lunes, 30 de mayo de 2022

ANDAMIO

Una entrada con poco cine pero muy variado en temas y orígenes. En series predominio estadounidense y dos australianas; gran variedad y una buena media.

 

Películas

 

Punto de inflexión (La svolta). Una película italiana muy curiosa. Es un thriller, pero al mismo tiempo una exaltación de la amistad. Un ladrón roba a un mafioso y se refugia en la casa de un joven con depresión con el que tendrá una intensa relación en unos pocos días. Muy entretenida y la demostración de que con un buen guion y buenos actores se puede hacer una buena película sin demasiados medios.

 

Maixabel. No sé por qué hasta ahora me había negado a ver esta película. Creo que tiene algo que ver con lo que me pasó con la novela Patria. Sea como sea, acabo de verla y me ha emocionado en varios momentos. Me parece una magnífica película y un tratamiento muy acertado de un tema muy difícil. Un gran trabajo de guion y dirección de Icíar Bollaín. Las interpretaciones, impresionantes.

 

Osa polar. Un documental de la factoría Disney muy bien realizado, con magníficas imágenes tanto del Ártico como de los osos y al que quizá le sobra algún comentario demasiado antropocéntrico. Muy entretenido y con el punto de llamar la atención sobre el cambio climático.

 

Red Rocket. Película del cine independiente USA. Se podría decir que está en la línea de lo que se llamó el “realismo sucio”. Un exactor porno vuelve a su pequeña ciudad a buscarse la vida, una ciudad en la que nadie que aparece vive ni mínimamente bien. Otro retrato de la América profunda que la muestra como la gran perdedora. Buenas interpretaciones.

  

Series

 

Cara a cara. Serie danesa de 8 episodios de unos 25 minutos. Siendo un thriller es original ya que cada capítulo consiste en el diálogo entre un policía, padre de una joven cuya muerte se ha declarado un suicidio por parte del forense, y otro personaje que había tenido relación con la joven. Las entrevistas se desarrollan a lo largo de un mismo día. Los actores son todos muy conocidos pues se han elegido entre lo mejor de la cinematografía de ese país y está muy lograda también la puesta en escena. Una serie interesante.

 

Separación. Serie estadounidense de 9 episodios de duración muy variada de entre 40 y 57 minutos. Me ha recordado mucho a Black Mirror. Es una crítica bastante radical a determinadas formas de trabajo. Sé que no es esa la intención, pero está en la línea del concepto de alienación de Marx con esa separación, precisamente, entre la vida laboral y la real. También hay algún elemento de crítica a la religión y a algunas formas de liderazgo. A la serie le cuesta entrar en materia, pero cuando lo hace es muy buena. El capítulo final parece que deja abierta la posibilidad de una segunda temporada.

 

The newsreader. Serie australiana de 6 episodios de unos 50 minutos. Se desarrolla entre enero y abril de 1986 y tiene como eje lo que sucede en un programa informativo de la televisión. Aprovecha muy bien acontecimientos reales que tuvieron lugar en ese periodo (caída del Challenger, primeros casos de Sida, madre acusada de matar a su hija, Chernóbil, etc). Cuando se centra en esto la serie alcanza su mejor nivel que baja bastante cuando se fija en la relación de la pareja protagonista. También es interesante el planteamiento que hace del tema de la homofobia y, desde luego, de las formas de ejercer el periodismo. Muy entretenida y bien ambientada.

 

Somebody somewhere. Serie estadounidense de 7 capítulos de 25 minutos. Se desarrolla en una pequeña ciudad de Kansas, la octava del estado como se dice en algún momento, con un grupo de personajes que no son los habituales en las series, ni por su físico ni por su comportamiento. Problemas normales tanto familiares como de relaciones de amistad. Entretenida y tierna. Buenas interpretaciones.

 

Ozark. Segunda parte de la cuarta y última temporada. Tiene siete episodios de más de 50 minutos. Mantiene las mismas características de toda la serie aunque a mí me ha parecido algún capítulo demasiado premioso. Una magnífica escena final para cerrar una serie a la que los guionistas le han sacado todo el petróleo posible.

 

Secretos de un matrimonio. Miniserie estadounidense de 5 episodios desde más de una hora a menos de 50 minutos. Adaptación de la obra de Bergman que ha tenido una valoración muy variada por parte de la crítica. A mí me ha tenido pegado a la pantalla seguramente en parte por las  magníficas interpretaciones de Chastain e Isaac. Evidentemente, aunque yo no me acuerdo del original, tiene que ser diferente a la del director sueco, pero creo que está bien adaptada a un contexto como el norteamericano.

 

Total control. Miniserie australiana de 6 episodios de 45 minutos. Es interesante por los temas que trata ya que se centra, por un lado, en la política del país y, por otro, en la situación de los aborígenes. En ambos se muestra muy crítica con la realidad, así  como también deja al descubierto la existencia de la pobreza en un país tan rico. A veces es algo lenta, pero merece la pena verla porque se conoce algo más un país que siendo tan importante es bastante desconocido. La protagonista es una aborigen (una “negra” tal como ellos se dicen).

 

Screw. Miniserie británica de 6 episodios de 45 minutos. Drama carcelario con los funcionarios de prisiones como protagonistas. Tiene los elementos típicos del género con un buen guion y un desarrollo que no está mal.

domingo, 29 de mayo de 2022

La presencia del mal


Este gran reportero, una vez jubilado por la televisión pública, está dedicando una parte de su tiempo a transmitirnos sus experiencias pasadas, ahora como lectores. Si en la magnífica Habitaciones de soledad y miedo hacía un repaso a los diferentes conflictos a los que había asistido, o en Tierra de zombis relataba sus curiosas experiencias con el vudú en Haití, en este que ahora comento se ha centrado en sus experiencias de contacto con el mal.

