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lunes, 5 de febrero de 2024

¿Cierre de la trilogía?


Pues nada, ya estoy una vez más comentando un libro de Offutt, algo bastante habitual en los dos últimos años pues desde que lo conocí en diciembre de 2021 no he parado de leer todo lo que se ha publicado en nuestro país que, creo, que a falta del segundo volumen de sus memorias, es todo lo que ha escrito.

Este es el tercer libro de una trilogía que tiene como protagonista a Mick Hardin, un exmilitar que esta vez tendrá que hacer de agente de la ley sustituyendo a su hermana Linda, la sheriff, que ha resultado herida en un tiroteo.

Como ya he dicho comentando los anteriores libros de la serie, lo importante en estos textos no es tanto la trama criminal como otra serie de elementos que son los que hacen de Offutt un escritor tan atractivo. Me refiero a cosas como: su sentido de la narración, el ritmo que le da, los magníficos diálogos y la espléndida creación de personajes que quedan perfectamente definidos con unos pocos rasgos. También hay otros dos elementos característicos: por un lado, la presencia constante de la naturaleza a partir de una gran variedad de pájaros, un tema del que el autor demuestra que sabe mucho o que se ha informado muy bien (me quedo con lo primero) y, por otro lado, algo que no falta en ninguna novela, la aversión de algún personaje a las serpientes generalmente a las de cascabel.

Si añadimos varios momentos con un gran sentido del humor, tenemos una novela cuya lectura resulta muy entretenida ya que, además, se desarrolla en un mundo, el interior del estado de Kentucky, poco conocido y muy diferente de la visión que se suele dar de ese país.

Hay que destacar también la magnífica traducción de Javier Lucini.

Ahora, a esperar que se anime con más libros y a que quien tenga los derechos publique el libro que falta de sus memorias; una memorias que son muy interesantes y que nos muestran a un personaje realmente peculiar.

 

Chris Offutt, La ley de los cerros. Traducción Javier Lucini.

 

jueves, 4 de mayo de 2023

El inicio de una gran carrera literaria



Es obvio que Offutt se ha convertido en uno de mis autores favoritos de los últimos dos años. Lo conocí en diciembre del 2021por Los cerros de la muerte, y el año pasado leí los otros seis libros que se habían publicado. Que no debo de ser un caso muy raro lo demuestra el hecho de que Sajalín acabe de editar la primera novela que escribió en 1997 y que, además, seguro que va a tener el mismo éxito que las anteriores.

Offutt es un escritor muy reconocible tanto por sus temas como por el tratamiento que les da, y en esta primera obra ya están presentes ambos aspectos. Por lo que se refiere a los temas: el mundo rural con sus tradiciones pero también sus problemas, en este caso no solo en Kentucky sino también en Montana; la presencia de la naturaleza con el río, el bosque y los pájaros; etc. Temas en los que se muestra como un gran narrador, con una estructura de la historia muy clara y bien llevada, con unos diálogos que me atrevería a decir que son quizá lo mejor de su obra o al menos de lo más característico, y con unas descripciones tanto de los lugares como de las situaciones que son muy visuales, de tal manera que se va creando en la mente del lector una visón de la historia como si se tratase de un película. Además de todo lo anterior está la gran creación de personajes y, en este caso con un protagonista, Virgil, que se enfrenta a la difícil situación de tener que vengar la muerte de su hermano por la presión que recibe en el pueblo, lo que le llevará a huir a Montana donde le espera otra complicada historia.

Creo que es la obra en la que Offutt hace más alusiones a la política de su país y, curiosamente, todas tienen lugar en la época en que Virgil, ya con el nombre de Joe, pasa en Montana. Allí se encuentra con un grupo de gente que no paga impuestos porque no quieren que el estado gaste su dinero, que enseña a los hijos en su casa porque no quieren que los adoctrinen en la escuela y que de forma larvada a veces y explícita otras son xenófobos y racistas.

