Desde ya tengo
que incluir a Alías en la lista de los buenos reporteros españoles junto a
Ayestaran o Aldekoa, mis preferidos. De este último es precisamente la frase
que la editorial reproduce en la portada: “Impecable. Un referente para
cualquier periodista”.
El autor estuvo
de corresponsal de TV3 en Rusia durante más de siete años a partir de su
llegada en 2015. A pesar de su larga estancia avisa ya desde la Introducción:
“Cualquier intento de explicar qué es Rusia puede conducir a un fracaso
anunciado. Sí, hay gente que hará afirmaciones contundentes después de haber
pasado allí un fin de semana. Pero a mí me parece un país demasiado complicado
como para atreverme a analizarlo a la ligera”. (p. 21)
Y,
efectivamente, más que explicarlo, lo que hace Alías a lo largo de los 62
capítulos en los que ha dividido las 433 páginas del libro, es contar una serie
de situaciones vividas por él mismo que ayudan a entender algunos aspectos de
la sociedad y la forma de ser de los rusos y, también, narrar algunas cosas
relevantes, y en parte alucinantes, de esa sociedad.
Hay temas a los
que dedica varios capítulos. Así: Chernóbil, la música y los compositores, los
cosmonautas, el conflicto en Ucrania (el anterior) y, sobre todo, el frío. Pero
también trata temas tan peculiares como, por ejemplo, el cambio de ubicación de
edificios mediante su desplazamiento (una de las cosas más alucinantes del
libro), el fútbol infantil o los escritores suicidas. Es decir, que al final
del libro tenemos una visión bastante amplia de diferentes aspectos de la
sociedad de un país que, a pesar de ser el más grande del mundo y de su
importancia geopolítica y estratégica, suele ser relativamente desconocido en
comparación con lo que sabemos de otros quizá menos importantes.
Alías cuenta
todas estas cosas de tal forma que resulta muy entretenido y apetece leer y
leer capítulos. Por otra parte, no duda en utilizar anécdotas y personas de su
propia familia como Génia, su mujer rusa, o su suegra.
Hay historias
muy impresionantes y aleccionadoras como la del disyóquey radiactivo; en otros
casos describe personajes inolvidables como la de la mujer mayor que vive en
las orillas del lago Baikal; hay temas con lo que se aprende mucho y también dan
mucho miedo como los posibles efectos que pueden producirse en el permafrost
por el cambio climático o, finalmente, por no ser exhaustivo, el enfoque tan
peculiar que da a su presencia en los conflictos en Ucrania y Siria.
En fin, un
libro que merece mucho la pena leer, con el que se aprenden muchas cosas y se
empieza a tener una idea aproximada de una sociedad realmente compleja y, esto
es también importante, en el que se habla muy poco de la política aunque esta
esté presente en muchas de las cosas que se cuentan.
Hay una reseña
completísima de Marta Medina en elconfidencial.com.
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