El libro lo ha dividido en dos partes. En la primera, se centra en el Chile bajo la dictadura de Pinochet; la actuación estadounidense en la guerra del Vietnam; la revolución sandinista en Nicaragua; la Camboya de los jemers rojos y, finalmente, el terrorismo de Estado contra el terrorismo islamista. La segunda parte, que ocupa la mitad del libro,  está dedicada íntegramente a un país con el sugerente título de: Argentina, paradigma histórico de la represión. Como se ve, aunque no están todos los casos de presencia del mal a partir de la represión, los malos tratos, la tortura, los asesinatos, la utilización de agentes químicos para destruir, etc. sí son todos los que están.

Para la escritura del libro, Romero recupera multitud de entrevistas que realizó a diferentes personajes, la inmensa mayoría represores, para sus programas de televisión o para diferentes medios escritos, fundamentalmente el diario Pueblo en el que se inició en la profesión periodística. También utiliza materiales de dos películas documentales que rodó junto al juez Baltasar Garzón para RTVE: El poder de las tinieblas y El alma de los verdugos (por cierto que ahora es inimaginable que se pudieran hacer), muy recomendables hoy pues a pesar del tiempo transcurrido siguen teniendo un enorme interés y, desgraciadamente, conservan bastante actualidad.

En el libro se relatan los suficientes horrores como para tener que leerlo poco a poco y cerrarlo en algunos momentos para tomar aire. La capacidad del ser humano para hacer sufrir a sus semejantes es infinita, como lo son los métodos que se han ido inventando a lo largo del tiempo para lograrlo. Hay muchos ejemplos en el libro. También hay muchos ejemplos de torturadores que no se han arrepentido nunca de lo que hicieron y que así se lo manifiestan con total naturalidad al autor. En este sentido destacan los casos de militares chilenos y argentinos que justifican sus actos porque en una guerra vale todo para derrotar al enemigo y ellos estaban en guerra contra los “terroristas”.

De la primera parte hay algunas cosas que me han llamado particularmente la atención como, por ejemplo: la impactante imagen de la gente rezando para que no muriera el represor chileno Contreras y así pudiera cumplir su condena; el curioso caso del también chileno Osvaldo Romo que de militante del MIR pasó a delator de sus compañeros para terminar denunciando a la DINA (la policía política de la dictadura); la inexplicable postura de Noam Chomsky sobre la “revolución” en Kampuchea; las cárceles secretas del ejército de Estados Unidos que son denunciadas incluso por la general Karpinsky que fue jefa de esas cárceles en Iraq; la terrible descripción de lo sucedido en My Lai que no por conocido resulta menos brutal y uno de los momentos en los que he tenido que cerrar el libro.

De la segunda parte tengo menos que decir. Desde el año 1986 hasta el 2004 he hecho ocho viajes a Argentina y he tenido ocasión de conocer bastante bien lo que sucedió en ese país durante la dictadura tanto por conversaciones con mucha gente como por haber visto multitud de programas de televisión y documentales. Asimismo he leído los principales libros que se han publicado sobre el tema, desde Miguel Bonasso a HoracioVerbinsky. Por eso me sorprende menos lo leído aunque me parece que Romero ha dejado constancia de su capacidad de aguante en unas entrevistas realmente magníficas con personajes que merecen el mayor de los rechazos. En eso demuestra su talla de gran periodista.

En fin, otro interesantísimo libro de Romero cuya lectura recomiendo encarecidamente a quienes por su edad no hayan vivido esas épocas y también a quienes sí las hayan vivido porque está muy bien reflejado todo y, sobre todo, porque hay entrevistas con los personajes más representativos de toda un época.

Hay una interesante entrevista de Rubén Arranz con el autor en vozpopuli.com.

 

Vicente Romero, Cafés con el diablo. El descenso a los abismos del mal.

 

 

 

jueves, 26 de mayo de 2022

Original al cuadrado



Este ha sido mi primer contacto con este escritor y, desde luego, ha sido una grata sorpresa pues se trata de un libro tremendamente original, magníficamente construido y muy bien escrito.

La novela es el “resultado de una mezcla de imaginación y realidad. Ninguna de las dos habría conseguido, por su cuenta, completar el libro” tal y como dice el autor en su nota final.

Esta mezcla está no solo perfectamente dosificada a lo largo de las nada menos que 320 páginas del libro, sino que, además, en la mayoría de los casos el lector no sabe qué es real y qué ficción.

La obra está construida a partir de las intervenciones en primera persona de  más de sesenta personajes, unos reales y otros ficticios, que dan su visión sobre el tema central que es la desaparición de una escultura del  estadounidense Richard Serra que se instaló en su día en el Museo Reina Sofía de Madrid y que pesaba nada menos que 34 toneladas. También hay en varias intervenciones interesantes reflexiones sobre el arte contemporáneo.

Entre los personajes reales están, entre otros: Enrique Moral, concejal; Carlos Solchaga, ministro; Rosina Gómez Baeza, directora de ARCO; Rafael Canogar, pintor, Juan Muñoz, escultor o César Aira, escritor. Además, intervienen: un agente de Interpol, una  jueza de instrucción, críticos de arte, un vigilante jurado,  un conductor de camión, una miembro de ETA, un marchante, críticos de arte, un chatarrero y el propio Tallón.

Una extensa nómina que le sirve al autor para ofrecer diferentes enfoques del tema de la desaparición y de sus posibles razones, para hacer las reflexiones que antes mencionaba, para criticar algunos aspectos de la forma de funcionar de la administración española y, sobre todo, para realizar un extraordinario ejercicio literario al dar con el tono y la forma adecuada a cada personaje. Esto último creo que es lo mejor del libro, al menos lo que más me ha sorprendido y gustado, la adecuación de lo que se dice a quién lo dice.

