Hace más de diez días que no hago ninguna entrada en
el blog. La explicación es que he estado leyendo este libro que tiene la friolera
de 1242 páginas en la colección Maxi de esta editorial y hay que dedicarle
muchas horas a su lectura. Por otra parte, es el primer libro que leo de
Almudena Grandes lo que también puede resultar algo sorprendente. No sé muy
bien por qué ha sido así, quizás porque ha coincidido con la etapa en la que
dejé de leer literatura española salvo la hecha por un par de autores. A
Grandes la escuchaba en sus intervenciones en la cadena S.E.R. y me interesaba
lo que decía y sin embargo…
Para acabar con esta introducción, dos cosas más: el
libro me lo regaló una buena amiga hace un par de meses y, curiosamente,
coincidió que yo estaba leyendo el tercer y último volumen de los diarios de
Rafael Chirbes que dedica dos páginas a comentar este libro;
ambas cosas me animaron a su lectura.
Me costó un poco entrar en el libro. Demasiados
personajes y unos cambios de tiempo que me despistaban, pero a medida que le
fui cogiendo el tranquillo, que me situé en la historia y que empecé a conocer
a los protagonistas (he de decir que para eso suelo hacer mi propio esquema con
los nombres y sus relaciones para no perderme), la historia me fue interesando
cada vez más. La autora me ha parecido una grandísima narradora, con una buena
capacidad para crear personajes, insuflarles vida y hacer que sus diálogos
suenen bien y resulten muy creíbles.
El protagonismo está muy repartido entre los
miembros de dos familias y abarca un largo periodo de tiempo pues transcurre
desde los tiempos de la Segunda República hasta la actualidad. Así, vemos a los
personajes tanto en la guerra civil, como en Rusia con la División Azul, en los
campos de concentración franceses o luchando en la Resistencia en ese país, participando
en la guerrilla en la posguerra española o, simplemente, viviendo y trabajando
en la España de la época. Aunque pudiera parecerlo, no se trata de que cada
familia pertenezca a uno de los bandos. La situación es algo más compleja.
No me resisto a reproducir un fragmento del texto
que le dedica Chirbes al libro:
“Consigue colocar en la narración todos los temas,
anudarlos y desnudarlos, que no quede suelto ni uno de los cientos de hilos,
dejarlo todo cerrado para que no se escape ni el gato, aunque para eso tenga
que forzar las cosas, volver demasiado explícita e incluso convertir el texto
en reiterativo. Bien, muy bien, eres una excelente profesional, sin embargo el
libro no me dice nada, porque no me enseña nada”. (p. 141-142)
Aquí creo que están las claves principales del libro.
La buena narración, la magnífica estructura con cambios de tiempo y lugar que
una vez que se captan resultan muy interesantes y además, como dice Chirbes,
cosiendo bien todos los hilos. Claro, a él esto no le gusta demasiado, le
parece algo muy profesional, pero no le dice ni le enseña nada. Evidentemente,
yo no leo un libro así para que me enseñe nada en ningún sentido, sí lo hago
para ver cómo una serie de personajes se enfrentan a situaciones difíciles
tanto por el contexto histórico como por el familiar, y en este sentido la
novela me ha gustado mucho. Creo que Grandes acierta en la forma de resolver la
mayor parte de las situaciones, más allá de las pegas que yo le pondría por
cierto partidismo muy evidente en algunos momentos.
Es un libro en el que al entrar poco a poco me ha
ido interesando y gustando cada vez más. También tengo que decir que no es uno
de esos que puedes estar leyendo, al menos yo, demasiado tiempo seguido; hay
que tomar de vez en cuando un respiro e incluso compaginarlo con alguna otra
lectura.
Desde luego, como primera aproximación a la obra de
la autora, que por cierto es bastante numerosa, no está nada mal y me anima a
volver más adelante con algún otro libro.
Almudena Grandes, El corazón helado.
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