Desde hace tiempo me gusta buscar libros de
literaturas alejadas tanto en el espacio como, sobre todo, en las concepciones
culturales. En este sentido, la literatura coreana era uno de los agujeros
negros hasta la traducción y publicación por la editorial Rata de dos
magníficas e intrigantes novelas, La
vegetariana y Asuntos humanos, de la
escritora Han Kang. Por todo ello, al ver el otro día este libro de otra
escritora coreana y, además, publicado por una editorial como Alfaguara no dudé
ni un instante en adquirirlo.
Una vez leído el primer capítulo que se desarrolla
en 2015, pensé que estaba otra vez ante una novela de tema intrigante y
tratamiento duro. Sin embargo, la continuación me demostró que no era así. A
partir del siguiente capítulo la autora nos cuenta la historia de la joven de
33 años que aparece al principio. Una historia en la que sucede lo mismo, primero en su familia
que da mayor importancia a su hermano que a ella y a su hermana; luego en el
colegio donde los alumnos tiene preeminencia sobre las alumnas; posteriormente
en la universidad en la que pasa exactamente lo mismo; al llegar al mundo del
trabajo se encontrará con una situación parecida y, finalmente, cuando tenga
novio, se case y tenga una hija, deberá abandonar el trabajo, porque gana menos
que el marido y centrarse en el cuidado de la niña.
Como se ve, se trata de reflejar y describir la
situación de la mujer en Corea del Sur en los últimos treinta años. Una
situación de inferioridad y minusvaloración que ha sido, y aún sigue así en
determinados ambientes, tradicional también en el mundo occidental. Esta
descripción se acompaña en ocasiones con datos, estadísticas e informaciones
cuyas fuentes se citan a pie de página.
Estamos pues más ante un alegato y una llamada de
atención que ante una novela propiamente dicha. Algunos de los personajes que
aparecen son prototipos para demostrar situaciones más que seres de carne y
hueso. Curiosamente, a pesar de tratar un tema tan vital, la forma de hacerlo es
bastante desapasionada; da más la impresión de que estamos leyendo un informe
sociológico que una historia personal y, además, está escrita de una forma
bastante ligera. Solamente el principio y las dos últimas páginas se salen un
poco de este esquema.
El libro parece ser que ha sido un gran éxito de ventas en Asia y puedo entenderlo,
pero no creo que suceda lo mismo por aquí pues el máximo interés es
sociológico, para conocer lo que pasa en otros lugares, y no desde luego literario.
Me parece una lectura irrelevante.
Hay una reseña donde se da una versión bastante
diferente en senorasytacitas.wordpress.com.
Cho Nam-joo, Kim
Ji-young, nacida en 1982. Traducción Joo Hasun.
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