Como decía antes, la novela tiene dos partes bien diferenciadas. En la primera que se desarrolla en el espacio habitual en las novelas posteriores, esto es, en un pueblo de la montaña en Kentucky, Virgil se ve enfrentado al hecho de que distintos habitantes le van sugiriendo que siga la tradición y vengue la muerte de su hermano. La segunda se desarrolla en un pueblo también pero del estado de Montana en el que Virgil, ahora Joe, intenta iniciar una nueva vida lejos de su casa y del peligro de ser detenido. Aquí es donde va a conocer a ese grupo radical y otra forma de vida.

La novela se publicó en 1997 y es muy interesante ver cómo ya entonces, y por lo que he visto leyendo el magnífico libro Jesús y John Wayne de Kristin Kobes, desde mucho antes, existía esa mentalidad que a veces se piensa que llega con Trump cuando lo que este hace es aprovecharse de ella para obtener votos.

Reproduzco dos fragmentos del libro que son un buen ejemplo de cómo trata Offutt el tema:

- No reconocemos la autoridad del gobierno federal sobre los ciudadanos particulares.

- No sé si lo entiendo.

- Es muy sencillo, Joe. No nos da miedo defender nuestra libertad. Ahora mismo, la mayor amenaza proviene del gobierno. Washington no quiere patriotas, quiere ovejas. La gente de este país está embotada por los medios. Lo único que quiere es comodidad”. (p 279) 

 “

– Por todo el país la gente está empezando a hartarse del crimen, las drogas y de las escuelas mediocres. Está harta de ver cómo los tribunales dejan libres a los asesinos. Harta de un gobierno que aprueba decretos inútiles sin ton ni son. Saben muy bien lo que tendría que ser América, y para quién ha de ser”. (p. 320)

 

En fin, otro buen libro de este magnífico escritor que, además, en este caso tiene una extensión poco habitual pues pasa de las 400 páginas.

 

Chris Offutt, El buen hermano. Traducción Javier Lucini.

 

jueves, 17 de noviembre de 2022

En la norteamérica profunda


No hace aún un año iniciaba el conocimiento de la obra de Offutt precisamente con la lectura del primer libro de una trilogía de la que el que ahora comento es la segunda entrega. Desde entonces he leído los seis libros que hasta ahora se han traducido de la no muy extensa obra de este escritor estadounidense que pasó su infancia y juventud en Kentucky, territorio en el que se desarrollan todas sus novelas. Basta esta información para dejar constancia de lo mucho que disfruto con sus libros, pues como se dice en la reseña publicada en blogs.culturamas.es.:


“Para mí es un autor que, en tiempos de tanto bluff, de tanto coñazo auspiciado sólo por tendencias y de tanta “obra maestra” que al final sólo es una engañifa publicitaria, me reconcilia con esa sencillez para contar una historia y contarla bien y engancharnos en cuanto abrimos el libro”.


Esta trilogía, a diferencia del resto de su obra, está dedicada a la novela negra. En este caso, es asesinado uno de los cinco hijos de Shifty, una mujer viuda que vive en los cerros, quien pide ayuda para resolverlo a Mick Hardin, protagonista también del primer volumen de la serie, un policía militar que se dedica a la investigación criminal en el ejército y que, aunque está destinado en Alemania, está pasando un tiempo en la zona reponiéndose de las heridas recibidas en un atentado que sufrió en Afganistán.

Como ya sucedía en la anterior entrega de la serie, lo principal del libro no es la trama policial, ni los aspectos relacionados con la búsqueda de los culpables. Lo más interesante, lo que verdaderamente hace de esta lectura algo gratificante, es, por un lado, la forma de contar de Offutt con unos diálogos magníficos y, por otra parte, los personajes que crea y que dejan constancia de un mundo bastante diferente del habitual en la literatura de ese país. Se trata del mundo rural de los cerros, un territorio dentro de los montes Apalaches del estado de Kentucky, un mundo del que, por ejemplo, afirma:

 

“La cultura de los cerros jamás incurría en el tedio superficial de charlar amablemente con la gente”. (p. 31)

“La cultura de los cerros imponía una férrea lealtad familiar y una desconfianza generalizada hacia la educación”. (p. 75)

 

Un mundo en el que se mueve un conjunto de personajes empezando por Mick, el gran protagonista; siguiendo por su ruda hermana Linda, la sheriff de la localidad a cuya reelección se presenta; Albin, el joven que descubre el cadáver y que se convertirá en chófer de Mick; o Turner, un secundario con un corto pero buen papel, etc.; un conjunto, digo, de gentes que resultan entrañables.