Si añadimos las gotas de sentido del humor que Tallón va desperdigando a lo largo del libro, tenemos una lectura que puede hacer disfrutar al lector que se preste a entrar en su juego. Eso sí, no es un libro que se pueda, o se deba, leer de un tirón, es mejor por su estructura hacerlo poco a poco.

Por todo ello se trata de una lectura absolutamente recomendable.

Hay una interesante y muy completa reseña de Alberto Olmos en elconfidencial.com.

 

Juan Tallón, Obra maestra.

 

    

viernes, 20 de mayo de 2022

Más de la buena literatura mexicana


Este año abrí el blog con el primer libro publicado de esta escritora mexicana. Me gustó mucho y por eso enseguida he leído esta nueva novela. Navarro escribe muy bien, pero tiene también el interés de que, además de contar una historia, aprovecha para reflejar criticándolos muchos aspectos de la realidad. En la anterior novela me pareció que quizá abarcaba demasiados; en esta se ha centrado bastante más.

La novela está dividida en cuatro partes.

La primera tiene un inicio muy potente con el suicidio del hermano de la narradora y protagonista. A partir de ahí la novela se dedica a contar diferentes momentos de la vida anterior de la familia. Esta primera parte, que abarca la muerte del padre, el abandono de los hijos por la madre que se va a Madrid y cómo los niños se quedan en México con los abuelos, termina con los hijos también en Madrid.

La segunda parte se desarrolla en Barcelona donde la narradora se ha ido a vivir y trabajar de interna por 450 euros o de camarera de hotel. También tiene una relación con un escocés. Todo esto le sirve a Navarro para dejar constancia de las desigualdades, de la explotación y de la xenofobia (como ejemplo, el desprecio que supone el uso del término “panchito” para referirse a los inmigrantes sudamericanos).

La tercera parte está centrada en México. Allí acude la protagonista con las cenizas del hermano y contará muchos momentos de su vida anterior, sus amores y sus amistades. Un México en el que aflora la violencia (aparecen diez cadáveres decapitados) y también la violencia de género.

Aquí se puede leer:

 

“Para mí, irnos de México significaba huir de la violencia que terminó arrasando con mi familia, pero en España nos esperaba otro tipo de violencia, una menos aparatosa pero igual de cruel, en donde te exigen lealtad mientras te violentan minuciosamente porque no eres como ellos”. (p. 149)

 

En la cuarta parte, que me ha parecido un poco atropellada en su desarrollo, se dan pistas del porqué pudo suicidarse el hermano y se insiste ahora con el racismo (“putos monos”, un plátano en un banco donde hay inmigrantes), se critican algunos elementos de la educación y se habla bastante de la relación de la narradora con la madre. Una relación bastante complicada, algo que, por otra parte, estoy viendo desde hace tiempo que aparece en muchas de las novelas escritas por mujeres  sobre todo jóvenes.

 

Como se ve, una historia en la que pasan muchas cosas a pesar de que la novela apenas tiene 192 páginas, y un texto que aprovecha muy bien Navarro para hacer pensar al lector, sobre todo si es español, sobre comportamientos que son bastante habituales y no precisamente positivos.

Desde luego un libro recomendable como lo era el anterior pues creo que se trata de una escritora que escribe muy bien y que tiene muchas cosas que decir.

Hay dos interesantes reseñas: la de Jorge Téllez en gatopardo.com y la de Carlos Pardo en elpais.com. En ambas hay una valoración más detallada y en los dos casos muy positiva sobre el libro.

 

Brenda Navarro, Ceniza en la boca.

 

 

martes, 17 de mayo de 2022

Una experiencia de lectura diferente


Este es uno de esos libros a los que hay que enfrentarse con decisión, con ganas y en un buen momento personal porque, de lo contrario, es fácil que surja en varios momentos la tentación de abandonarlo lo que desde luego sería una pena. Yo he tenido esa tentación muy al principio y otra vez ya en la parte central, pero ha sido el deseo de tener la experiencia de una lectura como la que propone el autor lo que me ha hecho continuar. Hay que decir también que el libro tiene 733 páginas lo que ya asusta un poco.

Dicen los traductores en una nota al principio del libro:


“El estilo de Ovcina es único, nadie escribe como él, en Bosnia ni en ningún otro lugar. La suya es una escritura llena de omisiones, de espacios en blanco; Ovcina parece rehuir los verbos y, de esta forma arrojarnos a un mundo de acciones implícitas, de esquirlas de oraciones que se precipitan hacia un sentido hondo, directo, crudo …, y a su vez confieren al texto un ritmo que nos arrastra como lectores a un experiencia real y orgánica de los acontecimientos, vistos a través de los ojos de un joven de diecisiete años que se abisma atónito al infinito mar de horror que es la guerra y que, entre sus furiosas olas, logrará hallar resquicios de esperanza, tablas de salvación”. (p. 8)


Por este fragmento ya se puede empezar a intuir que se está ante un texto si no difícil, sí diferente y con peculiaridades que hay que aceptar porque además de estos aspectos formales, está que el tema central de la novela es la guerra de los Balcanes y en concreto en la ciudad de Sarajevo.

La historia está narrada por el protagonista, un joven de diecisiete años del que no sabemos el nombre. El libro está dividido en tres partes muy diferentes en extensión En la primera, la más corta, el joven vive con sus padres hasta que muere la madre. Es estudiante, tiene una novia y ve la guerra como algo muy externo. En la segunda, de una gran extensión, va al antiguo barrio en el que vivía la familia y allí es retenido por miembros de la recién creada República Srpska (la de los serbios de Bosnia) y destinado a un pelotón de trabajo al mando de un comandante. El pelotón se dedica fundamentalmente a dos cosas: retirar enseres en inmuebles que han abandonado los vecinos para llevarlos a otras viviendas que han ocupado los serbios y, sobre todo, a retirar cadáveres de bosnios musulmanes (“turcos” en la terminología que utilizan los serbio bosnios) que han sido ajusticiados por alguno de los diferentes grupos militares y paramilitares existentes. En la tercera parte, algo más extensa que la primera, el narrador ha logrado huir del pelotón de trabajo y se ha recluido en un edificio en el que sobrevive gracias a los cuidados de una vecina con la que mantiene una relación amorosa.

