viernes, 30 de agosto de 2019

ANDAMIO



Películas


Utoya. 22 de julio. Esta película noruega narra la masacre -77 muertos y 99 heridos graves- que tuvo lugar en esa isla, donde se habían reunido un grupo de jóvenes socialistas, a manos de un pistolero de extrema derecha. La película está narrada en un solo plano lo que ayuda a mantener el dramatismo del momento y a mostrar la tensión y el  miedo sufrido por los atacados. Está muy conseguida la transmisión al espectador de lo que estaba sucediendo y no deja un momento de sosiego.

Padre no hay más que uno. La he visto porque la quería ver mi hijo y, aunque tiene un principio que dan ganas de irse, se deja ver y me ha hecho reír a carcajadas en una par de momentos y sonreír en otros. No hay que pedir a este tipo de películas que sean un análisis social, se trata de una comedia hecha con un objetivo muy concreto, entretener y creo que lo consigue. Por cierto, como la anterior película de Segura, es un remake en este caso de una película argentina de hace dos años.

Rojo. Interesante película argentina. Aunque tiene forma de thriller, creo que es otra cosa. Es una demostración de la violencia soterrada de esa sociedad en los momentos anteriores al golpe militar. Tiene una puesta en escena muy austera, unas buenas interpretaciones y, quizá, resulta un poco larga

Érase una vez… en Hollywood. Magnífico homenaje al cine por parte de Tarantino. Diálogos jugosos, situaciones graciosas y dos interpretaciones muy buenas de Di Caprio y Pitt. Algunas escenas, como la de la gran violencia al final, son muy típicas de este director y te partes de risa a pesar de todo. Dura más de dos horas y media y se me pasaron en un suspiro; de hecho me hubiera gustado que continuase. El juego que hace con Polanski y Sharon Tate me parece una gran idea.

Lenny. En la serie The marvelous Mrs. Maisel que comento más abajo aparece en varios episodios Lenny Bruce, tanto en algún monólogo como en conversación con la protagonista. Esto me ha animado a volver a ver la película que hizo Bob Fosse en 1974 que ya me gustó mucho en su momento. La película no solo no ha envejecido técnica ni artísticamente, sino que, además, resulta muy actual por el tema que trata en el fondo como es la libertad de expresión.



Series


Capital. Miniserie británica de cuatro breves capítulos en los que se cuentan algunos momentos de gentes muy diferentes, pero que habitan en la misma calle. Una familia de clase media alta, una mujer mayor muy enferma, su hija y su nieto, una familia de pakistaníes con un comercio y dos inmigrantes uno legal y otra ilegal. Con este conjunto de protagonistas, y  con algo que tienen en común, se da una visión bastante interesante de las diferentes situaciones. Está basada en una novela.

Years and years. Miniserie británica de seis episodios. Es una distopía con elementos parecidos a Black Mirror, pero también tiene cosas en común con el cine de Ken Loach por algunos de los aspectos críticos, y todo ello protagonizado por una familia en la mejor tradición también del cine y series de esa procedencia. La serie va creciendo hasta el magnífico por diversos motivos capítulo 4, pero luego decae hasta un final que, para mi gusto, da un salto excesivo y estropea un tanto el sentido de la serie.

Tales of the city (Historias de San Francisco). Serie estadounidense en diez capítulos que cuenta las andanzas de una serie de personajes que viven alquilados en un edificio regentado por una mujer de 90 años con un secreto en su vida. Bastante desigual tanto en el interés de los personajes como en los capítulos. Hay un par de protagonistas que cada vez que aparecen la serie decae mucho y otros, por el contrario, que la levantan y la hacen realmente interesante y emotiva por momentos. La mayoría de los personajes pertenecen al mundo LGTBI que se podría decir que es el gran protagonista de la serie.

El cuento de la criada. Tercera temporada y la serie empieza a dar signos de agotamiento. Si en la segunda hubo hallazgos interesantes  y algún capítulo muy bueno, en esta no sucede lo mismo y hay un abuso de los planos cortos de la protagonista que, aunque el papel lo haga una gran actriz, resultan reiterativos y a veces aburridos. De todas formas, sigue siendo una serie diferente y con buenos momentos, pero creo que deberían terminarla ya porque corren el riesgo de hacerla prescindible.

The marvelous Mrs. Maisel. Segunda temporada esta vez con diez capítulos. Sigue la línea marcada en la primera con unos monólogos y unas situaciones muy divertidas. También hay que volver a resaltar la magnífica ambientación y, desde luego, las buenas interpretaciones tanto de protagonistas como de secundaros. Ha obtenido varios premios y no me extraña porque se trata de una serie muy original, divertida y con momentos también para la ternura. Seguro que habrá más temporadas.