Evidentemente, no puede faltar en un texto de Offutt la presencia de la naturaleza que, en este caso, son sobre todo los pájaros presentes en muchas de las escenas del libro ni, claro está, las serpientes.

Algo que da una idea de cómo se cuenta la historia es que la inmensa mayoría de los veinticuatro capítulos que componen el libro se inician con el nombre de uno de los personajes y, por lo tanto, con alguien entrado en acción.

Solo me queda recomendar el libro como recomiendo cualquiera de los siete hasta ahora traducidos. Por cierto, hay que destacar la labor de Lucini en la traducción de este y del resto de los libros publicados por Sajalín.

 

Chris Offutt, Los hijos de Shifty. Traducción Javier Lucini

 

miércoles, 12 de octubre de 2022

Inicio de sus memorias



Siguiendo con la lectura desordenada que estoy haciendo de la obra ya traducida de Offutt, le toca el turno al primer libro de los tres que dedica a sus memorias. El tercero lo leí hace menos de dos meses. Además, es sorprendente que sea su segundo libro, publicado inmediatamente después de los relatos recogidos en Kentucky seco, tratándose de un libro de memorias que escribe alguien con 34 años. Pero eso es Offutt: alguien personal y literariamente bastante peculiar.

En esta primera entrega de sus memorias el autor se centra principalmente en dos momentos: por un lado, en su periplo a través de diferentes partes de los Estados Unidos desde que a los diecinueve años se marchó de su casa y, por otra parte, en el proceso de ser padre que se inició cuando a los treinta y pocos conoció a Rita, su mujer. El libro empieza con unas cuantas páginas dedicadas a su infancia y primera juventud en los Apalaches y a partir del momento en que abandona ese lugar va alternando los capítulos entre el periplo mencionado y la historia de su paternidad.

Aparecen muchos aspectos que serán recurrentes en su obra como, por ejemplo, la presencia de la naturaleza (en este caso sobre todo los animales), el sentido del humor o una escritura que huye de las florituras y se centra muy bien en lo que quiere contar utilizando, además, un lenguaje muy adecuado a cada circunstancia.

Hay momentos que resultan especialmente divertidos como: las páginas que dedica a su aprendizaje sexual o a  la búsqueda del embarazo, los tipos estrambóticos que le llevan en auto-stop atravesando el desierto y las lecturas prenatales que hace.

A lo largo del libro encontramos a un personaje decidido, valiente,  capaz de (sobre)vivir con lo mínimo, tierno, emotivo, de buenos sentimientos  y siempre dispuesto a trabajar en lo que le salga ya sea en un circo o como guía turístico en los Everglades.

Un par de fragmentos que pueden ejemplificar alguna de estas cosas:

 

“La gente era abierta con los extraños, quizá porque no veía muchos. En lugar de mirarme con ese ceño fruncido del oeste o con la desconfianza sureña, me identificaban como lo que era: más o menos un tonto de cojones”. (p. 92)

 

“Quería que me hablara, que me lo contara todo. Pronto, lo que había experimentado, aún reciente, quedaría enterrado, solo presente en pesadillas. Nos miramos durante varios minutos, intercambiando información desconocida por el conducto de su visión inicial. Lloré y le canté. Nueve meses de miedos se esfumaron en espiral. Su nacimiento era mi renacimiento. El terror paternal era simple ignorancia. El bebé sabía cuanto tenía que saber”. (p. 251) (Se refiere al momento en el que le ponen a su hijo en los brazos.)

