miércoles, 29 de mayo de 2024

Buen descubrimiento

 

No se me ocurre mejor comentario que este fragmento de Juan Gómez Bárcena que reproduce la editorial en la solapa del libro:

 

“Un viaje desgarrado al centro de la herida de un trauma individual y colectivo. La prosa exacta y a la vez poética de Alba Muñoz nos arrastra a un país saqueado por la guerra y a ese territorio que también puede ser víctima de saqueos: el cuerpo de la mujer”.

 

La autora se fue a Bosnia nada más terminar los estudios de periodismo con el objetivo de hacer un buen reportaje. Conoce a una mujer que dirige una ONG que se dedica al cuidado de mujeres que han sido víctimas de trata y decide investigar ese tema. Al mismo tiempo, mantiene una relación con Darko, un joven bosnio que aunque está allí vive habitualmente en Barcelona; una relación no exenta de algunos elementos complicados. Si a eso le unimos la compleja relación que mantiene con su padre, ya tenemos los mimbres con los que está hecha esta interesante mezcla de autobiografía y ficción novelesca.

Uno de los aspectos más interesantes del libro es la magnífica estructura que ha creado Muñoz para contar la historia a partir de breves capítulos en los que va entremezclando los distintos temas mencionados.

Si tuviera que criticar algo quizá sería el escaso espacio que dedica al tema del reportaje, es decir, lo poco que nos informa sobre cómo funciona el tema de la trata y qué importancia puede llegar a tener.

Por otra parte, me ha parecido muy interesante que escriba bastante de la relación con su padre. En los últimos tiempos he leído bastantes novelas escritas por mujeres y la inmensa mayoría plantean los problemas de la relación con la madre, por eso se agradece que alguna se centre más en el papel del padre.

Una buena novela, dura a veces, intensa siempre y muy bien escrita. ¡Ah!, y todo en menos de 200 páginas. Recomendable.

 

Alba Muñoz, Polilla.

 

 

martes, 28 de mayo de 2024

Algo más que memorias



Talese ha aparecido ya bastantes veces en el blog y siempre con comentarios elogiosos. Es un gran periodista y alguien capaz de encontrar los recovecos ocultos de lugares y personajes.

Este libro de recuerdos está dividido en tres partes muy diferentes en contenido y, al menos para mi gusto, en interés. En la primera, Una historia de Wall Street, la más interesante, nos relata sus primeros pasos en el periodismo allá por los años cincuenta y parte de los sesenta. La segunda, A la sombra de Sinatra, la más extensa, la dedica a contar los intentos de lograr una entrevista con el cantante y actor. Son más de 130 páginas que resultan un tanto reiterativas y prolijas aunque tienen, lógicamente, algunos momentos interesantes y curiosos. En la tercera, El brownstone del doctor Bartha, cuenta una historia realmente peculiar. Ese doctor, dueño de un brownstone en un buen barrio de Nueva York, terminó incenciándolo con él dentro. Talese nos cuenta los distintos avatares de su vida con bastante detalle.

Como se puede apreciar son tres temas muy diferentes, pero que tienen en común la participación de Talese en ellos, bien como protagonista, bien como reportero.

Al margen del interés que puedan suscitar en cada lector, lo que sí queda claro es que Talese no ha perdido su capacidad narrativa y la fluidez en el relato. El libro se lee, como es habitual con los textos del autor, con enorme facilidad y disfrutando de una prosa rica en matices y siempre muy precisa. Es una pena, en mi opinión, que sea tan extenso en algunos aspectos porque, como decía antes, lo hace un tanto pesado, pero en cualquier caso es un libro que en su conjunto merece la pena leer.

Desde otro punto de vista me ha sorprendido el número de erratas tratándose de una editorial como Alfaguara. Así, por ejemplo, en la página 58 se habla de la firma del presidente Johnson en 1945, o en la 309 se dice que “muchas de ellas fueron levantadas en Nueva York entre finales de los años ochenta del siglo pasado y principios del siglo XIX, período que se considera “la edad dorada de la construcción de casas””. Hay al menos otras cinco.

