miércoles, 20 de septiembre de 2017

Entretenida visión de Corea del Norte




El libro de esta periodista y fotógrafa fue publicado en 2012 y recoge las impresiones de un viaje de diez días  realizado un par de años antes. Tratándose de un país como Corea del Norte esto no tiene demasiada importancia pues allí la vida permanece prácticamente igual desde hace lustros.
Quien haya leído alguno de los pocos libros que se han publicado sobre el tema o haya visto documentales hechos casi en la misma época, encontrarán pocas novedades en las informaciones que proporciona Beatriz Pitarch. Sin embargo, merece la pena leerlo por varias razones. En primer lugar, es capaz de transmitir muy bien aquello que ve y hacerlo, además, con gran agilidad y desenfado no exento de un cierto sentido del humor. Por otro lado, tiene la particularidad de contar no solo sus impresiones sino que incluye bastantes veces la de los miembros del grupo con el que hizo el viaje. Esta es la principal novedad de este libro con respecto a los que se han publicado hasta ahora. El grupo estaba formado por gente muy variopinta y de muy diversa procedencia: un estadounidense incordión, un belga tranquilo, una argentina, un mexicano rico, una rusa muy joven y guapa y el propio novio de la autora. Si añadimos los dos “guías” norcoreanos, Kim y Kang, tenemos un grupo que le da mucho juego a Pitarch para convertir su libro en algo más que un mero viaje a Corea.
De las informaciones que da me he quedado con varias que o desconocía o no recordaba. Así: los guías que van a Cuba a formarse viven en residencias para norcoreanos de las que no pueden salir y, por lo tanto, no tienen apenas contacto con la población de la isla; en el museo en el que se guardan los miles de regalos que recibió Kim Il Sung, el “padre de la patria”, figura uno con el símbolo del PSOE donado por la Fundación Pablo Iglesias; en las lápidas funerarias se inscriben cuatro fechas: nacimiento, ingreso en el ejército, primera participación en la revolución y muerte; y finalmente, la existencia de dos flores, kimilsungia y kimjongilia, creadas en Indonesia y Japón respectivamente en honor de los líderes cuyo nombre reflejan.
En fin, un libro bastante entretenido que puede ser útil sobre todo para quienes desconozcan la situación de ese país, pero cuya lectura en todo caso proporciona un rato ameno y hasta divertido a veces.

Beatriz Pitarch, Cerrado 24 horas. Crónica de un viaje a Corea del Norte.

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