jueves, 10 de octubre de 2019

Zweig nunca se acaba




Zweig es un autor inagotable. He leído un montón de libros suyos y sin embargo, por suerte,  aún me quedan algunos pendientes. Este en particular no me había animado hasta ahora porque de los tres escritores sobre los que escribe solo había leído bastante de Balzac, pero hace cuarenta años, y apenas nada de los otros dos. Sí, ya sé que es imperdonable que un lector habitual como yo no conozca la obra de autores como Dickens y Dostoievski. De ambos tengo libros en casa desde siempre y me he prometido a mí mismo no dejar pasar mucho tiempo sin leer, sobre todo,  al gran escritor ruso.
Dice Zweig en la introducción hecha en 1919 para la edición conjunta en un libro de estos ensayos que: “presuponen un conocimiento de las obras: no pretenden ser una introducción, sino sublimación, condensación, extracto.” (p. 10)
Por lo que acabo de comentar, en mi caso ha servido para animarme a la lectura y, desde luego, para haber disfrutado con la escritura y la capacidad analítica de Zweig. Este placer que procura la lectura de cualquier texto del autor es lo que más me animó, unido a la opinión de un amigo que, curiosamente, es el único libro que había leído de Zweig. (Ahora ya no es así).
De cada autor se pueden extraer cosas interesantes. Así, yo destacaría:
De Balzac: Su saber enciclopédico; el ser capaz de privarse de todo por la creación literaria; el vivir encerrado en una habitación; su intensidad y voluntad y la no existencia entre sus personajes de tipos mixtos lo que es más pobre que la realidad, pero más intenso.
De Dickens: Su enorme popularidad; el ser un símbolo de la vida burguesa y de la tradición inglesa; el talento descriptivo y, por encima de todo, su obra inmortal: el tratamiento de la infancia.
De Dostoievski es más difícil sintetizar porque ocupa más de la mitad del libro dada la clara preferencia que por él tiene Zweig, no obstante puedo destacar: Su vida tan trágica hasta el punto de que en algunos momentos leer sobre ella da un poco de angustia; el hecho de ser un enfermo que triunfa sobre su destino; su ludopatía y, muy especialmente, la importancia de la pasión y el tratamiento psicológico de los personajes.
Esto no son sino unas breves pinceladas de lo que se puede encontrar un lector en este libro, pero como ya decía antes, lo mejor es cómo lo cuenta Zweig, con qué expresividad y con qué pasión a veces, y siempre con una escritura muy elaborada.
Recomendable con las precisiones que hace el propio autor.
Hay una buena reseña en nullediesinelinea.es

Stefan Zweig, Tres maestros (Balzac, Dickens, Dostoievski). Traducción
J. Fontcuberta.


No hay comentarios:

Publicar un comentario