 

Gay Talese, Bartleby y yo. Retratos de Nueva York. Traducción Antonio Lozano.

 

lunes, 27 de mayo de 2024

Inagotable



 

Repasando entradas de comentarios sobre libros de esta escritora veo que el título de Inagotable que le he puesto esta vez no es, ni mucho menos, la primera que lo hago. Es por lo menos la tercera y es que, efectivamente, cuando parece que ya se ha traducido toda su obra, siguen apareciendo textos de alguien que fue enormemente prolífica antes de morir en un campo de concentración.

A mí es una escritora que no me suele defraudar porque reúne dos cualidades que estimo: una gran capacidad para crear historias y narrarlas bien y, esto es menos importante, claro, hacerlo generalmente en menos de doscientas páginas.

Ambas se cumplen en este que ahora comento. Se desarrolla en el año 34, el mismo de su publicación, El protagonista, Christophe, es hijo de alguien que perdió su empresa en 1925 por la crisis, y lleva una vida que no le satisface. Está casado, pero tiene también relaciones con Murielle, una prima suya que también está casada.

Una novela centrada en el amor, la frustración, el hastío por la existencia, en definitiva: en la infelicidad, tal y como se puede apreciar en el siguiente diálogo entre los dos personajes mencionados.

 

-        - Pero, a ver, Murielle, ¿qué haces tú todo el santo día? – le preguntó haciendo un extraño esfuerzo.

-        - No lo sé. esperar la muerte. – Sacudió la ceniza del cigarrillo sobre el hogar y, en tono más ligero, añadió-: Como tú. Como todos, después de los veinte años…

-        - Es una ocupación normal, la de todos los seres humanos. No tengo nada contra eso. La muerte, la renuncia, la vejez, las acepto, me resigno. Pero odio la vida tal como me la han dado hecha. Me levanto, espero a que llegue la hora de ir a mi despacho y, cuando estoy allí, espero la hora de salida. Y, en general, espero el fin de mes”. (p. 92-93)

 

Otra buena e interesante novela de esta magnífica escritora francesa de origen ucraniano de la que me imagino que volveremos a tener noticias. (Creo que con este ya son quince los libros que he leído de ella y aún tengo pendiente una breve biografía de Chéjov).

 

Irène Némirovsky, El peón en el tablero. Traducción José Antonio soriano Marco.

 

martes, 21 de mayo de 2024

Mis autores favoritos XXVIII: Patricia Highsmith












Hace mucho que no hacía una entrada en esta sección. En mi lista de pendientes estaba la primera, precisamente, Patricia Highsmith y ha sido a raíz de ver la serie Ripley que me he animado a preparar las fotos de los libros y hacer la entrada correspondiente.

Hace doce años, comentando mi gusto por los libros dedicados a la novela negra o a la novela policíaca, decía lo siguiente:

 

“En los años ochenta ocupa lugar casi exclusivo Patricia Highsmith. He leído, creo, toda su obra traducida lo mismo que con LeCarré. También creadora de un gran personaje como Tom Ripley y de unas novelas muy diferentes de lo acostumbrado en el género. No estrictamente policiaco o, para ser más exacto, en los que la trama policiaca no es muchas veces lo fundamental. El ambiente y, sobre todo, una cierta amoralidad en sus personajes hacen de ella una de las más grandes del género. De su lectura se saca la impresión de que cualquiera puede ser un asesino. Extraños en un tren o El diario de Edith se encuentran entre lo mejor de su producción”.

 

Lógicamente sigo pensando lo mismo. Me parece una de las grandes escritoras del siglo pasado y no solo en su género. Hace solo unos días vi Carol, una de las muchas películas que se han hecho basadas en sus novelas, que es una clara demostración de cómo trataba un tema que no tiene nada que ver con lo policíaco.