The victim. Interesante miniserie británica de cuatro capítulos. Además del interés que pueda despertar la intriga, lo más relevante es el planteamiento sobre el odio, la venganza o el perdón cuando alguien ha sufrido el asesinato de su hijo pequeño. También me ha descubierto el tema de la justicia restaurativa que se aplica en  el Reino Unido. Muy bien interpretada y ambientada.

jueves, 29 de agosto de 2019

Corta pero intensa autobiografía



Tiende uno a creer que después de haber leído los libros de Anna Lárina, Evgemia Ginzburg, Margarete Buber-Neumann o Nadiezhda Mandelsdtam ya conoce todos los padecimientos que sufrieron las mujeres en la Unión Soviética y, sin embargo, este breve libro demuestra que no es así.
En él se recoge el texto Mi autobiografía que Yaroslávskaia escribió mientras estaba recluida en la prisión poco antes de ser fusilada. Además, en esta edición se incluyen otros textos interesantes: El interrogatorio a que fue sometida el 12 de enero de 1931, la sentencia, un extracto del acta del consejo de la GPU y un extracto del testimonio de un guardia. También hay un Prólogo de Olivier Rolin presentando a la autora  y un largo Posfacio de Irina Flige, la descubridora del texto original, sobre el contenido y su  contexto. Hay que destacar también las magníficas notas de Ferran Mateo que ayudan a entender mejor algunos aspectos de lo que se cuenta.
Yaroslávskaia era hija de gente de la burguesía intelectual judía de Petrogrado, nació en 1902, estudió en la universidad, se casó a los veinte años con el poeta Aleksandr Yaroslavski, fue partidaria de la revolución de octubre en los primeros momentos, pero poco a poco se fue alejando al apreciar que se desviaba de sus objetivos originales. Con su marido estuvo dando charlas antirreligiosas  a lo largo del país, pero al crearse la Unión de Ateos la pareja quedó excluida al encargarse las charlas a esta organización. Viajaron entonces a París y Berlín a cuyo regreso fue detenido él por haberse relacionado con exiliados y enviado a las Islas Solovkí. A partir de ese momento, Yevguenia se dedicará al robo y a vivir en la calle en contacto con el hampa. Será detenida, procesada y condenada a “la medida suprema de protección social”, el magnífico eufemismo para no decir el fusilamiento.
Como se dice en el Posfacio, el texto de la autobiografía se escribió de un tirón y sin correcciones, sin que se sepa si hubo un borrador previo. Desde luego, si algo lo caracteriza es su enorme fuerza, pues además de los hechos de su vida introduce de vez en cuando algunos elementos de su ideología y de su visión de la revolución.
Como dice Olivier Rolin en el Prólogo:

“En el acta procesal de su interrogatorio -¡redactado por ella misma!- dice militar por la insurrección campesina, por la deserción entre las filas del Ejército Rojo, por los levantamientos en los campos e incluso por “actos terroristas aislados contra agentes de la GPU”… No sé si existe algún otro ejemplo de una intrepidez tan brillante, de una libertad tan insolentemente forjada.”  (p. 18)

Esa intrepidez y esa libertad son los dos elementos que hacen que la lectura de este breve texto autobiográfico, apenas tiene ochenta páginas, sea tan apasionante y novedosa.
Hay dos buenas reseñas: la de Montuenga en unlibroaldia.blogspot.com y la de Monika Zgustova en elpais.com.

Yevguenia Yaroslávskaia-Markón, Insumisa. Traducción Marta Rebón

martes, 27 de agosto de 2019

Una familia sefardí en los Balcanes



Soy muy aficionado a los autores de procedencia balcánica. De hecho en la entrada anterior del blog he comentado un libro de Aleksandar Tisma, es decir, he leído dos libros seguidos de autores de esa procedencia. En este caso me llamó mucho la atención el subtítulo, Una saga sefardí, y el hecho de que se desarrolle en la primera mitad del siglo XX.
Kuic narra a lo largo de las casi 600 páginas del libro la historia de su madre y sus cuatro tías desde los años veinte hasta el final de la Segunda Guerra Mundial (parece ser que este es el primer volumen de una serie que luego ha continuado). El libro se publicó en Yugoslavia en 1986  y se ha adaptado al teatro, al ballet y se ha hecho una serie de televisión. Ha sido pues un auténtico éxito en su país.
Dice el traductor en su postfacio:

“Una historia que combina el más escrupuloso realismo – la utilización de documentos históricos, recortes de prensa, cartas escritas o recibidas por su madre y sus tías- y un sutil uso de la inventiva para subrayar la trama y darle un ritmo que la vuelve adictiva. Todo ello acaba dando una historia íntima, muy personal, pero que a la vez retrata acontecimientos y vivencias compartidos en mayor o menor medida, por muchísima gente de los Balcanes.” (p. 596)