 

Al margen de todo lo dicho quiero reproducir otro fragmento porque recoge una experiencia que yo también tuve, creo que sobre los siete u ocho años, en la Feria del campo de Madrid que se me quedó grabada y que he contado muchas veces no sabiendo ya si me estaba inventando algo; Offutt me confirma que, efectivamente, lo que he estado relatando era cierto:

 

 “Entre otras cosas exponían una vaca viva con un cristal de plexiglás en un costado. La habían despellejado, le habían quitado la carne, y pude ver los meneos de su sistema digestivo, las regurgitaciones y cómo la comida se desplazaba de un estómago a otro”. (p. 54)

 

En fin un libro yo diría que algo más que recomendable y que no es un mal comienzo para luego seguir leyendo el resto de su obra.

A mí, en particular, todo el tema de la paternidad tengo que reconocer que me ha recordado muchas cosas porque, además, lo tengo relativamente reciente.

Hay una magnífica reseña de Carlos Télez en unlibroaldia.blogspot.com.

 

Chris Offutt, Dos veces en el mismo río. Traducción Ce Santiago.

 

miércoles, 7 de septiembre de 2022

En el mundo rural del sur de USA

Advertencia previa: Estoy totalmente entregado a este escritor. El mes pasado leí tres libros suyos y hoy comento el último que ha publicado hasta ahora -2018 en Estados Unidos-, aunque no es el último que se ha traducido; ese aún lo tengo pendiente.

Esta entrega a un autor no es la primera vez que me pasa, pero sí es cierto que hacía ya bastante tiempo que no me sucedía. Son varios los motivos, desde el tipo de historias que cuenta hasta su capacidad narrativa pasando, claro está, por la magnífica creación de personajes.

En este caso Offutt divide la historia en cuatro partes que se corresponden con cuatro momentos cronológicos: 1954, 1964, 1965 y 1971. A lo largo de estos diecisiete años nos muestra los avatares por los que pasa una familia que vive en una colina en la zona de los Apalaches.

En la primera parte, que tiene un tono lleno de romanticismo, vemos cómo se conocen Tucker y Rhonda, la pareja protagonista. Él que con diecisiete años acaba de llegar de combatir en Corea -ha mentido sobre su edad para poder hacerlo-, asiste al intento de violación de ella por su tío. Sale en su defensa y de ahí se convertirán en pareja.

En la segunda parte ya son una familia con cinco hijos de los cuales solo una, Jo, es plenamente normal. Tucker trabaja para un contrabandista de alcohol y tendrá un problema que le llevará a la cárcel por unos meses que se convertirán luego en cinco años. Esto sucede en la tercera parte. En la cuarta y última la novela adquiere más el tono de una novela negra por lo que es mejor no decir nada.

Esto es de forma muy sintética lo básico de la historia, pero la clave de esta novela está en el tratamiento que Offutt hace de ella y en los magníficos personajes que crea.

Tucker, el protagonista principal, creo que queda perfectamente definido en este diálogo con un mando del ejército:

 

-        ¿Por qué has entrado en mi ejército, soldado? –dijo el coronel.

-         Para huir de casa, señor.

-         ¿Y dónde queda eso?

-     A este lado de la frontera del condado de Rowan, aquí mismo, en Kentucky.

-        Pues no has huido muy lejos.

-        No, señor. Pero aquí hay más cielo.

-        ¿Por eso te has ofrecido voluntario para la aerotransportada?

-        No, señor.

-        Entonces dime por qué, hijo.

-        Me gustan los pájaros”. (p. 30-31)

 

Además, como sucede en todos los libros que he leído del autor, hay una presencia, y en algunos momentos un auténtico protagonismo, de la naturaleza. También una gran sensibilidad en el trato que da a los personajes como, por ejemplo, en los emocionantes momentos en los que Tucker “conversa” con Big Billy, un hijo que padece hidrocefalia. Tampoco falta algún apunte sobre la corrupción policial y política y, claro está, la presencia de las serpientes como peligro o incluso como alimento.

Offutt con su literatura nos acerca a un mundo bastante desconocido, al menos para mí, como es el mundo rural de los blancos cercanos a la pobreza, los llamados rednecks. En ese sentido se podría hablar de una literatura social. Aunque sea difícil elegir, creo que puedo afirmar que es el libro que más me ha gustado del autor hasta el momento.

