viernes, 4 de diciembre de 2020

Volviendo a sus orígenes

Khadra es uno de los escritores que más ha aparecido en las páginas de este blog, no en balde está incluido en la serie que dedico a mis autores favoritos. Desde que lo leí por vez primera hace ya mucho tiempo siempre he estado atento a cada nueva traducción y, salvo en una par de ocasiones, no me ha defraudado teniendo en cuenta que son ya diecisiete los libros leídos.

Desde que abandonó su Argelia natal, este exmilitar se ha dedicado plenamente a la literatura intentando en casi todos sus libros criticar los aspectos más negativos de esa sociedad.

En este caso, la acción y la crítica la ha trasladado, creo que por primera vez,  al vecino Marruecos, pero no por eso es menos duro con la sociedad de ese país y, sobre todo, con sus clases altas.

En este caso la trama parte de la violación de la esposa de un teniente de la policía y, a partir de ahí, la búsqueda del autor de la misma. En Khadra, como por otra parte sucede también con el gran maestro Camilleri recientemente desaparecido, las tramas no son lo sustancial de sus libros dedicados al género negro y suelen ser relativamente sencillas. Lo verdaderamente relevante es la forma que tiene de contarlas, la magnífica utilización que hace de los diálogos y, como decía antes, cómo aprovecha para criticar los aspectos más oscuros de la sociedad de que se trate.

En este caso, por poner algún ejemplo, tenemos a un médico que ha obtenido su título comprándolo en una universidad de El Cairo, a un secretario del comisario de la policía que luce un buen rolex y un gran cochazo y, en otro orden de cosas, la labor de los traficantes de inmigrantes.

En medio de todo eso, el teniente, que es apartado del caso, irá descubriendo por su cuenta lo que sucedió.

La fluidez con la que escribe Khadra y el hecho de que esté compuesta fundamentalmente a través de los diálogos hace que la novela se lea con gran facilidad y resulte un buen entretenimiento además de aportarnos una interesante visión de algunos aspectos de la sociedad de nuestro vecino del sur. No es, sin embargo, su mejor novela negra. Echo mucho de menos, en las novelas que dedica a este género, al comisario Llob, esa gran creación del autor en sus primeras novelas al que desgraciadamente “mató” seguramente para poder dedicar su atención, como así hizo, a otros temas que debían de preocuparle en esos momentos; me refiero, claro está, al fundamentalismo islamista, tema al que ha dedicado lo mejor de su producción.

Hay una buena reseña de Juan Carlos Galindo en la que se da más información sobre el contenido de la novela  en elpais.com.

 

Yasmina Khadra, La deshonra de Sarah Ikker. Traducción Wenceslao-Carlos Lozano.

 

 

 



 

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