Quizá así se explique su gran éxito, en contar una historia que muchos pueden compartir y haber vivido o haber escuchado a sus mayores. Esta es, desde luego, la mayor virtud de un libro que, por otra parte, es muy desigual en su interés, en su tratamiento de algunos temas y hasta en su propia escritura.
La primera parte, en la que se narran los avatares de las hermanas en los años veinte y treinta, es bastante floja, muy reiterativa y lo peor es que se reproducen algunas cartas con un contenido que resulta bastante cursi para un lector de hoy. Así, por ejemplo esta del pretendiente de una de las hermanas:

“¡Poema mío en las olas! Siento cómo el mar te abraza, cómo su agua gotea en tus ojillos vivarachos. Cómo lo envidio. Les rezaré al cielo y al mar para que te acaricien el cabello, y a la arena y a los guijarros para que se ablanden bajo tu cuerpo. Por eso no estés triste. Sé la canción y el consuelo de los que te miren. ¿Tal vez también los míos, yo, que ando perdido en el torbellino del mundo y en sus tribulaciones.” (p. 218)

En esta primera parte el mayor interés reside en lo que se cuenta de la vida de la comunidad sefardí, sus fiestas, sus alimentos y, algo muy novedoso en la obra, en el uso del judeoespañol en muchos diálogos. Un idioma que no siempre se entiende por lo que el traductor facilita también en este caso la comprensión de algunas frases.
Sin embargo, el texto gana en intensidad desde el comienzo de la guerra. Aquí vemos a las hermanas con diferentes problemas y viajando de un lugar a otro para huir de posibles detenciones dado que eran judías, aunque dos se habían convertido al catolicismo o a la religión ortodoxa para poder casarse.
Sarajevo al principio y Belgrado después son los dos principales escenarios en los que se desarrolla la historia, Esto da pie a la autora también para mostrar las diferencias de la vida en ambas ciudades.
De las cinco hermanas y los dos hermanos que forman la familia de la madre, la autora se centra de forma muy principal en la hermana menor, Riki, bailarina de éxito que tuvo que dejarlo por problemas físicos, que es el personaje más interesante de todos, y, lógicamente, en su madre, Blanki. Ambas son las principales protagonistas de la segunda parte, aunque también se cuenta lo que le sucede al resto de la familia.
Novela que tiene algunas virtudes, pero también algunos defectos que están muy bien descritos en la magnífica reseña de Aura Luna en escritoresquenadielee.com. De ella destaco la siguiente afirmación que resume muy bien la principal carencia:

“La señora Kuic es una descritora que no termina de narrar lo que quiere contar, tan sólo describe pero no alcanza la profundidad que requiere la literatura pura.”

Una novela que resulta entretenida unas veces y pesada otras, que tiene el interés de centrarse en una comunidad muy desconocida precisamente por aquí, pero que tiene una escritura muy de best seller y que trata algunos temas importantes con bastante superficialidad.

Gordana Kuic, El olor de la lluvia en los Balcanes. Traducción Goran G. Gallarza Cacic

jueves, 22 de agosto de 2019

Continúa el ciclo



Este es el segundo volumen de la serie de cinco que escribió Tisma para el ciclo titulado Ramas entrelazadas. Es el tercero que leo ya que, como suele ser habitual en mi caso, empecé el ciclo por la lectura del último, El Kapo. Es el que más me ha gustado y el que me parece el más completo.
El libro tiene dos partes bien diferenciadas aunque el autor no lo marca con ninguna señal especial. En la primera, que se desarrolla como es lo habitual en Tisma en Novi Sad, nos va mostrando diferentes personajes, tanto serbios, como húngaros, alemanes o judíos, que habitan pacíficamente en la ciudad, paz que se verá alterada tras la invasión por las tropas alemanas. De entre ellos destacan Vera Kroner, hija de un judío casado con una alemana, y Sredoje Lazukic, hijo de un abogado serbio muy nacionalista. Ambos serán los protagonistas de la segunda parte que se centra casi exclusivamente en los diferentes avatares por los que atraviesan. Vera será deportada a un campo de concentración del que logrará regresar y  Sredoje marchará a Belgrado con su padre y, aunque negociará con soldados alemanes la venta de objetos, terminará de partisano.
La historia de Vera está contada yendo de adelante hacia atrás y así vemos primero su regreso del campo y los problemas de adaptación con comportamientos que solo se entenderán cuando sepamos su vida en el campo. Este apartado, además de ser el más largo del libro, es para mí lo mejor del libro  y constituye en sí mismo un relato completo. También es  bastante novedoso ver los problemas de esa adaptación. No ocurre lo mismo, sin embargo, con el viaje y estancia en el campo que, aunque narrada en primera persona y sin ahorrar ninguna escena de gran dureza, no hace sino reflejar algo que ya se ha leído en muchos relatos de supervivientes.
Tisma es un gran narrador y relata las cosas con la mayor naturalidad, parece que las cosas suceden de esa forma porque no podrían suceder de otra. En algún momento he tenido dificultad para seguir la trama, sobre todo en la primera parte, por la alternancia de los tiempos, pero he podido seguir bien el relato.
En varios momentos del libro hay tres capítulos que recogen escenas y momentos de diversos personajes de forma correlativa. Tisma los inicia con las frases siguientes: “Escenas callejeras”, “Muertes naturales y violentas” y “Otras partidas de casa”.
Un libro muy recomendable porque aunque trata temas bastante conocidos, lo hace de una manera magnífica tanto por la forma como por el fondo, dando a  sus personajes una impronta que deja huella en el lector. Lo bueno es que aún me quedan por leer dos libros del ciclo.
Hay dos buenas reseñas: la de Rafael Narbona en elcultural.com y la de Francisco Martínez en brujulasyespirales.blogspot.com.


