Arrepentimiento
El año 1983 abandoné la militancia en el PSOE
después de más de ocho años; desde entonces y hasta el pasado domingo he votado
por sus candidatos cuando no me he abstenido, es decir, más o menos en la mitad
de los procesos electorales. En la mayor parte de este tiempo pensaba que era
el grupo político que podía hacer avanzar el país y, efectivamente, así ha sido
al menos en lo que respecta a los derechos individuales. Sin embargo, poco a
poco, se me han ido cayendo “más palos del sombrajo”. Primero fueron Alfonso
Guerra y Joaquín Leguina en su enfoque del tema del nacionalismo periférico; el
segundo, además, en sus últimos libros ha perdido incluso su buena escritura
aunque no su mala baba ahora aplicada a sus excompañeros; después, o al mismo tiempo,
Felipe González y sus Cisneros, “puertas
giratorias” y demás mandangas; finalmente, José Luis Rodríguez Zapatero y su
mayo de 2010. A todos los he votado. De los tres primeros he pegado carteles
hasta dolerme las manos, he escrito miles de sobres, he pasado horas y horas en
inútiles asambleas en las que se decidía casi siempre lo que ya estaba en el
fondo decidido.
Tuve durante un cierto espacio de tiempo la ilusión
de que estábamos construyendo algo diferente y, luego, cuando solo les votaba,
de que eran el mal menor. Hoy no, hoy empiezo a darme cuenta de que forman
parte del sistema tanto o más que la misma derecha de la que solo se
diferencian en cuestiones de detalle, pero en nada de lo esencial; siento que
cuando se habla del gobierno de coalición (con los matices que se quiera, pero
también lo dijo González) se está obviando que ya existe de hecho tanto en
España como en Europa; me doy perfecta cuenta de que los perdedores son los de
siempre y que empezaron a perder con gobiernos del PSOE.
Y viendo todo esto que aquí resumo de forma un tanto
desordenada y excesivamente simplificada, me arrepiento de tantas y tantas
horas, energías y discusiones empleadas defendiendo las posiciones de ese
partido y colaborando para su llegada al poder. Me arrepiento de algunas
amistades perdidas por culpa de ello. Me arrepiento de mi ofuscación por no
haberme dado cuenta mucho antes de lo que estaba pasando a pesar de que en
muchos libros y artículos leía análisis que ponían de manifiesto esa cercanía
con la derecha, la formación esa nueva oligarquía.
El domingo surgió con gran fuerza electoral un nuevo grupo: Podemos. Soy
consciente de lo difícilmente realizable de muchas de sus propuestas, de
algunos componentes demagógicos, de un exceso de liderazgo seguramente
inevitable al menos por ahora, pero también de que hacía tiempo que no veía
gente con una cierta ilusión por cambiar las cosas.
Evidentemente, la derecha se ha lanzado en tromba
contra el grupo (bolivarianos, venezolanos, financiados por Cuba e Irán,…) y
contra su líder (ególatra, machista,…). Tienen que meter el miedo para que
a los que se han quedado en casa este
domingo les entre el miedo y no vuelvan a cometer tan grave imprudencia. Hoy
mismo veía a Felipe González arremeter contra ellos y previniendo de sus
peligros (“una alternativa bolivariana sería una catástrofe”), eso sí, dicho delante
de un enorme cartel de La Caixa.
No sé lo que pasará en el futuro, solo espero que el
hoy militante de Podemos no tenga que escribir un texto como este dentro de
unos años.
Cine y televisión
Una vez más ha pasado mucho tiempo desde el anterior
Andamios por lo que se acumulan las series y las películas, así que solo
mencionaré las que me parecen más recomendables.
Series de televisión.
True
detective. Interesante serie con una original estructura y
forma narrativa, dos buenas interpretaciones protagonistas, pero con varias
cosas que sobran como: algunos monólgos pseudofilosóficos de uno de los
detectives, todo el capítulo 4 y, desde luego, el capítulo final.
This
is England. Magnífica serie británica surgida a partir de la
película del mismo título. Muy dura, pero un espléndido retrato de la
Inglaterra de los ochenta.
Dates.
Una original serie británica sobre citas concertadas por internet con episodios
de poco más de veinte minutos, pero con bastante interés y buenas
interpretaciones.
Masters
of sex. A partir de un libro biográfico sobre el doctor
Masters surge esta serie que tiene como punto central las investigaciones sobre
el sexo que hicieron en los cincuenta el doctor y su ayudante Johnson. Muy
entretenida y desde luego nada hagiográfica de la figura del protagonista.
Creo que las cuatro series citas son recomendables, muy
entretenidas y bien realizadas.
Películas.
Guillaume
y los chicos, ¡a la mesa! Estupenda comedia francesa con
mucho fondo y trasfondo sobre las relaciones madre-hijo.
Ida.
Polaca, en blanco y negro y en formato cuadrado, es decir, todos los
ingredientes para ser un tostón y no, no lo es en absoluto.
El
Gran Hotel Budapest. Tras ver el tráiler no me apetecía,
pero al final me decidí y no solo no me arrepiento sino que me parece una
película espléndida y altamente recomendable. Algo fuera de lo habitual.
El
gran cuaderno. Había leído la buenísima novela de
Kristof y la película no me defraudó. Creo que está bastante conseguido el
ambiente de la época y los padecimientos de los niños.
Aprendiz
de gigoló. Entretenida comedia a lo Allen aunque no sea el
director. Eso sí, la película gana y mucho cuando él aparece en la pantalla.
Carmina
y amén. La única española en esta entrega. Con algún
momento de cierta indecisión, un buen guion, unas magníficas interpretaciones y
una película que recuerda, y me lo recordó antes de leer a Boyero, a Rafael
Azcona. Costumbrismo del bueno.
El
pasado. Un buen drama de un director franco-iraní que ya el
año pasado cosechó un gran éxito con su anterior película. Un ejemplo más del
buen cine francés actual.
Comedias de distinto tipo, dramas más o menos duros,
pero en todo caso cualquiera de estas películas resulta recomendable.