Para conocer el tema compré hace tiempo el libro de Nancy Isenberg, publicado por Capitán Swing,  White Trash. Los ignorados 400 años de historia de las clases sociales estadounidenses. Aunque asusta por sus casi 700 páginas, creo que está llegando el momento de leerlo. Al menos las historias que cuenta Offutt animan a ello.

Una vez más tengo que dar las gracias a la editorial Sajalín por publicar autores como este. El hecho de llegar a la cuarta edición es una buena recompensa y, al mismo tiempo, un buen índice de su acierto. Insisto en que su colección al margen es realmente espléndida.

Hay una buena reseña de Juan G.B. en unlibroaldia.blogspot.com

 

Chris Offutt, Noche cerrada. Traducción Javier Lucini.

 

 

 

viernes, 26 de agosto de 2022

El inicio de una buena carrera



Continúo con este cuarto libro la desordenada lectura de la obra de este excelente escritor estadounidense. En este caso se trata del primer libro que publicó, en concreto en 1992, cuando tenía treinta y pocos años. En un interesante Epílogo explica muy bien el contexto del momento de sus inicios en la escritura y más en concreto el de estos relatos. En él afirma:

“Mi objetivo era brindar un libro a la gente de casa, un libro sobre “nosotros”, no sobre “ellos”, un libro en el que los lectores de las montañas pudiesen por fin reconocer su cultura sobre el papel, con un lenguaje que pudiesen entender, sin condescendencia”. (p. 176)

No tengo ni idea de si se cumplió ese deseo, lo que sí puedo decir es que alguien tan alejado como yo de esa cultura y de ese espacio ha disfrutado, y de qué manera, leyéndolos.

Por lo que voy conociendo de la obra de Offutt, hay varios elementos que están siempre presentes: por un lado, el espacio en el que se desarrollan que se corresponde con el lugar en el que nació y vivió de joven el autor; una zona de los Apalaches que en su día fue zona minera y en la que hay extensos y profundos bosques, de ahí la permanente presencia e importancia de la naturaleza y, por otro lado, la magnífica creación de personajes que con unos pocos rasgos se hacen perfectamente reconocibles. Personajes típicos del lugar que seguramente se identifican muy bien con ese “nosotros”. En los nueve relatos que contiene este libro hay una buena muestra de ello, desde un niño narrador en el que quizá sea el mejor del libro, Blue Lick, hasta un abuelo, pasando por el resto de las edades; eso sí, mayoritariamente personajes masculinos.

Hay también bastante pobreza, pero llevada siempre de forma digna. En varios aparece mencionada VISTA, un programa antipobreza creado en 1964. Y también muchas alusiones a las serpientes, dando la impresión de que se trata de una de las pesadillas del autor.

Diálogos creíbles; una partida de póker magníficamente narrada; la recreación de la reproducción de una cinta grabada unos años antes que es tremendamente visual; la aparición de los Melungeon, ese extraño grupo humano que luego utilizará en otros relatos, o la historia de una especie de embrujo, todo ello y más forman este pequeño mundo del que, por cierto, Offutt nos ofrece un mapa en el que están los diferentes lugares en los que se desarrollan las historias.

Del autor ya he leído dos libros de relatos, una novela y uno de sus libros de memorias, todos espléndidos y lo mejor es que aún me quedan varios.

Hay una reseña muy buena y completa de Juan G.B. en unlibroaldia.com

 

Chris Offutt, Kentucky seco. Traducción Javier Lucini.

 

 

lunes, 15 de agosto de 2022

Algo más que memorias

Con este autor me está sucediendo lo mismo que me pasó hace unos años con  John Fante, otro gran autor norteamericano, y es que en muy poco tiempo estoy leyendo todo lo que se ha traducido de él. Como me pasa con otros autores, esta lectura la hago de forma totalmente desordenada y así el que hoy comento es el último libro de memorias que ha escrito hasta ahora y, sin embargo, es el primero que leo, si bien es verdad que es también el primero que se ha traducido. Eso sí, ya tengo encargado el primero que dedicó a este tema.