Aleksandar Tisma, El uso del hombre. Traducción Luisa Fernanda Garrido y Thiomir Pistelek.




martes, 20 de agosto de 2019

Un grito feminista



La verdad es que me resulta difícil comentar este librito de una persona tan singular como Despentes; difícil porque no se trata de un análisis de la situación de la mujer sino de una reacción, de un “grito de rabia” como se dice en las dos reseñas que luego enlazaré.
No obstante, sí puedo comentar algunos aspectos. Me ha parecido especialmente interesante y logrado el capítulo dedicado a la violación. Además, resulta muy actual para lo que está pasando por aquí aunque fue escrito en 2006. Solo le encuentro un borrón por la siguiente afirmación:

“La violación es un programa político preciso: esqueleto del capitalismo, es la representación cruda y directa del ejercicio del poder.” (p. 59)

Creo que considerar algo tan universal y que ha sucedido en tantas épocas, lugares y sistemas políticos, nada menos que como “esqueleto del capitalismo” es una salida de tono bastante considerable aunque no empañe lo que se afirma en el resto del capítulo.
También en el capítulo dedicado  a la prostitución echo en falta más espacio y desarrollo dedicado a la prostitución callejera, pues aunque la menciona lo hace bastante de pasada a pesar de ser la mayoritaria y en la que peor trato recibe la mujer. Desde luego, por lo que se oye a las profesionales cada vez que salen en algún programa de televisión, no parece que sea una profesión especialmente gratificante.
También es interesante el tratamiento que hace del porno, aunque es cierto que algunos análisis psicologistas me parecen algo arriesgados.
En definitiva, Despentes tiene una visión muy radical de algunos temas y hace que el lector se los plantee desde su propia visión que puede coincidir total o parcialmente con ella, o no. Creo que la visión de los hombres que da existe, claro, es el tópico, y como todo tópico tiene una parte de la verdad, pero también es cierto que los hombres, o muchos hombres para ser más exactos, están cambiando su posición sobre los temas de debate del feminismo. Evidentemente la autora no habla de estos.
Dejo a continuación dos fragmentos de dos buenas reseñas que dan una idea bastante acertada del libro:

“La respuesta de Teoría King Kong a la violencia, y en general a la opresión y la discriminación es un grito de rabia, un llamado a “dinamitarlo todo” pero sin decir cómo, con qué aliados, qué perspectivas, es decir, sin estrategia.” Celeste Murillo en laizquierdadiario.com

Despentes habla para existir, y en ese sentido Teoría King Kong es un grito de rabia, más individual que colectivo, y que plantea más preguntas que respuestas, más desahogo que soluciones y no termina de dibujar coordenadas para una rebelión real, colectiva y efectiva.” @anablasfuemia en loqueleolocuento.blogspot.com

Un libro que viene bien leer, que anima al debate y que hace replantear o repensar posturas ante temas siempre difíciles de abordar.

Virginie Despentes, Teoría King Kong. Traducción Paul B. Preciado

lunes, 19 de agosto de 2019

Otro buen escritor argentino



Hace tiempo que tengo pendiente la compra y lectura de El viajero del siglo de este escritor, pero siempre que lo he visto me ha echado un poco para atrás pensar en su posible complejidad. Así que aprovecho para conocer al autor con este su último libro que me han regalado, y luego ya veré lo que hago con el otro que, por cierto, acaban de reeditar.
Esta Fractura es una magnífica novela en su conjunto aunque, al tratarse de un texto de casi 500 páginas, hay algunos momentos en que desfallece un poco como dice Carlos Zanón en su reseña para elpais.com:

“La novela, con todo, a pesar de su ambición y los logros mencionados, es una maquinaria que, cuando la cuerda se destensa, se para cada cierto tiempo. Sucede cuando lo narrado no tiene intencionalidad literaria sino sólo informativa, aportando datos y reflexiones sensatas, ciertas pero irrelevantes si son servidas sin espátula de autor.”

