Como corresponde al momento que vivimos, apenas hay
películas y, por el contrario, hay muchas series que, como suele ser habitual
en estas entradas, tienen una procedencia y una temática muy variada.
Películas
Las
herederas. Es la primera película producida en Paraguay que
veo. En realidad coproducida con empresas de varios países europeos y
sudamericanos. Un magnífico guion, una dirección muy buena y una gran
interpretación hacen que sea una gran película, eso sí no apta para quienes
gustan del ritmo y la acción pues pasan, aparentemente, pocas cosas aunque,
gracias a la interpretación de la protagonista, sabemos que son más de las que
parece. Una película minimalista en todo, en la que se habla poco, pero en la
que las miradas y los gestos explican mucho. Muy recomendable.
Woody
Allen: El documental. Tres horas dedicadas a analizar algunos
momentos de la vida y sobre todo la obra de este gran director. Elaborado a
partir de entrevistas con actores que han intervenido en sus películas, con sus
representantes, con muchos de sus colaboradores (guion, fotografía, casting, etc.),
con críticos de cine,…, todo ello combinado con muchos fragmentos de sus películas.
Se consigue dar una visión bastante completa tanto de la personalidad de Allen
como de su obra. Para quienes somos seguidores de este director, el documental
resulta apasionante. En casa lo hemos visto prácticamente seguido.
Series
Algo
en que creer. Serie danesa de diez episodios de una
hora cada uno. Tiene como protagonista a un pastor luterano de la Iglesia
nacional danesa y su familia. Todos ellos son personajes muy potentes como
también algún secundario. Hay religión, sí, pero también mucho de relaciones
familiares y de luchas por el poder en el seno de esa iglesia. Muy bien
interpretada y con un buen guion la serie se sigue con mucho interés y, además,
ayuda a conocer algo tan desconocido como es la religión que se practica en ese
país. Es una lástima que algunas cosas del último capítulo lastren el resultado
global de una serie con temas difíciles de encontrar en el mundo del cine
actual.
White
lines. Producción británica de un creador español y que se
desarrolla en Ibiza con alguna breve excursión a Manchester. Son diez episodios
de una hora de duración Un guion muy trabajado con continuas sorpresas y
variantes que van moviendo a sus muchos protagonistas y haciendo que la acción
y el interés no decaigan. Bien interpretada y con unos escenarios muy bien
escogidos (parece subvencionada por el Consell Insular de la isla). Muy
entretenida aunque quizá yo la hubiera dejado en ocho episodios porque hay
algunas escenas un tanto reiterativas.
Merlí.
Segunda temporada que consta de 13 episodios como la primera. Sigue en la misma
línea y, aunque parece una serie pensada sobre todo para adolescentes, se ve
con gusto e interés porque trata temas cruciales para la educación y, además,
suele ofrecer más de una perspectiva. Evidentemente, no deja de ser una serie
de televisión y muchos de los temas apenas aparecen apuntados, pero se agradece
el esfuerzo de tratarlos aunque a veces sea como mero esbozo.
Llegar
a ser Dios en Florida. Serie estadounidense de 10 capítulos.
Se trata de una crítica a algunos aspectos de esa sociedad, sobre todo a su
relación con el dinero y el afán de llegar ser rico. La serie alterna momentos
muy buenos con otros un tanto desenfocados. En general resulta entretenida y
con varias buenas interpretaciones, pero también a veces se le va la mano con
una cierta desmesura. Por la estética y algunos personajes me ha recordado a Better call Saul. Es una serie que
seguramente de haber tenido 6 o como mucho 8 capítulos hubiera sido mejor.
The
politician. Serie estadounidense de ocho capítulos. Si en el
anterior comentario hablaba de una serie que critica el sistema económico, en
esta la crítica se dirige al sistema político. A partir de las elecciones a
presidente de los alumnos de un instituto la serie va mostrando varios aspectos
negativos del comportamiento de los políticos. En especial el capítulo 5,
dedicado al votante, resulta totalmente demoledor. Además, aprovecha para
mostrar también el ambiente de algunas familias de la clase alta. Tanto la
fotografía y la puesta en escena como las interpretaciones están pensadas para
alejar la serie del realismo. En algún momento recuerda la estética de las
películas de Wes Anderson.
El
escándalo de Christine Keeler. Miniserie británica de
seis episodios de una hora de duración cada uno. Basado en los hechos reales de
principios de los sesenta, se centra no tanto en lo que se llamó “el caso
Profumo”, como en la vida tanto de Keeler como de Stephen Ward, un personaje este
realmente interesante. En la serie salen bastante mal parados los políticos,
pero sobre todo la policía. Un buen guion y unas buenas interpretaciones hacen
que la serie resulte muy interesante, entretenida e instructiva.
City
on a hill. Serie estadounidense de 10 capítulos de una hora
cada uno. Se desarrolla en Boston en los primeros noventa del siglo pasado. Es
un policiaco que, inspirado en hechos reales, pretende también reflejar los
intentos hechos desde las comunidades religiosas para frenar la violencia
callejera en determinados barrios de la ciudad. Tiene buenos momentos sobre
todo cuando trata los problemas familiares de los protagonistas, pero estos son
demasiado estereotipos y ya los hemos visto otras veces en series y películas.
Entretenida, pero es una pena que no se termine de entender bien precisamente
lo que podría resultar más interesante como es ese intento de formar una
coalición para frenar la violencia.
Stieg
Larsson: el hombre que jugó con el fuego. Interesantísima serie
documental sueca de cuatro capítulos de unos 45 minutos cada uno. Larsson está
lógicamente presente en todos, pero los dos primeros se dedican a mostrar el
auge de la extrema derecha en Suecia, incluida la propiamente nazi, en los
ochenta y noventa. El tercero se dedica sobre todo al asesinato de Olof Palmer
y el cuarto se centra más en la figura de Larsson. Muy buenas entrevistas,
entre otras personas con su viuda, y muy buenas imágenes reales. Una serie que
explica mucho de lo que está pasando hoy en Europa y que deja al final un cierto
temor a que no sepamos afrontar lo que se nos puede venir encima.
Ben.
Serie francesa de seis episodios. Cada dos de ellos cuenta un caso diferente
aunque da unidad el hecho de que la periodista protagonista sea la misma. Es
bastante floja. Unos guiones que dejan mucho que desear y en los que hay algunas
cosas realmente increíbles y que llevan a que las interpretaciones tampoco sean
especialmente buenas. Serie muy prescindible.