No parece que con estos acontecimientos se puedan escribir tantas páginas, pero es que Ovcina va relatando todo y acumulando hecho tras hecho para llevar al lector a tener casi las mismas sensaciones que pudiera tener el protagonista. Hay una narración exhaustiva de la vida cotidiana de tal forma que, por ejemplo, en la tercera parte el narrador cuenta las páginas que lee cada día, las que escribe, los abdominales y las sentadillas que hace, etc. Quizá no hubiese sido necesaria tanta reiteración, pero creo que es algo perfectamente buscado por el autor aunque, claro, la novela hay momentos en que resulta un tanto tediosa.

Algunas cosas que llaman la atención: la represión tan desordenada que se produjo fruto probablemente de la cantidad de grupos que había (en la novela se pueden llegar a diferenciar por su vestuario), represión que, por cierto, en muchos casos se debía simplemente a querer quedarse con sus bienes (algo que ya conocemos de otras guerras civiles); las escenas de sexo llenas de elipsis y con un tratamiento como yo no había leído nunca; el interesante debate que se desarrolla con un serbio bosnio que no quiere participar en la guerra; los pocos personajes con una actitud positiva que aparecen y, finalmente, la mención de la obra Vida y destino con la que, curiosamente, ha comparado alguna crítica el libro de Ovcina.

Un libro sobre la represión en una guerra civil parecería que tendría que tener muchas escenas brutales, pero no es así. El autor, con su forma de narrar, nos evita imágenes demasiado explícitas aunque, evidentemente, no sea agradable estar leyendo sobre la recogida de muertos.

Quizá esto cambia un poco cuando se refiere a lo que sucedía con las mujeres como se puede apreciar en los dos fragmentos siguientes:

 

“Aquí también había una muchacha, dice el vecino. Se la han llevado a alguna parte.

¡Uf! Me temo que deseará no haber nacido. Nadie ha visto nada. Y de todos modos los tribunales ni existen”. (p. 142)

 

“Las mujeres duermen en el balcón. Para tirarse abajo si vienen también por ellas. No les queda ninguna esperanza. (p. 160)

 

Antes se ha hecho alusión a la forma de escribir de Ovcina y lo siguiente puede ser un buen ejemplo:

 

“Que descansemos un rato. Nos sentamos en el bordillo. El jefe nos ofrece cigarrillos. Del balcón en el bajo música con contenido bélico. El día despejado. Huele la hierba detrás de nosotros. Varios civiles arrastran cosas por el aparcamiento. En la caseta de alta tensión dos con brazaletes blancos”. (p.363)

 

En fin, un libro muy recomendable con las salvedades que hacía al principio. Creo que se enmarca en la literatura que hacen escritores que vivieron las experiencias de ese conflicto; autores que han escrito libros realmente magníficos y con formas a veces bastante novedosas, pero hay que decir que ninguno ha llegado formalmente tan lejos como Damir Ovcina.

Hay una buena entrevista de Daniel Arjona con el autor en elconfidencial.com y una reseña de Miguel Roán en letraslibres.com que ofrece informaciones muy interesantes.

 

Damir Ovcina, Plegaria en el asedio. Traducción Luisa Fernanda Garrrido y Tihomir Pistelek.

 

 

 

jueves, 12 de mayo de 2022

El que avisa...

Al fin aparece un libro, o al menos yo descubro uno, que ofrece una visión muy completa de cómo se ha formado y financiado este partido y de qué piensan en él sobre los principales temas. A lo largo de sus 37 capítulos y 382 páginas, el periodista Miguel González se enfrenta a esta ardua e ingrata tarea. González, que lleva más de treinta años trabajando en El País, es uno de los periodistas que tiene vetada la entrada a las ruedas de prensa de ese partido.

El libro está dividido en tres partes aunque no aparezca así formalmente.

En la primera, que abarca los siete primeros capítulos, se describen los momentos de formación del partido y el papel que en él jugaron tanto Abascal como Aleix Vidal Quadras quien, por cierto, hoy no está en él. Pretendían, en palabras de este, “ser el PP que el PP había dejado de ser” (p.37) y para ello se financiaron, precisamente a  través de la gestión de Quadras, con casi un millón de euros aportados por la oposición al régimen iraní, También se resalta la importancia en los orígenes del papel de la fundación DENAES (Defensa de la Nación española).

A continuación, de los capítulos 8 a 25, González analiza las ideas de VOX y su posición ante los principales temas. Así: la educación (con el pin parental), los militares, El Ejido, Cataluña, Relaciones internacionales, la Memoria histórica, Israel, la homosexualidad, el feminismo, la justicia y los jueces, las Fuerzas de seguridad, la inmigración o la  nación.

En estos capítulos no hay grandes novedades ni descubrimientos, pero tienen la virtud de dejar constancia de forma clara y precisa de qué puede suponer la llegada de este partido a las instituciones y los cambios, regresivos todos, que supondrían.

Es interesante lo que se explica del papel de Steve Bannon y cómo este envió dos consultores por los que, además, no tuvieron que pagar los servicios. También es significativa la comparación que hace con el partido de Le Pen estableciendo las semejanzas y diferencias con él.

Aunque es algo que hacen habitualmente, destaco lo que hicieron ante la reforma de la “ley mordaza”. González deja constancia de una serie de precisiones sobre lo que supone esta reforma, para a continuación afirmar: “Pero todas estas precisiones formaban parte de un análisis detallado que sobraba a quienes reconocían haber decidido las movilizaciones sin conocer el contenido de la reforma”. (p. 185) Es decir, como ya sabemos, a VOX le da lo mismo que lo que digan responda o no a la verdad o a la realidad, lo importante es que responda a lo que les interesa en cada momento. (Hay ya bastantes libros que explican muy bien el papel que desempeñan las fake news).

