De Ryan ha
publicado la editorial Sajalín tres libros que, como me pasa en otras
ocasiones, he ido leyendo en sentido inverso
a la fecha de su publicación. Por eso, hoy comento el primero que escribió
el autor, publicado en 2012 en Irlanda, un libro que obtuvo varios premios y
nominaciones para otros.
Si los dos
anteriores me gustaron mucho, hay constancia en los correspondientes
comentarios en el blog, este lo ha hecho aún más. Me parece que describe de
forma magistral la situación en la que quedan una serie de personas de un
pequeño pueblo irlandés tras la crisis de 2008.
Ryan utiliza
para ello el monólogo de más de veinte pequeños protagonistas que van desde el
constructor que deja tirados a sus trabajadores, a la reacción de algunos de
estos, pasando por algunas situaciones de miembros de las diferentes familias
así como de algunos personajes peculiares de la localidad (por ejemplo, una
prostituta que habita una urbanización en la que solo hay otra casa habitada
pues las demás no se terminaron por la llegada de la crisis, un discapacitado
mental o el policía).
Con este elenco
y con una magnífica estructura en la colocación de los diferentes monólogos,
Ryan nos va relatando cómo ha quedado la pequeña sociedad que constituye ese
pueblo. Un lugar en el que, además, se producirán un asesinato y el secuestro
de un niño, aunque de ninguna manera esto centre el relato que hace Ryan.
La crisis está
presente a lo largo de toda la novela y en algunos momentos de forma explícita
como, por ejemplo, en fragmentos como estos:
“Pero hubo
siete años, siete años, en los que se podían construir casas con cartón y cinta
adhesiva y aun así las vendías sobre plano. La gente se pasaba la noche
haciendo cola para comprar casas de cartón, todas apiñadas como casetas para
perros”. (p. 28)
(Josie, constructor y padre del que deja en
la calle a sus trabajadores).
“Eso sí, un aspecto
positivo desde que empezó la crisis es que la gente está dispuesta a trabajar
por menos del salario mínimo. A ver, lo del salario mínimo es de chiste. ¿A
santo de qué tiene alguien derecho a decirme lo que tengo que pagarle a mis
empleados? “(p. 110)
(Kate, pequeña empresaria dueña de una
escuela de preescolar)
Más allá de la
crisis propiamente dicha, el autor nos muestra cómo es y cómo funciona la
sociedad en una pequeña localidad rural irlandesa. Así, asistimos a algunos
aspectos de la vida cotidiana de sus habitantes, sus cotilleos (hay un
personaje al que llaman “la talibana de la tetera”), la presión social que se
ejerce y se padece. Todo ello se ve de forma muy clara en las reacciones al
asesinato y al secuestro, aunque no solo ahí.
Ryan crea un
estilo, que luego mantendrá en sus siguientes novelas, basado en el uso de
frases cortas, muy trabajadas pues suelen ser muy precisas para expresar lo que
se quiere decir, y que, además, adapta muy bien el lenguaje que utiliza según
quien sea el protagonista. También se aprecia aquí algo que también es una
constante del autor como es su cuidado en la creación de personajes, algunos
realmente entrañables.
He regresado
hace unos días de una estancia de quince días en una pequeña localidad del sur
de Irlanda que hoy está dedicada fundamentalmente al turismo. Una de las cosas
que más me ha llamado la atención es la elevada edad que tenían algunos trabajadores
como, por ejemplo, los cajeros de supermercados. Da la sensación de que la
crisis de la que Ryan habla en el libro ha dejado secuelas importantes en la
sociedad de ese país.
Un libro muy
recomendable. De hecho yo lo tengo ya como uno de los mejores que he leído este
año. También son muy recomendables los otros dos publicados.
Hay dos
interesantes reseñas: Carlos Andia en unlibroaldia.blogspot.com y José ÁngelBarrueco en elplural.com.
Donal Ryan, Corazón giratorio. Traducción Celia
Filipetto.
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