Más adelante pondré algunos ejemplos de estas digresiones.
El libro cuenta la historia de Yoshie Watanabe, un japonés que siendo niño estaba en Hiroshima cuando estalló la bomba y allí perdió a su padre; luego tenía que ir a Nagasaki que era donde realmente vivía, pero perdió el tren y no sufrió por tanto la explosión de la otra bomba que acabó con el resto de su familia. Al final se crio con unos tíos. Estudió Economía y vivió en París, Nueva York, Buenos Aires y Madrid, para finalmente regresar a Japón donde estaba cuando  sucedió el tsunami que provocó los problemas en la central nuclear de Fukushima.
La forma de narrar esta historia tiene su interés pues, por un lado, hay una narración en tercera persona para todo lo referente al tema nuclear tanto la bomba como el accidente de la central y, por otra parte, cuatro mujeres que convivieron con el protagonista en cada uno de los cuatro países en los que vivió, cuentan aspectos de esa relación y nos van mostrando cómo era el personaje. Son precisamente estas mujeres las que van a introducir esos elementos más informativos que, en algunos momentos, rompen algo el ritmo de la historia. Informaciones muy variadas, así: Vichy y las detenciones de judíos en la Francia ocupada, la guerra de Vietnam o los derechos civiles en Estados Unidos (al ser su mujer periodista es quizá donde más información se da), Chernóbil o las desapariciones en Argentina.
No obstante, los cuatro capítulos narrados por sus mujeres son muy útiles para la comprensión del personaje, si bien donde la novela alcanza sus mejores momentos es cuando vemos a Watanabe recordando su pasado y, sobre todo, en las páginas que recogen su viaje a Fukushima que me ha recordado en varios momentos el libro sobre Chernóbil de Svetlana Alexievich.
Me ha parecido muy duro leer cosas como que:

“Los supervivientes con secuelas visibles eran discriminados también por sus compatriotas. A menudo los consideraban apestados, condenados a una descendencia radiactiva o, simplemente, demasiado horribles. Las marcas en la cara suponían un obstáculo a la hora de encontrar amigos, pareja, trabajo. Inspiraban menos compasión que vergüenza. Ese, piensa, fue el otro bombardeo. Día tras día. Un hibakusha no era por entonces un héroe nacional, sino un paria.
(…)
Las autoridades tardaron doce años en ofrecerles asistencia médica específica, junto con otras ayudas de carácter estatal. Por supuesto, para buena parte de ellos era tarde.“ (p. 266-267)

No tenía esta idea y me parece muy significativo de cómo pueden llegar a ser de maltratados por el poder los que ya lo han sido por las circunstancias. Me ha recordado que en uno de los últimos libros he leído que los rusos que trabajaron como esclavos en fábricas de la Alemania nazi, al ser liberados eran llevados a campos de concentración por colaboracionistas al no haberse opuesto.
Reproduzco a continuación dos fragmentos que me parecen muy interesantes de alguna de las digresiones que mencionaba antes; por supuesto, hay muchos más y eso es quizá lo que rompe un tanto el hilo como hemos visto que apunta Zanón en su comentario.

“Después se fabrican también los relatos sedantes. El Holocausto fue inhumano. La bomba fue un error (eso me contó Yoshie que dice un monumento en Hiroshima, un error que no debe repetirse). O los desaparecidos fueron una pesadilla, algo demoníaco, etcétera. Como si en esas masacres no hubiera existido una lógica y hasta una burocracia. Con miles de trabajadores conscientes de sus actos y al servicio de unos planes. Por eso sospecho que los genocidios son catástrofes más o menos anunciadas que más tarde se recuerdan como anomalías. Todo sea para que los chicos duerman. Por que los padres duerman, mejor dicho.” (p. 318)

“Aunque sintiera la misma vocación de mis inicios, no tengo idea de qué haría en esta jungla de medios concentrados, grandes corporaciones y fondos de inversión. Cómo me ganaría la vida con la precariedad, los contratos basura, los despidos baratos. Ahora el asunto no es quién te lee, sino quién te financia. Ese es tu público, La gente ya no quiere pagar por la mejor información. Pueden gastar fortunas en esos aparatos donde leen. Pero por lo que están leyendo, ni un centavo. El presupuesto de un periódico no sale de su audiencia. Algún día inventarán los medios de comunicación sin público.” (p. 198)

Desde luego es una novela que merece mucho la pena leer porque, además, está magníficamente escrita y demuestra la gran capacidad creativa y narrativa de Neuman.
Hay otras dos buenas reseña: la de Nadal Suau en elcultural.com y la del blog laslecturasdeguillermo.wordpress.com.


