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miércoles, 1 de enero de 2025

Sobre las dictaduras

 


Me gusta leer textos de Applebaum, de hecho este es el tercer libro que leo,  porque me dan una perspectiva diferente. Es columnista de The Washington Post y colaboradora de The New York Review of Books, pero sobre todo es una liberal conservadora miembro del partido Republicano de las pocas que quedan muy críticas con Trump.

En este libro se recogen cinco artículos que escribió para diferentes medios que ha retocado y ampliado para esta edición. Aunque en general son interesantes quedan muy lejos del interés del libro El ocaso de la democracia que comenté en el blog hace varios años. Seguramente el problema es que les falta un planteamiento más coherente y una visión más amplia, pues aunque hay alguna alusión a Arabia Saudita y a Trump, la inmensa mayoría de los ejemplos se refieren a países gobernados por la izquierda en sus diferentes formas (incluso cundo aparece Putin lo hace, de alguna manera, como representante de alguna forma de izquierda).

Así, por ejemplo, al hablar de cleptocracia y corrupción se centra en Venezuela y Zimbabue, que la tienen y mucha; o en el capítulo titulado El control del relato se mencionan varios medios de comunicación como Telesur, RT, Press TV, etc. que, curiosamente, como en el caso de la corrupción pertenecen a este tipo de países.

Siguiendo con este segundo ejemplo, reproduzco un fragmento muy interesante:

“(…) las campañas de desprestigio dan resultado. Cuando un aparato estatal combina el ministerio fiscal, los juzgados, la policía, los medios de comunicación bajo su control y las redes sociales para incriminar falsamente a una persona -para contar un determinado relato sobre su vida e ideas, acusarla de traición, fraude o delito y, a veces, detenerla o torturarla por esas falsas acusaciones-, (…)” (p. 149)

Evidentemente creo que está muy claro que esto se está utilizando en países que no son de los que la autora considera autocracias. Desde luego en nuestro país tenemos más de un ejemplo.

Del primer ejemplo también es una buena representación este fragmento:

“Las acusaciones de corrupción contra los disidentes también desvían la atención de la corrupción del partido gobernante. Cuando el régimen venezolano (…)” (p. 153)

No obstante, a pesar de esta desviación de la crítica hacia uno solo de los bandos en los que se está produciendo la deriva hacia la autocracia, el libro no deja de tener interés porque, además, la autora es muy clara a la hora de escribir y no llega a las 200 páginas, es decir, que además de clara es concreta, lo que se agradece.

 

Anne Applebaum, Autocracia S.A. Los dictadores que quieren gobernar el mundo. Traducción Rosa Pérez.

 

 

 

 

 

jueves, 15 de julio de 2021

La visión liberal conservadora


Siempre es interesante conocer cosas de los autores de los libros, más aún si se trata de ensayos y sobre todo si estos tienen por objeto la política. La autora ha aparecido ya en este blog al comentar su monumental estudio sobre el Gulag soviético. Tengo pendiente de lectura su también extenso trabajo sobre el Telón de Acero y ha publicado recientemente un estudio sobre la Hambruna en Ucrania en la época estalinista. Es decir, como se puede comprobar su dedicación está muy centrada en los efectos más perniciosos que tuvo el comunismo.

Applebaum alterna sus estancias en Polonia y en Estados Unidos desde 1988. Se define como liberal conservadora y ligada al partido republicano. Está casada con un político polaco que ha participado en diferentes gobiernos de derechas, pero que también pertenece a la derecha moderada.

Estos datos hacen que resulte especialmente interesante su visión de lo que está pasando en las democracias liberales y la pulsión que está creciendo hacia diferentes formas de autoritarismo. Este tipo de análisis es frecuente leerlo desde autores o publicaciones de la izquierda, pero mucho menos desde ese sector que, además, ha gobernado y aún gobierna en muchos países europeos.

El libro está dividido en seis capítulos en los que se centra principal y casi exclusivamente en los casos de Polonia, Hungría, Gran Bretaña, España y Estados Unidos. De todos ellos maneja muy buena información, en la mayoría de los casos de primera mano. Hay que tener en cuenta que además de su estancia en dos de esos países, en el caso de Polonia con muchos contactos políticos, es columnista de The Washington Post y profesora asociada en la London School of Economics.

Es muy curioso cómo inicia el libro con la cena que dieron en su casa el 31 de diciembre de 1999 para un grupo de amigos. De ese grupo, unos años después ya no se hablaban con la mitad de ellos y tampoco lo hacían muchos de esos amigos entre sí. Con eso pretende dejar constancia de lo que ha supuesto y está suponiendo el cambio que se ha producido en Polonia y que, de alguna manera, se puede generalizar a otros lugares. También cierra el libro con una cena similar y comenta los cambios en las amistades. (No creo equivocarme si digo que esa experiencia la tienen, tenemos,  también muchos en España.)

La autora dice sobre el origen del nuevo autoritarismo que: “se trata de un fenómeno que ha surgido más recientemente, en la última década; y no ha brotado a causa de míticos “fantasmas del pasado”, sino como resultado de actos concretos de personas a las que desagradaban las democracias existentes. Y les desagradaban porque eran demasiado débiles o faltas de originalidad, demasiado indecisas o individualistas, o porque no progresaban lo bastante rápido en ellas”. (p. 59)

 

De los diferentes lugares en que lo estudia me ha interesado muy especialmente el caso de Polonia, al que dedica más espacio, y el de Hungría, quizá por ser los menos conocidos. En el caso británico se centra en el Brexit como el momento no tanto de surgimiento como de manifestación, y me ha parecido sugerente la forma en que plantea la llegada al poder de Boris Johnson. Así: “Los conservadores empezaron a perder apoyo (…) El partido necesitaba un nuevo líder, alguien capaz de unir a las distintas facciones, completar el Brexit y recuperar el apoyo perdido. También necesitaban a alguien que supiera contar historias, hacerles reír, devolverles el sentimiento de superioridad inglesa. Y fueron a buscar al gracioso”. (p. 75)

No está mal teniendo en cuenta quién lo dice.

