Deprimente
Este país cansa, asfixia, agota, agobia, deprime. Al
menos a mí. Y lo hace por partida doble: por un lado, por lo que sucede, pero
también por cómo se cuenta y analiza. Me centraré en lo segundo ya que al
comentarlo irán saliendo cosas de lo primero y luego retomaré el país como tal.
Siempre me han interesado la política y la
información. Cada día leo los titulares de las principales noticias de dos o
tres digitales y, eventualmente, algún artículo. Tanto por la mañana como por
la noche escucho las tertulias de la radio. En total unas dos horas al día. Yo
diría que estoy medianamente informado y bastante “opinado”.
Estos días el ébola; unos días antes, las tarjetas black: y
Cataluña; y antes los ERE o Bárcenas; y así según la temporada van
llenando horas y horas de información y, sobre todo, de opinión. Machacando con
lo mismo permanentemente, repitiendo ad
nauseam las mismas ideas, los mismos argumentos, los mismos razonamientos
y, eso sí, sin que los “opinadores” sean capaces de cambiar de postura valorando los
argumentos del otro.
Por ejemplo, Cataluña. ¿Cuántas veces habré oído lo
de que en democracia lo que prima es la ley, la constitución o que para que
haya democracia hay que dejar que se pueda votar libremente?¿Cuántas veces que
Rajoy debería coger el toro por los cuernos o que hace bien esperando y
teniendo todo preparado o que Mas se ha puesto a la cabeza del independentismo
porque así no se fijan en los recortes que ha hecho o que se ha visto superado
por ERC?¿Cuántas veces que no habrá consulta el 9N y que qué pasará el día 10?
Y así horas y horas y elucubración tras elucubración porque a fin de cuentas
todas saldrán gratis ya que acierten o
se equivoquen dará exactamente lo mismo. Y, sin embargo, apenas se intenta
comprender ni mucho menos explicar qué es lo que está pasando en esa nación,
quién se está movilizando a favor de la consulta, qué repercusiones está
teniendo en el resto del país, pero eso sí, hablar se habla y de qué manera.
(Podría suceder que sea mi mala elección de tertulias, no negaré esa
posibilidad). Hay que reconocer que otra cosa es lo que sucede con los
artículos en la prensa que sí hay bastantes profundizando en el asunto aunque,
claro, su repercusión es muy poca en un país tan poco propenso a esas lecturas.
Y no pongo el ejemplo de Podemos porque estoy
agotado de la cantidad de veces que he escuchado los mismos calificativos sin que
nunca los expliquen o aclaren.
Pero ha pasado lo mismo con la crisis y las horas
dedicadas a la prima de riesgo; no digamos con la corrupción que un día sí y
otro también nos ofrece tan buenas noticias de gente que vive bien
convirtiéndose en un ejemplo para el resto y ahora, para terminarlo de
arreglar, llega el ébola a Europa vía España como buen inmigrante subsahariano
aunque eso sí en avión y con protección policial.
Imagino que quien esté leyendo estas líneas habrá
tenido experiencias parecidas si ha escuchado, o al menos oído, algunas de las
muchas tertulias que se producen a diario en la radio o la televisión.
Y mientras tanto, ¿qué pasa con el país?
Es cierto que se ha modernizado, que hacer gestiones
es ahora mucho más rápido, que no hay que emplear tanto tiempo y esfuerzo, que
hay miles de kilómetros de AVE y que incluso tenemos aeropuertos tan de sobra
que ni se utilizan, pero también lo es que se ha convertido en un país incómodo
desde otros puntos de vista. La gente va, vamos, más tensa; nos hemos hecho
hipercríticos, con razón, pero al mismo tiempo seguimos siendo pasivos e
individualistas, no logra aumentar el asociacionismo en la sociedad civil;
tenemos cada día una razonable peor
visión de los políticos (chorizos, ladrones, sinvergüenzas, vagos,…) y al mismo
tiempo votamos a alcaldes que sabemos que se lo han llevado crudo; nos suben
los impuestos y nos congelan los sueldos y no pasa nada. En fin, para qué
seguir exponiendo hechos, hay tantos y tan variados que se pueden llenar
páginas y páginas.
Pero es que además de los hechos están los
personajes. Desde hace tiempo me da miedo ver los sentimientos que me producen
gentes como, y no seré muy exhaustivo: Díaz Ferrán, Blesa, Mato, Inda,
Rodríguez (tanto MAR como Javier),…
Pero es que además y también, la deuda no se puede ni
siquiera auditar porque entonces los mercados, bla, bla,bla (como cualquier
gurú de la economía predice); los impuestos no se pueden subir a las grandes
empresas ni a los “ricos” porque se llevarían las inversiones a otro país (como
cualquier gurú de la economía predice); hay que apretarse el cinturón porque
hemos vivido muy por encima de nuestras posibilidades (como cualquier….afirma);
hay que tener cuidado en cómo te manifiestas y haces huelgas porque te pueden
pedir cuatro años y medio de cárcel; y, de nuevo, para qué seguir.
Y ante este panorama, ¿Qué alternativas existen?
Está el “nuevo” PSOE del mediático Sánchez o la IU de siempre del
cariacontecido Lara o la incógnita de Podemos. (Bueno también están la UPyD de
Díez o los Ciudadanos de Rivera, pero eso es otro cantar porque yo soy más o
menos de izquierdas).
Como ya he dejado escrito en este blog, en este
momento estoy con Podemos. Tengo mis recelos por cómo se están desarrollando
los últimos acontecimientos y planteando la forma de organización, pero con
todos los defectos, que los tiene, creo que son la única esperanza por ahora.
Bueno, claro, también hay otras realidades menos
insatisfactorias (sin considerar las puramente afectivas); están Rafael Chirbes
y Javier Marías, David Trueba y Alberto Rodríguez, por citar solo a los conciudadanos
porque si no la lista sería inmensa; y también, Bill Evans y Miles
Davis, Schubert y Mendelsohn y…
Pero incluso en muchos momentos, leyendo un buen
libro o escuchando una buena música, la cabeza se me va, me descentro y pienso
en cosas de las que acabo de escribir y me agobio, me deprimo y pienso en qué
país estamos construyendo para nuestros hijos.
Cine
y televisión
Después de lo leído no vendrán mal algunas buenas
noticias de entretenimiento.
Happy
Valley. Bueno, he dicho de entretenimiento y se trata de
una espléndida pero al mismo tiempo dura miniserie británica. Parece policiaca
pero se convierte en mucho más. Una interpretación magistral de la protagonista
y un guion muy bueno.
The
Drop (La entrega). La última película en la que participó
Gandolfini en un papel de gánster venido a menos. Bastante interesante y una atmosfera
muy conseguida.
La
isla mínima. Un thriller español de un director que
ya nos dejó un buen trabajo con Grupo 7.
Si alguien ha visto la serie True
detective encontrará algunas similitudes en el tratamiento del espacio y de
algún personaje. Una buena película.
Un
asunto real. Película danesa sobre la época del
despotismo ilustrado. Estupenda ambientación y muy interesante todo el complejo
proceso histórico que retrata.
10.000
kilómetros. Tiene un inicio muy original en el que hay un
plano-secuencia de veinte minutos, pero luego se va diluyendo poco a poco y se
va convirtiendo en demasiado previsible.