Andrés Neuman, Fractura

viernes, 16 de agosto de 2019

La literatura del boom


Este es uno de esos libros que resultan muy interesantes en algunos capítulos, pero que, por diversas razones, hay otros que no lo son o quizá puede ser también que no me he terminado de enterar bien de lo analizado por el autor.
Se recogen a los largo de sus diez capítulos diferentes ensayos sobre la relación entre la literatura del boom y la Guerra Fría centrada sobre todo en la relación con la revolución cubana.
Tras un primer capítulo en el que analiza el concepto de revolución en Octavio Paz escrito bastante antes del boom y que se refiere casi en exclusiva a la mexicana, en los que van del II al VII se centra principal pero no únicamente en la relación entre la obra y las actuaciones públicas de Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, José Donoso y Jorge Edwards. En los tres últimos se centra en los escritores cubanos José Lizama Lima, Guillermo Cabrera Infante y Severo Sarduy, aunque en el caso de estos tres se dedica más a analizar su obra que a reflejar otros aspectos.
Como se ve por la nómina mencionada el libro tiene que ser necesariamente interesante. Además, se centra mucho en el análisis de las repercusiones de sus debates en las revistas más importantes de la época: Casa de las Américas, Marcha, Mundo Nuevo o Libres entre otras.
El problema para alguien como yo es que al centrarse en el período 1959-1972 y en las novelas publicadas en esos años, aunque la mayoría las he leído, el recuerdo que tengo es tremendamente vago o inexistente con lo que me he perdido gran parte de las referencias. Eso sí, como también utiliza mucho la correspondencia entre los escritores, que por cierto, curiosamente está depositada en la Biblioteca de la Universidad de Princeton, se conocen relaciones muy interesantes entre ellos.
Algo que me ha llamado mucho la atención es que, a medida que veía los debates y la evolución política de sus protagonistas, todo me resultaba por un lado conocido, pero por otra parte muy envejecido o pasado de moda. Hoy no puedo imaginarme nada ni remotamente parecido, ahora los temas, cuando surge alguno que despierta algún interés entre los escritores,  se despachan con una par de columnas en un medio diario y unos cuantos tuits.
En cualquier caso hay cosas muy interesantes como: la idea de Fuentes de la revolución mexicana como seña de identidad; ver la evolución de Vargas Llosa respecto a la revolución cubana o el apoyo de García Márquez a pesar de su rechazo al autoritarismo y la falta de libertad de expresión en la isla o la reflexión de Cortázar sobre el papel del intelectual con respecto a Cuba.
En definitiva, en esos capítulos hay muchas cosas de interés incluso para un lector como yo. Sin embargo, los tres dedicados a los escritores cubanos me han parecido hechos más para especialistas a lo que colabora también que no he leído ninguno de los textos analizados.
He apreciado algunas redundancias que me hacen pensar en que, aunque no se diga, se trata en parte al menos de artículos escritos para diferentes publicaciones y ahora reunidos.
Resulta especialmente recomendable para lectores aficionados a la literatura del boom y, desde luego, para críticos literarios y estudiosos en general. Para un lector meramente aficionado como yo me parece demasiado especializado, aunque siempre da gusto leer algo bien escrito que hable de literatura.

Rafael Rojas, La polis literaria.

jueves, 15 de agosto de 2019

“Gracias a todos”: Nuevas citas XX


Hace ya siete años que autoedité Gracias a todos en el que recogía la mayoría de las citas que había ido recopilando hasta entonces. En este tiempo he seguido con mi vieja costumbre y he pensado que sería una buena idea publicarlas en el blog organizadas por temas, con algún comentario si se tercia, tal y como hice en el libro.



Poder



(…) el poder se basa en el control y la información, ya sea el macropoder del estado y de los grupos de comunicación o el micropoder de todo tipo de organizaciones. (…)
Poder es algo más que comunicación, y comunicación es algo más que poder. Pero el poder depende del control de la comunicación, al igual que el contrapoder depende de romper dicho control. Y la comunicación de masas, la comunicación que puede llegar a toda la sociedad, se conforma y gestiona mediante relaciones de poder enraizadas en el negocio de los medios de comunicación y en la política del estado.
Manuel Castells, Comunicación y poder



Frederick Douglas había escrito algo que Chestnut citaba con frecuencia: “Si no hay una lucha de por medio, no hay progreso… El poder no concede nada si no media una exigencia. Nunca lo hizo y nunca lo hará… Es posible que los hombres no consigan todo aquello por lo que pagan en este mundo, pero sin duda deben pagar por todo lo que reciben”.
Gay Talese, Vida de un escritor



Porque ¡mirada de medusa del poder! Quien le haya mirado una vez al rostro ya no puede apartar la vista de él, queda hechizado y cautivo. Quien ha ejercido alguna vez la embriaguez de gobernar y mandar, ya no puede privarse de ella.
Stefan Zweig, Fouché. Retrato de un hombre político