Una pega que tiene a veces esta estructura temática es que no siempre es fácil seguir bien la cronología, pero se salva por lo útil que resulta para poder hacer una consulta en cualquier momento.

Los últimos capítulos se centran en varios aspectos tanto de la vida interna  como de la apertura a otros territorios como Sudamérica. Hay uno centrado en la financiación, otro a la conversión de un canal de televisión en “La Fox de Vox”, otro a las redes sociales y a la lucha contra algunos medios de comunicación, etc. Esto es, vemos a VOX en acción.

El libro se cierra con un Epílogo en el que González escribe sobre la definición del partido, si fascista, populista, extrema derecha… Él, creo que acertadamente, opta por rechazar el término fascista para lo que da varias razones aunque se deja una que,  en mi opinión, es fundamental: VOX en economía es neoliberal o incluso ultraliberal, mientras que el fascismo defendía una fuerte intervención del estado y, de alguna manera, favorecía más a los trabajadores. Por eso creo que este tipo de partidos, autoritarios e iliberales con muchos de los derechos ya conseguidos, son realmente más dañinos y peligrosos aún que un partido fascista.

Hay también un Anexo sobre las posibles conexiones con la organización secreta mexicana El Yunque que ofrece informaciones interesantes.

En definitiva, estamos ante un libro necesario y muy útil. Además, la información está basada fundamentalmente en intervenciones de los principales dirigentes de la formación y apenas utiliza documentos que harían la lectura farragosa.

Hay una entrevista con Marcos Pinheiro en el diario.es en la que se tratan los principales temas y es un buen resumen que, creo, animará a leer el libro.

 

Miguel González, VOX S.A. El negocio del patriotismo español.

 

 

 

 

 

domingo, 8 de mayo de 2022

Un libro con recuerdos personales




                                               (Feria del Libro, 1953)

Este es un libro que nunca hubiese leído porque, simplemente, no lo habría llegado a conocer. En las librerías que frecuento no suelen tener este tipo de literatura más propia de las grandes superficies, sin que con ello quiera hacer ningún tipo de valoración sobre ella. Cada género tiene su público y es bueno que así sea.

Sin embargo, una amiga de Madrid que conoce la historia de mi madre me habló de él y, claro, tardé muy poco en comprarlo e inmediatamente leerlo. El porqué de todo esto se explica por el siguiente diálogo:

 “- ¡Tienes razón! – lo dijo sonriendo, Perico es un hombre afable-. Escribías cuando llegó tu hermana. ¿Cuánto te queda para terminar la novela?

- Ya casi está.

- Deberías tomarlo con más calma. ¿No has trabajado ya lo suficiente? Últimamente te noto cansada. Y hoy no vino Maruja.

- A Maruja, su secretaria, lleva años dictándole los textos de sus novelas. Siempre lo hace así y ha tenido la suerte de volver a contar con ella después de siete años sin escribir”. (p. 67)

Esta Maruja, de apellido Bacaicoa, no es otra que mi madre que fue, efectivamente, colaboradora de Carmen de Icaza en sus diferentes destinos, tanto en Auxilio Social como en la Secretaría de Propaganda, pero que sobre todo fue su secretaria, la que tomaba en taquigrafía las novelas que Carmen le dictaba y que luego mecanografiaba para que las pudiera corregir y pulir.

Así que lo primero que debo hacer es agradecer a Mari Pau Domínguez que haya tenido el detalle de mencionarla en un libro que tiene como protagonista a la novelista. Carmen fue muy famosa y muy leída sobre todo en los años cuarenta y cincuenta. Sus libros, en lo fundamental adscritos a la novela rosa, eran muy útiles en esa sociedad que estaba padeciendo unas condiciones económicas muy duras.

Pero Carmen también había sido importante en otro sentido. Durante la guerra civil y en los primeros cuarenta había visitado Italia y Alemania, países en los que con toda seguridad consiguió importantes ayudas para el bando franquista primero y para el régimen que luego se instauró. Algo aparece en el libro aunque menos de lo que me hubiera gustado ver recogido en él.

El libro hace una especie de catas en tres momentos: en 1925, cuando Carmen se va de casa de su madre con dos de sus hermanos y se pone a trabajar para poder sobrevivir; en el periodo 1935-1940, cuando publica su primera novela, Cristina Guzmán profesora de idiomas, que será un gran éxito y cuando participa en la creación y funcionamiento del Auxilio Social; y 1960 año en el que juega con la presencia en España de Hemingway (que le sirve para establecer una ficticia relación de amistad con la escritora), pero también con la de Ava Gadner y Juan Domingo Perón. Creo que esta parte es lo peor de la novela y cuando de alguna manera se le va de las manos a Domínguez.

Por otra parte, el libro lleva un subtítulo francamente engañoso. Si hay algo “apasionado” en la novela no es la vida de la protagonista sino, en todo caso, la de su hermana Sonsoles o la de Carmen Díez de Rivera, la hija que esta tuvo con Ramón Serrano Suñer y, ya puestos, las de Ava Gadner o Hemingway, pero en ningún caso la de una recatada Carmen de Icaza que se dedicaba a amonestar a su hermana por su comportamiento en unos encuentros que se repiten demasiado en el libro o a ejercer de psicóloga con Hemingway en escenas que también repite la autora en exceso.

Al final, no son muchas las cosas que se acaban conociendo de la escritora a pesar de que el libro tiene 367 páginas. Sí se señala que fue instruida en su casa y no en la escuela aunque no por quién. También se reproducen un par de textos con los que se quiere dejar constancia de su “feminismo” e incluso de su carácter rompedor. Ahora bien esto no casa demasiado con alguien que acudía a los congresos del partido nazi, el de las cuatro K entre otras cosas, o que estaba de acuerdo con el Servicio Social que se impuso en España para las mujeres.

