España se desmorona (Alberto Recarte, intérprete económico); España se desploma (Antonio Cañizares, intérprete político-moral); España es inviable (J.M.Aznar, intérprete autonómico); España tiene sed de urnas (M.Rajoy, intérprete sin más).
No sé cuál de estas Españas me “hiela más el corazón”.
Túnez, Egipto, … La historia se repite. Unas multitudes manifestándose en la capital del país logran cambiar los gobiernos o los regímenes. Algo parecido sucedió en algunos países excomunistas. La revolución francesa se ventiló en París y la rusa en San Petesburgo. Lo que sucede en las capitales, en las que se encuentra una parte importante del poder, suele ser crucial para el resultado de las protestas, las rebeliones o las revoluciones. Todo esto es verdad históricamente hablando, pero falta otro elemento cada vez más importante: el papel del ejército. El “pueblo” puede estar en la calle pero quien decide cuál será el final es precisamente el ejército. Su papel es crucial y más importante hoy que el de la embajada de Estados Unidos. Ésta lo era en los sesenta y setenta; hoy lo es pero menos.
¿Sucede esto por tratarse de sistemas autoritarios? Yo creo que cambios radicales serian hoy impensables en países democráticos sin contar con el apoyo del ejército. A fin de cuentas una de las funciones que le suelen atribuir las constituciones en occidente es, con unas u otras palabras, la defensa del “orden interior”.
“¿Y qué es ser progresista, hijo mío? ¿Decir que de los 4 millones de parados tienen la culpa la Banca y el PP? ¿Estar en contra de la pena de muerte... en China, pero a favor del aborto y la eutanasia en España? ¿Decir a cada paso esa imbecilidad de ‘ciudadanos y ciudadanas’? ¿Defender la dictadura de Cuba? ¿Quitar los crucifijos? ¿Prohibir los toros? Ah, y se me olvidaba lo principal: ¿negar la religión... católica, que no el Islam? Porque los progresistas, hijo, decís todos que sois agnósticos o ateos, pero gracias a vuestro carné vivís como Dios. (Antonio Burgos. Extraído de El ojo izquierdo 26.01.2011) “
Una pequeña muestra de las insensateces que pueden llegar a decir algunos que se tildan de ¿liberales? Y no resultan ser otra cosa que cavernícolas.
Sobre el tema del progresismo estoy escribiendo una nota que publicaré pronto en el blog
No sé cuál de estas Españas me “hiela más el corazón”.
Túnez, Egipto, … La historia se repite. Unas multitudes manifestándose en la capital del país logran cambiar los gobiernos o los regímenes. Algo parecido sucedió en algunos países excomunistas. La revolución francesa se ventiló en París y la rusa en San Petesburgo. Lo que sucede en las capitales, en las que se encuentra una parte importante del poder, suele ser crucial para el resultado de las protestas, las rebeliones o las revoluciones. Todo esto es verdad históricamente hablando, pero falta otro elemento cada vez más importante: el papel del ejército. El “pueblo” puede estar en la calle pero quien decide cuál será el final es precisamente el ejército. Su papel es crucial y más importante hoy que el de la embajada de Estados Unidos. Ésta lo era en los sesenta y setenta; hoy lo es pero menos.
¿Sucede esto por tratarse de sistemas autoritarios? Yo creo que cambios radicales serian hoy impensables en países democráticos sin contar con el apoyo del ejército. A fin de cuentas una de las funciones que le suelen atribuir las constituciones en occidente es, con unas u otras palabras, la defensa del “orden interior”.
“¿Y qué es ser progresista, hijo mío? ¿Decir que de los 4 millones de parados tienen la culpa la Banca y el PP? ¿Estar en contra de la pena de muerte... en China, pero a favor del aborto y la eutanasia en España? ¿Decir a cada paso esa imbecilidad de ‘ciudadanos y ciudadanas’? ¿Defender la dictadura de Cuba? ¿Quitar los crucifijos? ¿Prohibir los toros? Ah, y se me olvidaba lo principal: ¿negar la religión... católica, que no el Islam? Porque los progresistas, hijo, decís todos que sois agnósticos o ateos, pero gracias a vuestro carné vivís como Dios. (Antonio Burgos. Extraído de El ojo izquierdo 26.01.2011) “
Una pequeña muestra de las insensateces que pueden llegar a decir algunos que se tildan de ¿liberales? Y no resultan ser otra cosa que cavernícolas.
Sobre el tema del progresismo estoy escribiendo una nota que publicaré pronto en el blog
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