“(El) significado del protocolo de Luis XIV… no es un asunto ceremonial, sino un instrumento para el gobierno de los súbditos. Si el poder existe pero no se manifiesta en la apariencia del gobernante, el pueblo no creerá en él. Debe ver para creer. Cuanto más se distancia un príncipe, más respeto le mostrará el pueblo,”
Norbert Elías en
Luis Arroyo, El poder de la política en escena. Historia, estrategias y liturgias de la comunicación política



Política





En la naturaleza de la política está el “estar en guerra con la verdad” (H. Arendt) en todas sus formas; la política como el espacio de las opiniones fluctuantes y las mentiras estratégicas. Recordemos la definición de política de Benjamin Disraeli como “el arte de gobernar a la humanidad mediante el engaño”.
Fernando Vallespín, La mentira os hará libres. Realidad y ficción en la democracia



(…) cierta complicidad entre los ciudadanos, los políticos y los propios medios, sobre todo si se trata de los afines. La hipocresía, las medias verdades, el ocultamiento y las mentira germinan mejor allí donde se aceptan como algo normal por parte de la sociedad civil. No se olviden de esto porque nos afecta a todos. Podremos indignarnos contra los políticos, pero tendemos a ser demasiado condescendientes con nuestra propia responsabilidad en este estado de cosas.
Fernando Vallespín, La mentira os hará libres. Realidad y ficción en la democracia



Resumiendo el corpus de investigación sobre este tema, Westen escribe: “Los datos de la ciencia política son evidentes: la gente vota al candidato que le provoca los sentimientos adecuados, no al que le presenta los mejores argumentos.”
Manuel Castells, Comunicación y poder


-Esa gente tiene unas ideas políticas muy extremas.
-Los únicos que consiguen algo son quienes tienen unas ideas firmes, papá.
-Pero sólo tienes dieciséis años y ellos son mayores y están más curtidos que tú.
-Mejor, así quizás aprenderán algo. El extremismo es b-b-b-bombardear un pequeño país por unas ideas equivocadas sobre la libertad. Eso es extremismo. Dejar a los chicos sin piernas ni huevos a bombazo limpio, papá, eso es lo extremo.
Philip Roth, Pastoral Americana




Yo, a veces, nostálgico, pensaba que tendríamos que serrucharle las patas al sistema, erguir el mazo; pero mi fe ha menguado, la gente fluctúa, sólo queda una roca doctrinaria y no puedo aceptar las alambradas que separan a los hombres entre buenos y malos.
Israel Centeno, Calletania



-¿Cómo creer  que esos mismos líderes de los camaradas han olvidado lo que fueron y aquello por lo que lucharon y que han cambiado la libertad por sobornos y dinero?
 (Se refiere a los dirigentes del CNA)
Nadine Gordimer, Mejor hoy que mañana



“Los estudiantes de hoy tienen mucho que enfrentar, la presión de conseguir un título, la necesidad de trabajar a tiempo parcial para mantenerse y para tener una experiencia laboral que asegure que sus CV (curricúlum vitae) se destaquen entre los demás (…). No es sorprendente que la política haya caído al último lugar de la lista de prioridades de esta generación, aunque, en términos reales, nunca haya sido tan importante como ahora”.
Jenny Little, editora de la página estudiantil del Financial Mail on Sunday, citada en
 Zygmunt  Bauman, Vida de consumo,




-Malo es para un país no saber aprovechar la energía de sus hombres.
-Esto que sucede en literatura, pasa en la política en mayor escala aún. Mientras en el político hay ideales ambiciosos, tiene que contentarse con ser un comparsa de la gran comedia; su criterio no se cotiza; las ideas no se aprecian, su energía o su talento parecen peligrosos. Pasa el aprendizaje y cuando el político pierde todo propósito noble y decente, se habitúa a las triquiñuelas y piensa en sacar partido de todo, y alcanza ese dulce estado de indiferencia, cuando están ya todos sus instintos idealistas muertos, entonces el individuo se halla a punto de figurar en política. De figurar… no de hacer nada bueno ni útil al país.
Pío Baroja, Miserias de la guerra



“El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de las alubias, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos, que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales.”
Bertolt Brecht citado en
Juan Carlos Monedero, Curso urgente de política para gente decente




“Puesto que la política puede conferir bienestar, arrebatar la vida, encarcelar y liberar a la gente y representar una historia con fuertes asociaciones emocionales e ideológicas, sus procesos se convierten en objetos en los que fácilmente se desplazan las emociones privadas, especialmente fuertes ansiedades y esperanzas.”
Edelman en
Luis Arroyo, El poder de la política en escena. Historia, estrategias y liturgias de la comunicación política




