Zweig es un autor inagotable. He leído un montón de
libros suyos y sin embargo, por suerte,
aún me quedan algunos pendientes. Este en particular no me había animado
hasta ahora porque de los tres escritores sobre los que escribe solo había
leído bastante de Balzac, pero hace cuarenta años, y apenas nada de los otros
dos. Sí, ya sé que es imperdonable que un lector habitual como yo no conozca la
obra de autores como Dickens y Dostoievski. De ambos tengo libros en casa desde
siempre y me he prometido a mí mismo no dejar pasar mucho tiempo sin leer,
sobre todo, al gran escritor ruso.
Dice Zweig en la introducción hecha en 1919 para la
edición conjunta en un libro de estos ensayos que: “presuponen un conocimiento
de las obras: no pretenden ser una introducción, sino sublimación,
condensación, extracto.” (p. 10)
Por lo que acabo de comentar, en mi caso ha servido
para animarme a la lectura y, desde luego, para haber disfrutado con la
escritura y la capacidad analítica de Zweig. Este placer que procura la lectura
de cualquier texto del autor es lo que más me animó, unido a la opinión de un
amigo que, curiosamente, es el único libro que había leído de Zweig. (Ahora ya
no es así).
De cada autor se pueden extraer cosas interesantes.
Así, yo destacaría:
De Balzac: Su saber enciclopédico; el ser capaz de
privarse de todo por la creación literaria; el vivir encerrado en una
habitación; su intensidad y voluntad y la no existencia entre sus personajes de
tipos mixtos lo que es más pobre que la realidad, pero más intenso.
De Dickens: Su enorme popularidad; el ser un símbolo
de la vida burguesa y de la tradición inglesa; el talento descriptivo y, por
encima de todo, su obra inmortal: el tratamiento de la infancia.
De Dostoievski es más difícil sintetizar porque
ocupa más de la mitad del libro dada la clara preferencia que por él tiene
Zweig, no obstante puedo destacar: Su vida tan trágica hasta el punto de que en algunos momentos leer sobre ella da un poco de angustia; el hecho de ser un enfermo que triunfa sobre
su destino; su ludopatía y, muy especialmente, la importancia de la pasión y
el tratamiento psicológico de los personajes.
Esto no son sino unas breves pinceladas de lo que se
puede encontrar un lector en este libro, pero como ya decía antes, lo mejor es
cómo lo cuenta Zweig, con qué expresividad y con qué pasión a veces, y siempre
con una escritura muy elaborada.
Recomendable con las precisiones que hace el propio
autor.
Hay una buena reseña en nullediesinelinea.es
Stefan Zweig, Tres
maestros (Balzac, Dickens, Dostoievski). Traducción
J. Fontcuberta.
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