Una vez más se comprueba que el tema de la represión
nazi, ya sea en los campos de concentración o en los de exterminio, no tiene
límite ni punto final. En este caso se trata de una militante francesa de la
resistencia que fue detenida y luego trasladada a Auschwitz junto con otras 230
mujeres de las que solo sobrevivieron 49.
Delbo, una vez liberada después de más de dos años
en cautividad, estuvo recuperándose en un sanatorio en Suiza donde escribió los
textos que dedicó a su experiencia en el campo de concentración. La obra
consiste en una trilogía, Auschwitz y
después, de las que en esta edición se publican los dos primeros textos: el
que da título al libro y Un conocimiento
inútil que constituye la segunda parte del libro.
Hay que decir también que el libro en su edición
original francesa no se publicó hasta 1970.
En él se recogen las experiencias de la autora, pero
también la de otras mujeres que a veces aparecen con su nombre y otras veces
simplemente con su historia.
Las dos partes de esta edición tienen unos
contenidos algo diferentes. En la primera, Ninguno
de nosotros volverá, la autora narra fundamentalmente la vida cotidiana en
el campo y por eso aparecen de forma recurrente temas como: el frío, la sed, el
fango y el olor. Mención especial merece el relato “Calle de la llegada, calle de la partida” con el que se inicia el
libro y que es de lo mejor que he leído nunca sobre el tema de la llegada a los
campos. Esta primera parte, o primer libro, me ha recordado en varios momentos
a la forma de contar de Primo Levi. Sin embargo, en la segunda, Un conocimiento inútil, encuentro más el
eco de la narrativa de Shalámov, en sus relatos sobre los campos de Kolimá,
porque se centran más en algunas personas o hechos como pueden ser la cena de
Nochebuena o una representación teatral. Los relatos finales se dedican a la
liberación y la llegada a Berlín.
Sobre el libro dice su editora María Bohigas:
"La ambición literaria
no era menor, Delbo quiso hacer una obra literaria, no testimonial. Ella no
quería hacer un trabajo periodístico, sino literario". (Recogido en
lavanguardia.com)
Creo que lo consiguió
aunque también que algunos relatos son un reflejo tremendamente realista de los
hechos en los que, además, no se ahorra ninguna nota de la crudeza con que
actuaban los y las vigilantes.
El siguiente fragmento
puede ejemplificar bien ese carácter literario, al mismo tiempo que es
también un buen resumen de la situación
que se vivía:
"Cuando el
silbato silba al despertar hay una pesadilla que se paraliza, otra pesadilla
que comienza
hay apenas
un instante de lucidez entre ambas, en el que escuchamos los latidos de nuestro
corazón para averiguar si tiene fuerza para latir aún mucho tiempo
mucho tiempo
significa días porque nuestro corazón no puede contar en semanas ni en meses,
contamos en días y cada día cuenta mil agonías y mil eternidades.” (p. 83-84)
Finalmente, reproduzco otros dos fragmentos que,
aunque parezcan algo contradictorios entre sí, reflejan muy bien los aspectos
psicológicos de un internamiento de esas características.
“Hablar era hacer planes para el regreso, porque
creer en el regreso era una manera de forzar la suerte. Las que habían dejado
de creer en el regreso estaban muertas. Había que creer, creer a pesar de todo,
contra todo, dar verosimilitud a ese regreso, realidad y color, planeándolo,
materializándolo en todos su detalles.” (p. 141)
“Diréis que al ser humano puede arrebatársele todo
salvo la facultad de pensar e imaginar. No sabéis nada. Se puede convertir a un
ser humano en un esqueleto que gorgorea diarrea, quitarle el tiempo para
pensar, la fuerza para pensar. Lo imaginario es el primer lujo del cuerpo que
recibe suficiente alimento, goza de una franja de tiempo libre, dispone de
rudimentos para fabricar sus sueños. En Auschwitz no se soñaba, se deliraba.”
(p. 230)
Por todo lo dicho, estamos ante otro interesante
texto sobre los campos que aunque sin aportar informaciones que no se conozcan las
trata de una forma magnífica y contribuye a conocer mejor algunos aspectos de
esa triste historia.
Hay una reseña muy buena y muy completa de GustauNerín en elnacional.cat.
Charlotte Delbo, Ninguno
de nosotros volverá. Traducción Regina López Muñoz.