La política social es la decisión desesperada de operar de callos a un enfermo de cáncer.
Karl Kraus, Dichos y contradichos



“El mayor castigo por no querer participar en política es acabar gobernado por personas peores que uno.”
Platón, La República citado en
Guy Standing,  La corrupción del capitalismo





Profesor





Me aterra la posibilidad de terminar como profesor de instituto. Es un destino peor que la música country.
Binyavanga Wainaina, Algún día escribiré sobre África



Déjenme que les diga que los profesores son unos impostores de tomo y lomo y de la peor especie, pues pretenden una vida imposible, una eterna y ociosa juventud existencial. Esto les crea terribles decepciones y les lleva a alejarse de la verdad.
(…)
En mi opinión, todos los profesores tendrían que dejar de  dar clases a los treinta y dos años y no se les debería permitir volver a ejercer hasta que no tuvieran sesenta y cinco, para que pudieran vivir sus vidas en lugar de enseñarlas; vivir vidas llenas de ambigüedad, provisionalidad, rendimiento y asombro. No deberán explicar nada públicamente hasta que estuvieran tan cerca del final que ya no pudieran hacer otra cosa.
Richard Ford, El periodista deportivo




Tanto los profesores autoritarios como los miedicas son personas mediocres. En este sentido la palabra “secundaria” lo dice todo. Para guardar las apariencias, te enseñan distintas asignaturas, pero en realidad de lo que se trata es de someterte durante esos años a una mediocridad asfixiante. Ningún lugar apesta tanto a mediocridad como un instituto.
Herman Koch, Estimado señor M.



Un profesor de secundaria no suele ser muy inteligente, por decirlo con suavidad. (…) En general, son unos fracasados. Personajes patéticos y frustrados. Puede aguantar un par de años con charlatanería hueca sobre idealismo y transmisión de conocimiento a las generaciones venideras, pero al final una inteligencia frustrada de ese modo acaba consumiéndose por dentro. Los profesores no llegan a viejos. (…) en cada curso hay un par de alumnos más inteligentes que ellos. Y eso no lo pueden soportar.
Herman Koch, Estimado señor M.




Las clases particulares terminaron siendo un suplicio; a Misi se le secaba la garganta de tanto preguntar. Profesor nato, prefería instintivamente formular veinte mil preguntas a dar una explicación: quería que el alumno dedujera por sí solo la lógica del lenguaje.
Zsigmond Móriz, Sé bueno hasta la muerte



Su mente era sensible y original, algo que, como resulta obvio, es mejor que la disposición rutinaria que habita en la profesión docente…
Wyndham Lewis, Estallidos y bombardeos




(Aunque “Metodologías de la misoginia” estaba anunciado como seminario, poco podía hacer yo más que impartirlo en el sencillo formato de clase. Al fin y al cabo ¿de qué sirve intercambiar opiniones con trogloditas? Los profesores profesan. Los mascachicles mascan)
Tim O’Brien, Gato enamorado


“¿Qué quieres ser de mayor?” Ante esa pregunta, y dado que no tenía ninguna idea de lo que sería en el futuro, contesté de la manera más convencional: “Profesor.” Giulio, entre sus dientes apretados por el desprecio. Dejó caer con voz apenas audible: “¡Será gilipollas!”
Claude Lanzmann, La liebre de la Patagonia




Progreso



¿En qué consiste entonces el progreso? ¿Se han suprimido las ganas de azotar? No, solo el látigo.
 Karl Kraus, Dichos y contradichos


No sé si ha sido precisamente por influencia del propio Castells, pero lo cierto es que desde hace ya bastante tiempo tengo fijada esa idea de los medios como el principal campo de batalla al ser el principal instrumento de poder y del poder; y en esa batalla estamos perdiendo por goleada.
Bastante terrible la de Zweig.
La idea de votar según las emociones o sentimientos se acepta últimamente por casi todos los especialistas.
Lo que plantea Gordimer se ha visto demasiadas veces en todas partes: Angola y Nicaragua por citar solo de las que he leído algo últimamente.
Hace tiempo que insisto en esa idea de que una gran parte de la juventud está alejada de la política y que lo peor es que lo van a pagar.
Durísimo Baroja hace casi un siglo, pero válido hoy en su totalidad.
No por brutal es menos cierta la frase de Kraus. Eso sí, hoy solo se practica el arreglo de callos.
Mejor no comento la de Wainaina después de 25 años de profesión. Yo empecé a los 35 así que, según Ford, nunca habría podido dedicarme a ello.
Señor Koch, en todo caso la misma que en la sociedad, tampoco más.
Como se ve por el propio Koch, Ford, Lewis o Lanzman, no elijo las más favorables.
La de O’Brien me hizo reír un rato cuando la leí por primera vez.
A pesar de lo que dice Kraus, eso significa un progreso aunque solo sea relativo.