Khadra es uno de los escritores que más ha aparecido
en las páginas de este blog, no en balde está incluido en la serie que dedico a
mis autores favoritos. Desde que lo leí por vez primera hace ya mucho tiempo
siempre he estado atento a cada nueva traducción y, salvo en una par de
ocasiones, no me ha defraudado teniendo en cuenta que son ya diecisiete los
libros leídos.
Desde que abandonó su Argelia natal, este exmilitar
se ha dedicado plenamente a la literatura intentando en casi todos sus libros
criticar los aspectos más negativos de esa sociedad.
En este caso, la acción y la crítica la ha
trasladado, creo que por primera vez, al
vecino Marruecos, pero no por eso es menos duro con la sociedad de ese país y,
sobre todo, con sus clases altas.
En este caso la trama parte de la violación de la
esposa de un teniente de la policía y, a partir de ahí, la búsqueda del autor
de la misma. En Khadra, como por otra parte sucede también con el gran maestro
Camilleri recientemente desaparecido, las tramas no son lo sustancial de sus libros
dedicados al género negro y suelen ser relativamente sencillas. Lo
verdaderamente relevante es la forma que tiene de contarlas, la magnífica
utilización que hace de los diálogos y, como decía antes, cómo aprovecha para
criticar los aspectos más oscuros de la sociedad de que se trate.
En este caso, por poner algún ejemplo, tenemos a un
médico que ha obtenido su título comprándolo en una universidad de El Cairo, a
un secretario del comisario de la policía que luce un buen rolex y un gran
cochazo y, en otro orden de cosas, la labor de los traficantes de inmigrantes.
En medio de todo eso, el teniente, que es apartado
del caso, irá descubriendo por su cuenta lo que sucedió.
La fluidez con la que escribe Khadra y el hecho de
que esté compuesta fundamentalmente a través de los diálogos hace que la novela
se lea con gran facilidad y resulte un buen entretenimiento además de
aportarnos una interesante visión de algunos aspectos de la sociedad de nuestro
vecino del sur. No es, sin embargo, su mejor novela negra. Echo mucho de menos,
en las novelas que dedica a este género, al comisario Llob, esa gran creación
del autor en sus primeras novelas al que desgraciadamente “mató” seguramente
para poder dedicar su atención, como así hizo, a otros temas que debían de
preocuparle en esos momentos; me refiero, claro está, al fundamentalismo
islamista, tema al que ha dedicado lo mejor de su producción.
Hay una buena reseña de Juan Carlos Galindo en la
que se da más información sobre el contenido de la novela en elpais.com.
Yasmina Khadra, La
deshonra de Sarah Ikker. Traducción Wenceslao-Carlos Lozano.
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