Van siendo ya muchos los testimonios publicados sobre los campos de
concentración y el Holocausto, por ello es difícil encontrar aspectos novedosos
en los que se publican ahora. En este caso, el interés radicaría en la corta
edad, diez años, que tenía el
protagonista cuando estuvo prisionero. El problema, en mi opinión, es que el
texto lo escribe sesenta años después por lo que los recuerdos, como el propio
autor reconoce, están muy borrados y da la sensación de que algunas de las
cosas que cuenta las ha sacado de otras lecturas.
No obstante, el libro tiene un par de capítulos bastante interesantes. Por
un lado, el dedicado a la vida en el gueto de Kielce antes de ser trasladados a
Auschwitz y, por otra parte, todo lo relativo a la búsqueda emprendida por su
madre tras la guerra para encontrarle donde se dan informaciones que no había
conocido hasta ahora y que muestran el enorme descontrol que se produjo al
terminar la contienda.
Al lado de esto hay bastantes páginas dedicadas a contar parte de su vida
profesional que me parecen un tanto reiterativas y que rozan el autobombo (aquí
tengo que reconocer que seguramente el autor tiene razón al haber llegado tan
alto con una situación de partida tan difícil).
En resumen, se trata de un texto que puede resultar útil e interesante para
quienes no hayan leído demasiado sobre el tema, pero que es bastante
prescindible para quienes sí lo conozcan por otros testimonios más
interesantes. En todo caso siempre es bienvenida la edición de textos que testimonien el horror
al que puede llegar el ser humano.
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