En el caso de España hace, como decía antes, un buen resumen. Su contacto con VOX ha sido Bardají que ha llegado ahí desde posiciones neocon y después de haber participado activamente en la época de Aznar. También tiene su interés el análisis que hace de lo que está sucediendo en Estados Unidos. Ahora bien, tanto en este caso como en el español detecto cierta intención de relacionar a esa extrema derecha seducida por el autoritarismo, con la extrema izquierda. Así, de alguna manera compara a Noam Chomsky con Steve Bannon, algo difícilmente asumible tanto desde el punto de vista intelectual como del político. Esta idea, muy presente en algunos comentaristas en España, es muy típica de una cierta manera de pensar que se fija en lo superficial y no aprecia que una plantea principalmente la ampliación de derechos y la otra su restricción. No obstante, este es otro tema.

Hay aspectos puntuales que me han llamado la atención como: la idea de que los únicos intelectuales, clercs en el libro porque usa el término de Jules Benda, que han obtenido auténtico poder político son los de derechas; toda la historia del accidente de aviación de Smolensk, en el que perdió la vida uno de los gemelos polacos, que está contada como si fuese sacado de una película, pero que tanta importancia tiene para el auge del autoritarismo en ese país; la entrevista con la húngara Mària Schimdt, directora del Museo del terror de Budapest, que ha evolucionado hacia el nuevo autoritarismo; y, desde luego, todo el capítulo sobre el Brexit en el que explica magníficamente cómo se produjo todo y en el que da mucha información sobre Johnson.

Es un libro cuya lectura provoca un cierto desasosiego sobre todo porque la sensación que se obtiene es que lo que está sucediendo no parece que se pueda frenar fácilmente. Además, tampoco son especialmente tranquilizadoras expresiones como las del abogado conservador Joseph diGenova: “Yo hago dos cosas: voto y compro armas” (p. 161)

En cualquier caso, siempre es bueno estar informados y mejor si proviene de gente con conocimiento y además, como es el caso, con el mismo origen político que los que intentan implantar esos nuevos sistemas.

Hay una buena reseña de Bill Keller publicada en The New York Times Book Review y reproducida en elcultural.com.

 

Anne Applebaum. El ocaso de la democracia. La seducción del autoritarismo. Traducción Francisco J. Ramos Mena.

 

 

lunes, 21 de marzo de 2016

Monumental trabajo sobre el Gulag



Con este libro la autora obtuvo el Premio Pulitzer en 2004 y no parece nada extraño por el monumental trabajo realizado.
El libro está dividido en tres grandes partes. En la primera analiza los orígenes del Gulag; en la segunda hace un repaso de cómo se vivía en los campos; y en la tercera vuelve a la cronología para explicar su auge y caída entre 1940 y 1989.
Applebaum ha utilizado todo tipo de fuentes para documentarse: desde numerosos  archivos a las memorias, tanto las publicadas como las que no lo han sido, pasando por entrevistas, principalmente a represaliados, así como utilizando la enorme bibliografía existente. Con esa documentación la autora ha elaborado un texto muy alejado de lo académico, aunque no esté exento de valoraciones, pero que se lee con suma facilidad  incluso a pesar de la abundancia de cifras que da en ocasiones.
Al tratarse de un libro de más de 650 páginas son muchas las cosas que se podrían comentar, pero ni aun haciéndolo se daría una mínima idea del trabajo hecho por esta historiadora estadounidense.
En mi caso hay algunos aspectos que me han llamado más la atención. Por un lado, la visión que se da del trato dado por el ejército soviético a los prisioneros que se aleja bastante de la que he leído recientemente en el libro La guerra no tiene rostro de mujer, de la premio Nobel S.Aalexiévich. Las páginas dedicadas a este tema resultan bastante estremecedoras. Por otro lado, me ha resultado muy interesante conocer las muchas huelgas y los diferentes intentos de rebelión que se produjeron y que desconocía a pesar de haber leído ya varios libros sobre los campos soviéticos. Finalmente, la visita que en 1944 realizó a Kolimá el vicepresidente Wallace de los Estados Unidos resulta particularmente curiosa.
Para dar una idea de la importancia que tuvo el sistema de los campos soviéticos, dejaré alguna de las cifras que la autora pone en el Apéndice final:
Unos 18 millones de ciudadanos soviéticos pasaron por los campos y colonias entre 1929 y 1953.
Sumando todas las cifras, el número total de trabajadores forzados asciende a 28,7 millones.
Varios investigadores citan una cifra de 786.098 ejecuciones políticas entre 1934 y 1953.
Es decir, un fenómeno de unas proporciones realmente desmesuradas.
No he comentado nada sobre la segunda parte del libro, aquella en la que se explican las forma de vida y trabajo, porque siendo interesante no hace sino reproducir, citándolos claro está, lo que han dicho autores como V.  Shalámov, E.Guinzburg, G.Herling o J.Bardach cuyos libros he leído y recomiendo muy especialmente si se tiene interés en el tema.
Hay una buena reseña de Rafael Núñez en elcultural.com.


Anne Applebaum, Gulag. Historia de los campos de concentración soviéticos