En este libro combina muy bien la autobiografía con la biografía de su padre tanto en lo personal como, sobre todo, en su faceta de escritor. Un padre muy peculiar con el que tenía una relación complicada; algunos ejemplos: “Papá nunca hizo que nos sintiéramos bienvenidos y le traía sin cuidado la presencia de nietos”. (p. 36) “Papá tenía poco tacto y ningún sentido de la diplomacia, pero era capaz de entablar conversación con cualquiera”. (p.40) “Ningún miembro de su familia asistió al oficio”. (p 40) (Se refiere al que se hizo en la funeraria tras su muerte). “Partir maderos era la única actividad que puedo atestiguar que mi padre realizara al aire libre…”. (p. 80) “Años más tarde papá recordó con cariño que Billy, el defensor fue la última película que vimos juntos. No tuve ánimos para decirle que fue la única”. (p. 85) “El problema surgía cuando alguien no compartía la fascinación de papá consigo mismo. La única percepción correcta de cualquier situación era la suya”. (p 112)

Y así podría seguir reproduciendo frases en la misma línea. Pero ese padre, a los treinta y seis años hizo algo poco habitual como fue dejar un buen y productivo trabajo para encerrarse a escribir libros de ciencia ficción por un lado y, sobre todo, de pornografía. Escribirlos y lograr publicarlos hasta llegar incluso, después de muchos años, a escribir de forma personalizada según el gusto y las necesidades del cliente.

Offutt nos cuenta esta faceta de su padre a partir sobre todo de la mitad del libro. El padre muere en 2013 y deja en herencia a Chris: un escritorio, un rifle y ochocientos kilos de porno. A partir de ese momento nuestro autor se pone la tarea de revisar y ordenar todo ese material, labor en la que va descubriendo aspectos inéditos de su padre que ahora no descubriré.

Esa muerte pone al descubierto, si es que se puede decir así, la existencia de la madre, alguien que estuvo toda su vida detrás y al lado de su marido, de hecho era quien pasaba a máquina los manuscritos. Dice Offutt “Jamás los oí discutir, ni siquiera discrepar”. (p.88) Eso sí, tras su muerte apareció una nueva persona.

A Chris la lectura del material heredado le mostró cómo era realmente su padre porque además de los libros, tanto escritos por él como los que acumuló de otros, había miles y miles de cartas que se cruzó con otros escritores y con clientes. A partir de este material nos pone en contacto con una realidad que incluso él desconocía.

El libro es una especia de tributo, pues como él mismo afirma: “No echo de menos a mi padre, pero sin el forcejeo con sus grilletes el mundo es aterrador e inmenso. He perdido una especie de propósito, una razón para demostrar quién soy”. (p. 182)

Offutt no solo escribe muy bien, sino que es capaz de transmitir sus sentimientos y sensaciones con decisión y claridad. Como dice Michael Chabon en el fragmento que la editorial reproduce en la contraportada: “Capaz de transmitir la realidad más dura sin inmutarse, la prosa de Chris Offutt es una de las mejores de la actualidad…”. Poco más puedo añadir. Solo recomendar la lectura de cualquiera de los libros del autor. Yo tengo la suerte de que aún me quedan tres por conocer.

 

Chris Offutt, Mi padre el pornógrafo. Traducción Ce Santiago.

 

 

lunes, 8 de agosto de 2022

Buen conjunto de relatos


En estos últimos tiempos he pasado de no leer apenas nada de literatura estadounidense a todo lo contrario. Las entradas recientes del blog así lo confirman.

En este caso se trata de un autor ya conocido del que leí una novela magnífica. Esta vez se trata de un conjunto de ocho relatos que trascurren en su inmensa mayoría en Kentuky, territorio en el que pasó el autor su infancia y juventud y en el que desarrolla casi toda su obra.

Estos relatos tienen en común un par de cosas. Por un lado, sus protagonistas son siempre personajes curiosos que podríamos enmarcar dentro del mundo de la marginalidad o, al menos, de los que no llevan una vida normal y corriente. Por otro lado, creo que menos en dos en el resto siempre hay un muerto en algún momento del relato. Así, en el primero alguien va a recoger a su cuñado que está muerto; en otro un hijo mata a su padre o, en uno realmente original, desentierran los cadáveres de un lugar por el que va a pasar una autopista para enterrarlos en otro.