Yo tengo unos recuerdos y una percepción de Carmen ambivalente. Por un lado, le agradezco que le diese a mi madre la oportunidad de un trabajo realmente interesante y que le permitió, además, conocer a mucha gente y asistir a acontecimientos como, por ejemplo, la boda de Fabiola con el rey de Bélgica, a la que acudió en 1960 como secretaria de Carmen que fue para hacer la crónica para la revista Blanco y Negro o, también, a diferentes ediciones de la Feria del Libro. (Dejo constancia de ambos momentos con sendas fotografías). Pero, por otra parte, no puedo olvidar que cuando ya no trabajaba para ella no dejaba de estar a su entera disposición, y que bastaba una llamada y el aviso de que le enviaba el coche para que se acicalase y se fuese a trabajar a su casa de López de Hoyos, todo ello sin más contraprestación que algún obsequio de vez en cuando; casa a la que, por cierto, yo iba de vez en cuando para que viese mi evolución y en la que, muy enseñado y “educado”,  tenía que besar la mano de la ya Baronesa de Claret.

En fin, un libro bastante decepcionante porque incluso es muy poco lo que se dice de su obra, apenas tres o cuatro líneas de los libros que se mencionan, más allá del de Cristina Guzmán del que utiliza fragmentos para abrir cada uno de los 42 capítulos e incluso intercalados dentro de ellos o cerrándolos, en un exceso difícilmente explicable.

En cualquier caso, vuelvo a agradecer a la autora el fragmento reproducido. A mi madre le hubiese hecho mucha ilusión de haberlo leído. (Murió en 2015 tras cumplir 100 años).

La edición cuenta con un interesante archivo fotográfico en el que hay que destacar las fotos en las que aparece uniformada. 

 

Mari Pau Domínguez, No habrá otra primavera. La apasionada vida de Carmen de Icaza.

 

viernes, 6 de mayo de 2022

Inagotable Zweig


Hablando de literatura hay pocos placeres tan grandes como el de descubrir un nuevo libro de Zweig en los estantes de una librería. Su obra parece realmente inagotable y la editorial Catedral reúne en este libro una selección de sus ensayos que fueron publicados en los años 80.

De este escritor he hecho ya prácticamente todas las alabanzas que se me pueden ocurrir. Realmente no me canso de leerlo y siempre es un placer enfrentarse a su escritura.

En este caso son diez los ensayos reunidos en este volumen. Van de 1914 a 1941 y aunque tocan varios temas destacan por encima de todos los dedicados a la idea de Europa y a  su posible, y necesaria, unificación por un lado, y los dos centrados en la historia, por otro. Además, hay uno muy interesante sobre la creación artística y otro precioso sobre la ciudad de Viena que escrito en 1941 demuestra el amor y la nostalgia de Zweig por su ciudad.

En relación a los que hablan de Europa yo destacaría el interesante y completo repaso que hace a los diferentes momentos en los que ha habido procesos de unificación así como la forma en que finalizaron. También el discurso de 1934 sobre la necesaria unificación en esos momentos cruciales para el devenir del continente.

Los dos ensayos que dedica a la historia son bien diferentes. En el de 1931 se centra en su visión de la historia y da algunos ejemplos en la línea de sus “Momentos estelares de la Humanidad”. Sin embargo, el de 1939, no es casual la fecha, lo centra en la enseñanza de la historia, en cómo se utiliza para fomentar comportamientos nacionalistas y cómo se debería centrar su estudio en los aspectos de la cultura que son comunes a todas las naciones. Una propuesta que no se ha llevado nunca a la práctica. Tengo que decir que, como profesor de historia que he sido durante veinticinco años, firmo desde la primera a la última línea todo lo que decía Zweig en esas fechas tan lejanas. También comparto su visión crítica de ese género hoy tan de moda: “(…) la mayoría de las obras que se presentan como novelas históricas o relatos históricos en realidad funcionan como caricaturas de la historia, son un híbrido nulo, una fechoría literaria”. (p. 46)

La demostración de amor y nostalgia de Viena que antes mencionaba, y que le llevan a escribir un bellísimo artículo, le hacen también mostrar el carácter elitista que tenía con ese “todas” del siguiente fragmento:

 

“En el teatro nacional y en la ópera confluían todas las clases sociales, la aristocracia y la burguesía y la nueva juventud. Eran la gran comunidad, y todo lo que allí ocurría lo sabía la ciudad entera”. (p. 179)

 

Estos ensayos, como otros muchos ya publicados en diferentes colecciones, demuestran a un Zweig que era capaz de enfrentarse a una gran variedad de temas y aportar ideas interesantes y sugerentes sobre casi todos. Pero, además, y sobre todo, tenía la gran virtud de comunicarlo con una claridad y una riqueza de expresiones tal que yo no conozco otro caso similar. Seguramente me puede un cierto “forofismo”, pero ya que no lo soy en el deporte, al menos me dejo serlo un poco en la literatura.

Para terminar, reproduzco un breve fragmento que a pesar del mucho tiempo transcurrido desde que se escribió, 1939, creo que, desgraciadamente, tiene gran actualidad y se puede aplicar perfectamente a nuestra realidad.


“El odio, la cólera, la belicosidad son en su naturaleza emociones breves, y fue por eso que tuvieron que inventar esa horrible disciplina llamada “propaganda” para alargar artificialmente esos fugaces estados emocionales”. (p. 142)

 

Evidentemente es un libro muy recomendable para cualquiera al que le interesen estos temas o para quien quiera leer un texto magníficamente escrito. Solo me queda desear que se sigan haciendo recopilaciones porque material hay para ello.

