Este es el tercer libro que leo de Weil en apenas medio año aunque
es el primero que se tradujo de este autor (en concreto en 2006). También es bastante anterior en su publicación
original, 1937, prácticamente al mismo tiempo que se estaban produciendo los
hechos que narra porque, efectivamente, se podría decir que estamos ante un
documento político en forma de novela como dijeron muchos críticos en su día
tal y como apunta el traductor en su nota Preliminar.
El libro está dividido en tres partes bien diferentes. En la
primera, el personaje central es una mujer, Ri, judía nacida en Checoslovaquia
que emigra a Palestina y termina en Moscú adonde se traslada siguiendo a Robert
con el que mantiene una relación amorosa. En las otras dos, el protagonista principal
es Jan Fischer, un ingeniero checo que también se ha ido a Moscú y que parece
ser que es el personaje del libro que tiene muchos elementos autobiográficos
del autor, sin embargo, ambas partes son
muy diferentes; en la segunda, muy narrativa, se nos cuentan los avatares de
Fischer en su trabajo y en su actividad
política para llegar así a la tercera de la que reproduzco lo que dice José MaríaGuelbenzu en elpais.com:
“La última parte alcanza una temperatura dramática
extraordinaria. Lo que era una narración semidocumental se eleva a categoría
literaria. El final es un lamento estremecedor por las ilusiones perdidas, no
ya de un hombre sino de todo un proyecto social. Jiri Weil no es un gran
novelista, pero es un narrador de una fuerza y una eficacia impresionantes.”
Efectivamente, esta parte final es con mucha
diferencia lo mejor de esta, por otra parte, muy desigual novela. Si la primera
resulta interesante es porque predominan los aspectos más relacionados con la
vida cotidiana en la URSS de los años treinta, así: los economatos (y la
escasez), los medios de transporte (y las apreturas en los tranvías), el
trabajo en las fábricas, la burocracia, etc. Sin embargo en la segunda
desaparecen bastante estos aspectos y, al menos a mí me ha pasado, la lectura
se convierte en algo un tanto tedioso con demasiadas reiteraciones de la misma
idea.
Creo que el principal problema de esta novela es la
poca caracterización de los personajes aunque algunos estén presentes en tantas
páginas y tantas historias. Por ejemplo, resultan difíciles de entender los
cambios de alguien tan importante en el libro como Ri y lo mismo pasa con
Fischer si además, como decía antes, es
casi un trasunto del autor.
Un tema muy interesante, pero una realización muy
vacilante y errática. Desde luego me ha gustado mucho menos que los otros dos
textos de Weil aunque le reconozco el mérito de haberse anticipado en sus
críticas a lo que luego será todo un género: la denuncia del estalinismo.
Hay un interesante perfil de Weil hecho por EvaManethová en radio.cz.
Jirí Weil, Moscú: Frontera.
Traducción Eduardo Fernández Couceiro.