Nunca es tarde para recomendar la lectura de cualquiera de sus libros. Además, se están reeditando porque, creo, han resistido muy bien el paso del tiempo.

lunes, 20 de mayo de 2024

En el campo de batalla



Grossman ha aparecido ya varias veces en el blog al comentar muy positivamente varios de sus libros y, sobre todo, esa maravilla que es Vida y destino, una de las grandes novelas del siglo pasado. Creo que, de alguna manera, el que ahora comento es una especie de antecedente de esa gran obra aunque, eso sí, muy lejos en intensidad y en calidad literaria.

Parece ser, por lo que se cuenta en el Epílogo, que Grossman escribió los diferentes capítulos para ser publicados por entregas y pienso que ahí está quizá la razón de que el libro no termine de encajar bien sus piezas.

En los 22 capítulos en que está dividido el texto se cuentan diferentes momentos y aspectos del combate en 1942 de las tropas soviéticas con las alemanas en la zona del este de Ucrania. Hay capítulos centrados en un enfrentamiento concreto, otros en algunos de los personajes del ejército soviético e incluso alguno en civiles que habitan la zona.

Hay pasajes que resultan especialmente interesantes como, por ejemplo: la descripción que hace de la ciudad durante un bombardeo aéreo o la dura descripción de lo que hacen los alemanes o, en otro orden de cosas, la crítica que hace un comisario al jefe del regimiento.

El libro está muy bien escrito, algo habitual en este magnífico escritor, pero le falta algo que no termino de saber muy bien qué puede ser y, desde luego, le sobran algunos fragmentos llenos de retórica populista como puede ser el siguiente:

“Grande es el pueblo cuyos hijos mueren sagradamente con sencillez y solemnidad, en los inconmensurables campos de batalla. De ellos saben el cielo y las estrellas, sus últimos suspiros los ha oído la tierra, sus hazañas las han visto el trigo y los árboles del camino. Reposan en la tierra, sobre ellos está el cielo, el sol, las nubes.”. (p. 159).

Es el menos interesante de los libros que he leído del autor, pero incluso así creo que merece la pena leerlo como ejemplo de literatura de guerra que, además, está escrita al mismo tiempo que se están produciendo los acontecimientos.

 

Vasili Grossman, El pueblo es inmortal. Traducción Amelia Pérez de Villar

 

ANDAMIOS

 

Mucha producción basada en hechos reales. No recuerdo una entrada con tantas producciones así. Por otra parte, mucho material con origen en Estados Unidos y dos buenas series españolas.

 

Películas

 

El superviviente de Auschwitz. Producción estadounidense dirigida por Barry Levinson.  Se basa en las memorias de un superviviente que luego vivió en Estados Unidos. Tiene buenos momentos y otros no tanto con demasiadas escenas de boxeo además muy violentas, pero cuando entra en el drama refleja muy bien la historia del protagonista. Magníficas interpretaciones.

 

El sol del futuro. Producción italiana dirigida por Nani Moretti. Muy original, por momentos divertida y en otros nostálgica, incluso con algunos en los que se convierte en un musical. Se pasa un muy buen rato viéndola y dejándose llevar por los caminos por los que la dirige Moretti. La mejor de  las últimas que he visto suyas.

 

Radical. Producción mexicana. Basada en hechos reales cuenta la historia de un maestro, en una pequeña localidad bastante pobre y con un alto grado de violencia, que cambia el método de dar clase para motivar a los alumnos. No por vista otras veces la historia deja de interesar y hasta emocionar en algunos momentos. Cine necesario.

 

Huida sangrienta. Producción nigeriana. Es la primera película que veo de este origen. Está bastante bien hecha aunque no termino de entrar en algunas interpretaciones, quizá es porque tienen otra forma de trabajo. Algo parecido me pasa con el cine indio. Se deja ver.

 

Series

 

Ripley. Serie estadounidense de 8 episodios de 50 minutos. Basada en la obra de Patricia Highsmith cuenta con un buen guion, una magnífica fotografía en blanco y negro y una realización que busca potenciar la estética; así vemos multitud de estatuas, cuadros y unas imágenes realmente espectaculares de Roma, Venecia y el pueblo de la costa donde se desarrolla parte de la serie. Muy entretenida que con la aportación de lo dicho se convierte en una de las buenas series del año.