 

Stefan Zweig, Mensajes de un mundo olvidado. Traducción Esther Cruz.

 

 

jueves, 5 de mayo de 2022

Un buen escritor alemán


Este libro se publicó ya hace años en España, en concreto lo hizo la editorial Akal. Ahora lo reedita Alianza de Novelas con la misma traducción de entonces. Esto significa que es un libro que tiene algo para que se vuelva a publicar.

Efectivamente, creo que se trata de una muy buena novela corta pues tiene justo 200 páginas.

La anécdota es bastante simple. El narrador acude en Hamburgo al puesto en el que comía salchichas al curry, un puesto que lo llevaba una señora, Lena Brücker. Ella no lo lleva ya por su avanzada edad. La busca por el barrio y finalmente la encuentra. Ante la pregunta de cómo surgió el hacer las salchichas de esa manera, Lena le cuenta una parte de su vida, la que transcurre en los últimos días de la guerra en mayo de 1945 y los primeros años de la posguerra. Al principio de ese período tuvo una curiosa historia de amor con un soldado alemán al que ayudó a desertar.

Como se ve una anécdota bastante básica pero que le sirve al autor para dar unas pinceladas muy precisas, entre otras cosas,  de lo que supuso el nazismo, la guerra y los problemas básicos de la posguerra.

Una de las grandes virtudes de esta novela es que, con apenas unos cuantos rasgos, logra una ambientación que lleva al lector a situarse perfectamente en el lugar y la época, tanto por las tensiones que se vivieron en esos últimos días de guerra como por los padecimientos que hubo una vez terminada (queda, por ejemplo,  muy bien reflejado todo lo que supuso tener que acudir al trueque ante el nulo valor de la moneda).

También está muy bien tratada la historia de Lena con Bremer, el soldado que deserta. Y, una vez más, aparece la denuncia de cómo muchos nazis se subieron al carro tras la guerra y se situaron en puestos de la administración.

Si añadimos que está muy bien estructurada y escrita, con fragmentos en los que habla Lena e inmediatamente después entra el narrador sin que se rompa el hilo de la narración, creo que estamos ante una muy buena novela.

Hay una reseña de izas en unlibroaldia.blogspot.com que en la valoración pone: repugnante. Así que, como pasa siempre, los textos no gustan a todo el mundo aunque, eso sí, esa valoración me parece algo desafortunada.

 

Uwe Timm, La invención de la salchicha al curry. Traducción José Pinués.

 

 

lunes, 2 de mayo de 2022

ANDAMIO

 

Malta, Costa de Marfil, Finlandia, Polonia o Argentina son algunas de las procedencias de las películas. Me gusta esta variedad, me parece interesante como también lo son esas producciones. Buen entrega en este tema.

En cuanto a las series la variedad está sobre todo en los temas: documental, falso documental, de época (siglo XIX), thriller sobre terrorismo islamista o sobre terrorismo de extrema derecha y comedia disparatada.

En fin, hay de todo y con una buena nota media.

 

 

Películas

 

West side story. El gran Spielberg se marca esta repetición de uno de los grandes clásicos del siglo pasado y, desde luego, uno de los mejores musicales de todos los tiempos. Es una de las películas de mi juventud y una de las que más he visto, por eso esta versión me interesaba especialmente. Me ha parecido magnífica prácticamente en todo, desde la puesta en escena a la coreografía, pasando por el casting. Un verdadero acierto que llega a mejorar el original en varios aspectos.

 

Luzzu. Una película maltesa; es la primera que veo de esa procedencia. El luzzu es la típica embarcación de pesca de la isla y es que el protagonista es un pescador y su familia. Película que podría haber firmado perfectamente Ken Loach porque refleja su espíritu y el tipo de crítica social que hace. Está bien y además tiene el interés de escuchar hablar en un idioma desconocido.

 

La noche de los reyes. Coproducción de varios países que se desarrolla en una cárcel de Costa de Marfil. Película un tanto extraña para lo que estamos acostumbrados, pero poco a poco te va metiendo en su historia y mostrando la relevancia que la tradición oral tiene en la cultura africana. Muy original y diferente.

 

Compartimento nº 6. Coproducción de varios países con un director finlandés. Se desarrolla en su mayor parte en un tren que se dirige a Múrmansk desde Moscú y en el que viaja una joven finlandesa que estudia arqueología en la universidad de Moscú y va a Múrmansk para ver unos petroglifos. En el tren conoce a un ruso que tiene el mismo destino pero para trabajar en una mina. Una comedia romántica pero tremendamente diferente a las que estamos acostumbrados y que tiene como principal valor la gran interpretación de los dos protagonistas. Magnífica película.

 

Never rarely sometimes always. Película estadounidense con el tema del aborto como eje aunque es algo más. Con un lenguaje muy visual y una protagonista extraordinaria te mantiene atento a la pantalla y no te da ningún respiro: Refleja muy bien las posturas que sobre el aborto existen en ese país y lo hace, además, a partir de unas magníficas escenas. Merece mucho la pena.

 

Ámame. Errante corazón. Película argentina en coproducción con varios países. No sé qué hubiera sido de esta película si no la hubiera protagonizado un Sbaraglia en estado de gracia. La película es él, de hecho está en absolutamente todas las escenas. Dueño de un restaurante, separado de la mujer, homosexual también separado de su última pareja, con una hija tan perdida como él, experimenta la soledad y, al mismo tiempo, busca permanentemente el afecto. Quizá resulta un tanto extrema en algunos momentos y, desde luego, con un sonido directo muy mejorable y un movimiento de cámara al que hay que acostumbrase (a mí me costó bastante). No obstante, merece le pena por el trabajo de Sbaraglia.

