Ha dado la
casualidad de que he leído este libro estando en Asturias, eso sí, en el
oriente. El libro se desarrolla durante muchos momentos en el occidente
asturiano, más en concreto, en la zona rural de Luarca.
En el
libro se cuenta la interesante historia de la madre del autor que, nacida en
Asturias, se marchará muy joven a Buenos Aires, pero aprovecha también para
contar lo sucedido a otros miembros de su familia. Así, su abuela María, todo
un carácter y personalidad; su abuelo José, el que peor parado sale por su
egoísmo y el abandono de la familia yéndose primero a Cuba y luego a la
Argentina (donde además apenas tuvo contacto con su hija Carmen, la mamá del
protagonista); Marcial, el padre del autor, con una presencia bastante
marginal; Consuelo y Marcelino, los tíos que acogen a Carmen a su llegada en
parte por solidaridad, pero también para que les sirva como una criada, etc.
A varios
los vemos primero en su Asturias natal y luego en Buenos Aires buscándose la
vida y adaptándose al nuevo país; adaptación que llegará a ser total de tal
forma que cuando Carmen vuelva un par de veces a España de visita nunca se
planteará quedarse a pesar de la siguiente afirmación del autor:
“Once
meses pasó en Madrid, y no hubo un solo día en el que no fantaseara con subirse
al vagón y con dejarse llevar por valles y caminos de montaña hasta su paraíso
personal de profunda miseria y feroces alegrías. Esa paradoja fue acaso el nudo
de toda su existencia. Un cordón umbilical la unía a ese pueblucho de mala
muerte donde malvivía, y jamás hubo lugar en el mundo que pudiera suplir lo que
Almurfe significaba para ella." (p. 59)
Novela o
autoficción con muchos momentos muy emotivos, tanto por las dificultades que
encontraron los protagonistas a ambos lados del Atlántico, como por las
relaciones de amores y desamores que tuvieron.
Fernández
ha estructurado el libro de una forma magnífica encabezando cada uno de los
diez capítulos con el nombre del protagonista en el que se va a centrar, pero
siempre relacionándolo con el resto y con la historia en general.
Una de las
grandes virtudes de la obra es lo bien que refleja el ambiente de Asturias en
la primera mitad del siglo XX. Es interesante también la visión que da sobre el
trato que daban algunos argentinos a los españoles que llegaban con una mano
delante y otra detrás, pero también se refiere al trato que dieron, y dan,
algunos españoles:
“No
siempre fue así (se refiere al
sentimiento de la madre de acompañar a los cabecitas negras que lloran la pérdida de Evita): los
españoles desarrapados despreciaron a los “negros” del interior en cuanto
pudieron hacer pie, y los españoles que se quedaron en la madre patria
despreciaron a los sudacas que osaban
regresar en cuanto la economía europea rescató a España del quebranto. Todo es
hijo del miedo, la estupidez humana también.” (p. 83)
Fernández
aclara el sentido de la historia y las fuentes en las que se ha basado en el
siguiente fragmento:
“No estoy
contando la pura verdad, sino la verdad contaminada que mi madre narró a su
psiquiatra, los monólogos que pude anotar en mi cuaderno, la tradición oral de
mi familia y los recuerdos de mi infancia. Trozos descompuestos de verdad,
reconstrucción periodística de la vida. Memoria fragmentaria de hechos
novelescos y de sentimientos ambiguos; relato verídico de rotos, descosidos y
remendados.” (p. 69)
Un libro
que se lee con interés y que emociona por momentos, aunque también es cierto
que pierde bastante cuando el autor habla de sí mismo y aparecen menos la madre
y otros personajes; entonces el texto pierde fuerza e incluso podemos leer
fragmentos que, como el que reproduzco, son de una retórica un tanto hueca:
“Volver a
la patria de uno es dejar de ser un holograma y aceptar que somos personas
nuevas de carne y hueso. Es reconstruir los vínculos desde la fotografía
inofensiva de lo que fuimos y caminar despacio hacia la afilada y riesgosa verdad
de lo que ahora somos. Es también reconocer que uno es, a la vez, el mismo de
siempre y todo un extraño.” (p. 213)
En
cualquier caso una lectura recomendable por lo entrañable (en mi caso es claro porque dos de mis "lugares en el mundo" son Asturias y Buenos Aires), y también por lo
instructiva en unos tiempos como los actuales con tanto debate sobre los
movimientos migratorios. Además, está muy bien escrito.
Jorge
Fernández Díaz, Mamá.
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