Netflix

 

1883. Serie estadounidense de 10 episodios de 55 minutos. Segunda precuela de la serie Yellowstone, la anterior fue 1923. Vemos los orígenes de la familia Dutton y su llegada a Montana tras un largo viaje en una caravana que se dirigía a Oregón. Cine del oeste en estado puro con los “pioneros”, en este caso centroeuropeos, pasándolas canutas y muriendo casi en masa. Entretenida aunque con unos monólogos un tanto absurdos de la hija del primer Dutton.

Sky Showtime

 

Afganistán. La tierra herida. Miniserie documental de 4 episodios de 55 minutos. Es una coproducción de varios países con Alemania a la cabeza. Cuenta de forma muy clara la historia del país en los últimos cuarenta años. Muy buena selección de imágenes y, sobre todo, de participantes pues hay desde alguno de los “señores de la guerra” hasta un ministro talibán pasando por agentes de la CIA. Muy recomendable. La pena es que es de 2020 y, claro, no cuenta lo que ha pasado después.

 

Griselda. Miniserie estadounidense de 6 episodios de 55 minutos. Cuenta el ascenso y caída de la colombiana Griselda Blanco que durante varios años dominó el narcotráfico en Miami. Buen guion y un ritmo adecuado a la historia. Aunque trata un tema ya bastante visto no deja de ser interesante.

Netflix

 

Nos vemos en otra vida. Miniserie española de 6 episodios de 45 minutos. Cuenta la participación de Gabriel Montoya “Baby” en el traslado a Madrid de los explosivos que sirvieron para los atentados del 11M. Se basa en la entrevista que le hizo y el libro que publicó Manuel Jabois, así como en las actas del juicio. Magníficas interpretaciones, sobre todo de los personajes de Montoya y Trashorras, y un buen guion hacen que sea una muy buena serie.

 

El turista. Segunda temporada de esta serie estadounidense de 6 episodios de una hora. En la misma línea de la anterior temporada, pero ahora se desarrolla en Irlanda en lugar de Australia. Me ha gustado algo menos sobre todo porque hacia el final hay algunos momentos que parecen claramente de relleno. De todas formas no deja de ser un thriller original.

HBO Max

 

El caso Asunta. Miniserie española de 6 episodios de una hora. Cuenta el caso real de la joven adoptada por una familia en Santiago de Compostela que apareció muerta en una cuneta en 2013. Un magnífico guion y unas  espectaculares interpretaciones hacen que esta serie se convierta seguramente en una de las mejores del año.

Netflix. 

 

La mujer en la pared. Miniserie británica de 6 episodios de 50 minutos. Basada en hechos reales, en concreto en la venta de bebés por parte de una institución gobernada por monjas que recogía a mujeres con problemas, daban a luz y les quitaban a los bebés para venderlos. Sucede en la Irlanda rural y es otro caso más de los muchos denunciados en ese país. A medio camino entre el drama y la intriga, la serie tiene un buen guion e interpretaciones y, además, es bastante entretenida.

Sky Showtime

 

Sangre y dinero. Serie francesa de 12 episodios de 50 minutos. Basada en hechos reales, en concreto en una estafa hecha al gobierno francés a cuenta del IVA aplicado a la compra de los derechos de emisión de CO2. No se han escatimado medios de producción y como, además, cuenta con un buen guion y buenas interpretaciones, es una serie bastante recomendable. Tiene también el interés de ver cómo funcionan algunos mercados, funcionamiento al que, por cierto, se critica de forma dura en la serie.

Filmin

 

miércoles, 15 de mayo de 2024

Algo decepcionante


Desde su espectacular Terror y utopía que comenté en 2015 no había vuelto a ver nada del autor en las librerías. El otro día escuché en la radio una referencia a este nuevo libro y lo compré y leí rápidamente, tal es el interés que me genera este magnífico historiador alemán.