 

Mr. Jones. Película polaca dirigida por Agnieska Holland. Un exasesor británico de Lloyd George va a la URSS porque quiere saber de dónde sale el dinero para todo lo que se está industrializando. También pretende hacer una entrevista a Stalin ya que había logrado hacer una a Hitler. La película narra su presencia en Ucrania, de donde era su madre, y donde descubrirá la hambruna que asola esa república. Está basada en la biografía de un personaje real. Ha tenido críticas muy variadas, pero a mí me ha parecido una película interesante y con una realización acorde con el tema.

 

Series

 

La unidad. Segunda temporada de esta serie española. Son 6 episodios de unos 50 minutos. Hecha con bastantes medios seguramente para poder venderla al exterior y cuenta con un guion bien construido hasta que llega al capítulo final que, creo, equivocado por el exceso en que incurre. También hay un par de interpretaciones que son mejorables. En cualquier  caso es muy entretenida y no desmerece respecto a otras series del género que se hacen en otros países.

 

800 metros. Miniserie documental española de 3 episodios de una hora sobre los atentados de 2017 en Barcelona y Cambrils. Muy bien realizada, con un guion bien construido y buenas intervenciones que van desde policías a víctimas pasando por expertas de los servicios sociales de Ripoll y hasta un juez. Es un intento de comprender por qué se radicalizaron esos jóvenes que parecían bien integrados. Hay imágenes de ellos muy interesantes.

 

La edad dorada. Una serie estadounidense de 9 episodios de unos 50 minutos. Se desarrolla en el Nueva York de mediados de los años ochenta del siglo XIX y es un reflejo de cómo era la sociedad en la época desde las peleas por la ascensión social y los conflictos dentro de la clase alta entre los “históricos” y los “nuevos ricos” hasta la situación de los negros. Contiene todos los tópicos y los estereotipos que se han visto muchas veces, pero está hecha con muchos medios y una gran puesta en escena. Muy entretenida aunque si no se entra en ella y se aceptan sus convencionalismos puede resultar un tanto desfasada.

 

Operación Búfalo. Miniserie australiana de 6 episodios de unos 50 minutos. Realmente es una serie bastante extraña por el tono que está entre la comedia más disparatada y la seriedad de las pruebas nucleares. Al final ves que se basa en hechos que sucedieron de verdad no solo en 1956, año en el que se desarrolla la serie, sino en años posteriores. Al principio dudé si seguir viéndola, pero como sé que las series australianas suelen dar sorpresas decidí continuar. Hay buenos momentos y otros no tanto, pero en general se deja ver y, sobre todo, deja la inquietud de que se basa en hechos reales.

 

Furia. Serie noruega de 8 episodios de unos 45 minutos. Un magnífico thriller político sobre la extrema derecha. Se desarrolla en unos lugares preciosos del norte de Noruega una parte y la otra en Berlín. Se trata de realizar atentados como si fuesen musulmanes para provocar el auge de los movimientos de extrema derecha. Engancha porque tiene un buen guion y está muy bien realizada.

 

American Vandal. Serie estadounidense de 8 episodios de 25 minutos. Muy original pues se trata de un falso documental realizado en teoría por dos alumnos de un instituto para investigar la autoría de unos dibujos de penes que habían aparecido en los coches de los profesores. Un buen guion que sigue todos los tópicos del cine documental que se hace en ese país, junto con unas magníficas interpretaciones hacen que la serie sea muy entretenida y curiosa de ver.

Otro buen escritor colombiano


No conocía al autor cuando compré el libro, simplemente vi que se trataba de un escritor colombiano y eso me animó. Evidentemente habrá escritores de esa nacionalidad poco o incluso nada interesantes, pero yo aún no me he topado con ninguno. Por lo general escriben bien o muy bien y también es habitual su gran capacidad narrativa e imaginativa.

El caso de Rosero no es una excepción. A pesar de que el tipo de historia que cuenta no es de las que más me interesan y de que me costó entrar en ella (de hecho tuve la tentación de abandonar la lectura del libro), al final me he alegrado de no hacerlo.

Rosero cuenta el desarrollo de una fiesta en 1970 en la casa de una familia de la burguesía acomodada de Bogotá. Una fiesta en la que participan decenas de personajes que van entrando y saliendo del lugar. Ese número de personajes, nada habitual por otra parte en los libros de ficción que suelo leer, es además muy variopinto porque va desde las hijas del matrimonio, Italia, Armenia, Francia, etc. llamadas así según el lugar donde fueron concebidas, a hermanos y otros familiares de los anfitriones y gente que había tenido relaciones laborales con el magistrado o al que este había hecho algún tipo de favor.

Este conjunto le permite a Rosero ofrecer un pequeño muestrario de la sociedad del momento y, por otra parte, practicar su sentido del humor, negro a veces, a través de las peripecias de alguno de ellos. También hay denuncia de algunas lacras como los abusos sexuales, el papel de la religión y, sobre todo, la violencia presente en muchos momentos, desde un intento de violación hasta el encierro de alguien en un baúl pasando por quien arroja a su mujer por un balcón hasta un secuestro, y que adquiere un protagonismo absoluto en la parte final.

Como se aprecia fácilmente por lo dicho, la novela tiene un ritmo trepidante, no dejan de pasar cosas en ningún momento y eso que tiene 371 páginas. Como decía al principio, Rosero, a partir de una buena escritura, despliega una gran capacidad de imaginación y una buena agilidad narrativa. Por todo ello, una novela que en principio no debería haberme interesado, al final me ha hecho pasar un buen rato. Aunque hace muchos años que lo leí, en algunos momentos me ha recordado a Tom Sharpe, seguramente por cierto desmadre.

Por cierto, una portada muy adecuada a la obra.

¿Recomendable? Según los gustos del lector y, desde luego, según como le pille el cuerpo.

Hay una entrevista interesante de Xavi Ayén con el autor en lavanguardia.com y una buena reseña de Álvaro Castillo en eltiempo.com.

 

Evelio Rosero, Casa de furia