Este es el tercer libro que leo del
autor en poco tiempo. Los otros dos apenas hace tres meses. Eso significa que
es alguien que me llamó la atención tanto por los temas que toca como por la
forma de hacerlo.
Este Infieles
es el que menos me ha gustado de los tres, aunque tiene muchos momentos
interesantes e intensos al igual que sucede con los anteriores. Está construido
principalmente a partir de monólogos de los distintos protagonistas: Yalal, su
madre, Selima, y la madre de esta.
Selima es prostituta y sus clientes son
mayoritariamente militares. La madre es “introductora”, un trabajo curioso que
consiste en facilitar la noche de bodas a la pareja y, a su vez, confirmar la
virginidad de la novia. Todos viven en Marruecos situaciones muy precarias y en
gran medida humillantes. Luego se desplazarán a El Cairo, pero allí tampoco
lograrán grandes mejoras. Yalal conocerá a un joven belga con el que se
desplazará a Bruselas y luego… (aquí es mejor detenerse).
Taia sigue manteniendo su escritura de
frases cortas y muy cortas, pero dotadas de gran expresividad. Esta es una de
las características que más me atraen de sus libros. Sin embargo, quizá en este
me falte una mayor continuidad e incluso me atrevería a decir que claridad. El
relato abarca momentos del tiempo muy diferentes. Yalal tan pronto es un niño
pequeño como un joven de 20 años y, sobre todo, no se termina de entender bien
su comportamiento final.
Como en todos sus libros encontramos la
correspondiente crítica a la política marroquí. En este caso, aunque apenas
esbozada, se dirige a la actitud en el tema del Sáhara occidental. También a la
situación de atraso y pobreza de grandes sectores de la población del país.
Sea como sea, Taia siempre resulta
recomendable porque habla de zonas y culturas que no por cercanas, apenas a 14
kilómetros por mar, son más conocidas y porque lo hace con una escritura muy
personal y reconocible.
Hay una reseña completísima de José RamónMartín Largo en larepublicacultural.es.
Abdelá Taia, Infieles. Traducción Lydia Vázquez Jiménez.
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