Evidentemente, el tema de este libro era difícil que me despertara el mismo interés que el anterior y así ha sido. Schlögel es capaz de sacarle jugo a cualquier tema y también lo logra con este analizando cómo se desarrolló  la creación de una serie de perfumes, y sobre todo cómo se fueron produciendo en un país como la Unión soviética que, al menos en principio, no parecería el lugar más propicio para hacerlo.

Parte Schlögel de una amplia bibliografía -de la que deja constancia en un anexo al final del libro-, que utiliza con su buena técnica de historiador. Sin embargo, el libro adolece de un exceso de datos en muchos momentos, es demasiado prolijo y al menos a mí me ha sucedido que los árboles no me han dejado ver bien el bosque. Se une a ello que no está del todo ordenado cronológicamente por lo que se hace aún un poco más difícil de seguir.

Por si lo anterior fuera poco, Schlögel inicia el texto con un capítulo sobre los aromas que resulta francamente difícil de entender y si he seguido leyendo es porque al conocer al autor esperaba otro planteamiento como en parte así ha sido.

Algunas de las cosas que me han llamado la atención del libro: los buenos ejemplos que pone de olores en la historia y cómo para el conocimiento de esta pueden ser útiles y no basta con conformarse con el oído y la vista; un interesante texto que reproduce de Lamánova, la más importante diseñadora de moda soviética de la época; el buen resumen que hace de cómo era el París de los años veinte; el rápido pero contundente repaso que hace sobre Chanel y los nazis y, desde otro punto de vista, el interesante análisis que hace sobre el tratamiento del pan en la obra de Shalámov.

En fin, un libro que tiene sus buenos momentos, que está muy documentado, que toca temas que no había visto hasta ahora en ningún libro de historia, pero con todo no resulta suficiente para recomendar su lectura salvo que sea un tema que le interese al posible lector.

Hay una reseña muy positiva de Darío Luque en anikaentrelibros.com.

 

Karl Schlögel, El aroma de los imperios. Chanel Nº 5  y Moscú Rojo. Traducción Francisco Uzcanga Meinecke.

 

 

lunes, 13 de mayo de 2024

Magnífico descubrimiento


Conocí a esta escritora argentina por una referencia radiofónica hecha sobre su última novela con la que cierra una trilogía dedicada a los varones que se inicia, precisamente, con la que ahora comento. Esta recibió en 2019  un prestigioso premio, que se otorga en  Edimburgo, por su traducción al inglés.

Almada construye su novela con cuatro protagonistas. El reverendo Pearson y su hija Leni de 16 años que dejaron a su madre hace ya 10 años. Ambos están de viaje por el nordeste argentino y, al tener un fallo mecánico en su coche, entran en contacto con el Gringo Brauer y  Tapioca, un joven al que dejó su madre para que este le cuidara; ambos llevan un desguace de coches y material agrícola y pueden arreglar el vehículo averiado.

Con estos mimbres Almada monta una historia en la que lo fundamental es la estructura que construye con algunos momentos de marchas atrás para que conozcamos algo de los personajes; hace, además, un espléndido uso del lenguaje y construye unos diálogos perfectamente claros y adaptados a quienes hablan.

A todo ello hay que añadir el entorno con la presencia constante del calor, la escasez de lluvia y el monte bajo de la zona.

En muchos momentos me ha recordado a Mariana Travacio, otra buena escritora argentina que he leído bastante últimamente porque, como ella, es capaz en libros de no demasiadas páginas, este tiene 158, de contarnos historias interesantes utilizando muy bien el lenguaje y con una presencia fundamental del entorno natural. Quizá tenga que ver con que esta es de Rosario y Almada de Entre Ríos.

Ya tengo los otros dos libros de la trilogía que no tardaré mucho en leer.

Para una reseña muy completa recomiendo la que hacen en los talleres de lectura en lilianacosta.com

 

Selva Almada, El viento que arrasa.