Son todas historias cortas, el libro tiene solo 128 páginas, pero Offutt es capaz de que lo que sucede tenga sentido. Además, crea unos personajes siempre interesantes y los retrata con unos pocos pero suficientes rasgos. También destacaría el buen uso que hace de los diálogos muy adaptados al tipo de personajes.

Todos me han gustado, pero en el titulado Todo inundado Offutt hace una gran creación de la atmósfera tras una inundación.

Al igual que el anterior libro que leí del autor, este sirve también para penetrar en la forma de vida y en las formas de ser de la llamada “América profunda”, un territorio que no suele ser el habitual en las series y la literatura que más se traduce y publica en nuestro país.

Un libro recomendable porque, además de estar bien escrito, nos pone en contacto con ese mundo más desconocido.

Chris Offutt, Lejos del bosque. Traducción Javier Lucini.

 

 

viernes, 10 de diciembre de 2021

En la Norteamérica profunda


Cada cierto tiempo me gusta leer alguno de los libros que la editorial Sajalín publica dentro de su colección Al margen. Son en su inmensa mayoría traducciones de autores anglosajones y hacen honor al título que los cobija ya que suele tratarse de historias y/o personajes que por una u otra razón se encuentran fuera de lo habitual.

De este autor ya se han publicado varios libros en esta colección, pero yo no lo conocía. Curiosamente es uno de los guionistas de una serie, Treme, que, aunque no tuvo demasiado éxito, a mí me encantó.

Este libro cuenta la historia de Mick Hardin, un militar veterano de guerra destinado en Alemania en la División de Investigación Criminal que vuelve a su pueblo, Rocksalt, a pasar unos días y su hermana, Linda, que es la sheriff de la localidad, le solicita su ayuda para resolver un asesinato. En apariencia, pues, se trata de una especie de thriller; de hecho se dice en la contraportada que Joyce Carol Oates ha afirmado que se asemeja a series como True detective o Mare of Easttown.

De ser así, desde luego sería más a la segunda que a la primera porque si algo predomina en esta historia es la visión de un mundo rural, mientras que lo propiamente policiaco pasa a un muy segundo término y no es especialmente interesante.

Familias que han sufrido muchas desgracias, personajes con unas vidas bastante mediocres o tensas relaciones entre miembros de la comunidad son los aspectos más relevantes de esta novela en la que el mundo rural aparece como un micromundo bastante cerrado y con algunas tradiciones ancestrales, como la venganza de sangre, ciertamente mejorables.

Todo esto lo narra muy bien Offutt con unos magníficos diálogos y unas buenas descripciones de personajes con apenas unos pocos rasgos.

Los dos fragmentos que reproduzco representan muy bien el significado de ese ambiente:

“Me aburrí- dijo Peggy.

(…)

-De todo. De esta casa, de Rocksalt, de que Mick nunca estuviese. Todos los días hago  las mismas cosas y tengo las mismas conversaciones con la misma gente. Siempre me están mirando y juzgando. Nunca a la cara, pero algo se nota (…)” (p. 193)

 

“Todas las quejas de Peggy sobre la vida en Rocksalt eran precisamente las razones por las que a Linda le gustaba el pueblo. La seguridad de encontrarte con la misma gente, a veces hasta tres veces al día, en distintas tiendas. Había un protocolo para tales ocasiones. La primera vez preguntabas por la familia. La segunda, sonreías y hacías una broma sobre la casualidad de llevar el mismo itinerario. La tercera sonreías y saludabas con la mano. Se creaba una intimidad que transmitía seguridad”. (p. 194)

(Peggy es la mujer de Mick y Linda su hermana)

 

Un libro muy entretenido, que se lee casi de un tirón y que deja un regusto un tanto amargo.

 

Chris Offutt, Los cerros de la muerte. Traducción Javier Lucini.