Segunda novela que leo de Barrera. En este caso se
trata de la premiada con el XI Premio Tusquets de Novela por su, en palabras
del jurado, “absorbente ritmo narrativo” a la hora de reflejar “las angustias y
complicaciones de unas vidas condicionadas por la histeria y las tensiones de
un país pendiente de un líder carismático” (tomado de lo que pone la editorial
en la solapa del libro).
Efectivamente, si algo define este libro es ese
trepidante ritmo, así como el entrecruzamiento de una serie de historias que
terminan confluyendo de alguna manera. Como bien dice Ricardo Baixeras en El
Periódico: “La endiablada habilidad para ensamblar historias disímiles que
vienen a confluir en la apoteosis de un final brillantísimo es una muestra
evidente de que Barrera conoce los entresijos de una escritura hábil e
inteligente para la construcción de los diálogos y para dotar a la narración de
la velocidad que precisa la historia.”
Esta se desarrolla en el periodo de la enfermedad de
Hugo Chávez hasta su muerte y lo que realmente cuenta Barrera es cómo viven la
situación y qué posiciones adoptan hacia el chavismo diferentes personajes:
Miguel Sanabria, el principal protagonista, bastante moderado en su rechazo; su
esposa Beatriz, radical opositora; su hermano Antonio, chavista convencido y
cuyos debates con Miguel constituyen los momentos en los que el autor pretende
mostrar, y lo consigue bastante, las claves de los enfrentamientos políticos y
sociales en Venezuela.
La inseguridad, la fuerte polarización social y
económica, la presencia cubana, los problemas de la vivienda o la mitificación
de Chávez, son diferentes aspectos que van saliendo a lo largo de la historia
que, por cierto, tiene un hilo conductor realmente flojo en su interés aunque
eso no importe demasiado porque el interés del libro está en otra parte.
El autor pretende no tomar un partido claro porque a
pesar de fragmentos como los dos que pongo a continuación, hay también dos
momentos muy relevantes en los que personas de las clases populares muestran la
realidad social que desconoce totalmente
alguno de los protagonistas.
“Tal vez, el gran triunfo de Chávez consistía en
haber consolidado su voz como fundamento del poder, como eje de la sociedad.
Había creado el Estado parlante, que también era, además, un Estado eclesial.
Todos repetían las palabras del mesías. Era una estructura perfecta porque era
un ejercicio voluntario y jubiloso de sometimiento. No había preguntas sino
entusiasmo. Mucha fe. Chávez forever.” (p.89)
“El enfermo era cada vez menos enfermo y más imagen
sin cuerpo: imagen sagrada. El Chávez iracundo y grosero, autoritario y
caprichoso, se desvanecía dando paso a un nuevo personaje de ficción, a un
fetiche. El cáncer solo podía curarse con un sacramento: La mercadotecnia mística
lanzó un nuevo producto religioso: aquí está el Cristo de los pobres.” (p195)
Libro muy entretenido que se lee de un tirón y, al
mismo tiempo, muy interesante para aquellos a los que les preocupa lo que pasa en
Venezuela. Por cierto que Barrera es coautor de la primera biografía que se
publicó, en 2005, de Chávez.
Alberto Barrera Tyszka, Patria o muerte
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