 

jueves, 9 de mayo de 2024

Un debate ilustrado


El periodista Pedro Vallín ya ha aparecido dos veces en el blog al comentar dos de sus libros. Es alguien a quien sigo en las redes con interés. A Javier Gomá, escritor y director de la Fundación Juan March, no lo conocía más que por alguna referencia hecha precisamente por Vallín. Juntos han dedicado varias horas a conversar sobre el momento que atraviesa la democracia liberal y, sin que me haya quedado clara la forma de concreta de hacerlo, dejan constancia de ello en este libro.

A lo largo de sus 170 páginas, que resumen cinco citas en diferentes cafeterías de Madrid, ambos reflexionan más que debaten sobre el tema mencionado. Sin entrar en el detalle puedo decir que salen a colación subtemas como: Idealismo, progreso y reformismo; optimismo ante el progreso a largo plazo; la crisis de las ideologías y las crisis de sentido como una de las causas del malestar actual; el malhumor digital y la ambivalencia de las máquinas; la importancia de la televisión en el malhumor; y un largo etcétera.

Realmente es un libro para leer y, sobre todo, releer algunos apartados. También para debatir con uno mismo, es decir, poner en cuestión algunas ideas e incluso llegar a cambiarlas. Tienen ambos contertulios (con perdón) una gran capacidad de dejar reflexiones interesantes y de poner el dedo en la llaga de los principales problemas a los que se enfrenta nuestra sociedad desde el punto de vista político y me atrevería a decir que cultural.

Puedo decir que, siendo sincero, tras la lectura del libro soy bastante más liberal que antes; estoy dispuesto a cuestionar más cosas que antes y también a creerme algunas menos. Si esto es lo que pretendían con el libro, tengo que decir que conmigo lo han conseguido.

Dejo a continuación algunos fragmentos que están entre los más relevantes del texto:

En una de sus intervenciones Gomá cita esta frase de Isaiah Berlin:

“Darse cuenta de la relativa validez de las convicciones propias y, no obstante, defenderlas resueltamente es lo que distingue a un hombre civilizado de un bárbaro”

Luego él continúa:

“La democracia deja insatisfechos a los absolutistas que anhelan de las instituciones públicas salvación, redención, felicidad. Estos anhelos son legítimos dentro del corazón, en la esfera privada, pero no en política”. (p. 76)

Otros dos que se complementan, también de Gomá, me parecen fundamentales:

 “La democracia solo subsistirá si los ciudadanos demuestran la madurez moral de soportar la imperfección de su régimen y se esfuerzan por mejorarlo sin sucumbir a la tentación de cambiarlo por otro supuestamente más perfecto”. (p. 116)

“Las doctrinas de salvación cambian la fraseología de la reforma por la de la revolución. Y en una democracia liberal, a diferencia de los demás regímenes políticos del pasado, la revolución es siempre, siempre, ilegítima”. (p. 89)

Desde otro punto de vista me ha gustado especialmente esta de Vallín:

Ese amor a una imagen congelada y pretérita del mundo, que se ve mucho en gente inteligente al cumplir años, es una artrosis de tu articulación con el mundo, y solo genera frustración y malhumor, nostalgia e irritación. Madurar seguramente sea dejar de exigir verdades últimas”. (p. 148-149) (No creo que haga falta mucha imaginación para encontrar ejemplos)

En fin, un libro al que merece la pena dedicar un tiempo. Hay mucho material para repensar aspectos importantes de nuestra realidad y da gusto también leer cosas bien escritas y ver conversar a dos personas inteligentes y con buen sentido del humor, claro que, aunque vivan en ese Madrid cada día más encanallado, se trata de un asturiano y un bilbaíno.

 

Javier Gomá y Pedro Vallín, Verdades penúltimas.

 

miércoles, 8 de mayo de 2024

La primera novela del autor



Es la primera novela que publicó el autor y la tercera suya que leo en muy poco tiempo, apenas cinco meses. También tengo que reconocer que es la que menos me ha gustado, claro que las otras, en las que descubrí a este magnífico escritor, me impactaron bastante y ya me pusieron en contacto con la forma de escribir y de contar las historias que utiliza Gómez Arcos.

