somos muchos los que hemos asumido otro papel en el hogar y en la
crianza. El mundo está cambiando en este tema aunque lo haga lentamente.
Hay una buena reseña de Sara Vicente en eldiario.es.
Alizée Delpierre, Servir a los ricos. Una mirada
crítica a la intimidad de la élite social y económica. Traducción Palmira
Feixas
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