lunes, 15 de junio de 2020

Inagotable Némirovsky



Desde luego, la obra de esta escritora que no llegó a cumplir los cuarenta años parece inagotable. Cada cierto tiempo se descubren nuevos originales. Este se publicó en 1957 aunque ahora se ha hecho una nueva versión con correcciones que había dejado preparadas la autora y la inclusión de tres capítulos que ella había descartado.
La historia, que se desarrolla entre 1912 y 1941, se divide en tres partes. En la primera, que termina al hacerlo la Gran Guerra, se presentan los personajes y es donde se han incluido esos tres capítulos en los que deja constancia de los padecimientos de todo tipo que causa la guerra. A mí me han parecido lo mejor de esta parte. En la segunda, dedicada al periodo de entreguerras, se centra sobre todo en la historia amorosa del matrimonio de Bernard, el principal protagonista. Es la parte más floja de la novela y se acerca a veces demasiado al folletín. En la tercera, retoma el pulso narrativo y, además, es en la que aparece más desarrollado un aspecto crucial de la obra como es la crítica de esa clase que ha aprovechado para enriquecerse con la guerra. A mí es lo que más me ha gustado de la novela y la que me ha recordado otros textos de Nèmirovsky con el mismo tema.
Un par de fragmentos pueden ejemplificar bien esa crítica:

“Era un mundo cínico, que se vanagloriaba del fango del que había salido. Era la época en que, cuando se le preguntaba a un nuevo rico cómo había ganado “todo ese dinero”, el susodicho respondía sonriendo: “¡Pues en la guerra, como todo el mundo!”” (p. 102-103)

“¡Qué generación! ¿Por qué tienen miedo? Porque tienen miedo de todo… Se pasan la vida temblando por su pellejo y por su dinero. ¿Por qué, tras dar la vida a cambio de nada a los veinte años, venden ahora su alma por un puñado de billetes?” (p. 196)

Otro aspecto también remarcable es que hay una cierta reflexión sobre el matrimonio y los modos de vida de esa clase media y media alta que es la principal protagonista.
Parece ser que es la última novela que escribió antes de ser deportada a Auschwitz. La sensación que deja es que le falta una mejor articulación de las tres partes que, seguramente, habría hecho la autora de no haber sido detenida y asesinada. No está entre las mejores novelas de Némirovsky, pero es una escritora que me gusta leer porque siempre tiene elementos de crítica, buenos personajes y es capaz de crear historias entretenidas.
En cualquier caso, se trata de una novela bastante irregular.


Irène Némirovsky, Los fuegos de otoño. Traducción José Antonio Soriano marco.


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