En este caso la base de la historia, que se desarrolla en los años cincuenta y sesenta del pasado siglo, es la relación amorosa entre el narrador, el joven Ignacio y su hermano Antonio, seis años mayor que él. Esta relación homosexual e incestuosa atraviesa toda la novela aunque no se acaba en ella lo que el autor nos cuenta. Por otro lado, están los padres: él, un abogado republicano que apenas tiene trabajo, y ella, una señora de buena familia que tiene bienes aunque poco a poco  se van agotando. Una madre que Ignacio afirma en diferentes momentos que le odia y con la que no tiene buena relación. Otros dos personajes importantes son: Clara, la criada republicana que perdió al marido en la guerra, y don Pepe, un profesor particular que contratan para Ignacio y que también es del mismo bando.

Con estos mimbres, a lo largo de las 373 páginas que tiene la novela, Gómez Arcos con su habitual fuerza narrativa va contando la historia de amor y arremetiendo contra muchos aspectos del régimen imperante en el país. (La novela se publicó en francés en el original de 1975. Gómez Arcos se había exiliado en Francia en 1968.)

En ese rechazo de componentes del régimen, es especialmente duro con la religión. Sirva este ejemplo entre las muchas alusiones al tema:

“  - ¡Increíble! Un niño español que no tiene ni idea de lo que es un cura. Señora, es usted una heroína. ¡Ha conseguido salvaguardar a este niño de la contaminación!

-         - Lo sé.

-         - Mira, guapo, un cura es como el peor pecado de la humanidad. Todo lo que es blanco en un ser humano, se convierte en negro como el carbón en un cura.” (p. 167)

(Es don Pepe el que interviene en el diálogo.) 

Lógicamente también tiene palabras para la educación. Así: 

“Don Pepe era muy competente para la enseñanza tal y como se concebía entonces en España: todo crío es un animal hasta que no se demuestre lo contrario. Y lo contrario, nunca se pudo demostrar… si nos atenemos a la ferocidad con que los maestros defendían su concepto de disciplina”. (p. 126)

E incluso alguna referencia a algún elemento de la ideología como en el siguiente fragmento:

“Aquella época se llama la Reconquista. Según don Pepe, fue cuando tiramos por la borda una de las más bellas culturas que haya existido: la cultura árabe”. (p .207) 

Gómez Arcos escribe muy bien (como decía antes lo hacía en francés y lo que leemos es una traducción). No ahorra escenas de sexo explícito entre los hermanos que, por otra parte, narra con gran fuerza. Tiene algunos momentos especialmente brillantes, al menos a mí me lo han parecido, como un monólogo de la madre dirigiéndose a Clara sobre la imposibilidad de la felicidad de la mujer.

La novela va de menos a más porque también crece la intensidad de la relación entre los hermanos y el resto de los personajes van adquiriendo su personalidad.

Es una buena novela y, desde luego, recomendable más allá de que, como decía la principio, me impactaron más las otras dos que he leído.

 

Agustín Gómez Arcos, El cordero carnívoro. Traducción Adoración Elvira Rodríguez.

miércoles, 1 de mayo de 2024

Feliz recuperación


Ha sido muy grato encontrar este libro de una escritora que desde 2009 no aparecía en el blog. En ese momento lo hizo por un magnífico libro sobre los juicios en el Tribunal de La Haya a políticos de la ex-Yugoslavia y también por otros dos que, aunque no llegué a comentar, había leído. Me pareció una escritora muy interesante y lo ha confirmado con esta novela sobre un personaje para mí desconocido como es Mileva,  la primera mujer de Albert Einstein con la que tuvo una hija y dos hijos.

La novela lleva en el título la expresión “teoría de la tristeza” que, tras la lectura, creo que yo titularía mejor “práctica de la tristeza” porque eso fue en gran medida la vida de esta mujer nacida en Croacia y casada con uno de los grandes científicos del siglo pasado. Una tristeza que yo he llegado a sentir también como lector por las múltiples desgracias que le acaecieron a lo largo de su vida.

El libro está dividido en cinco capítulos referidos a diferentes años. Así: 1914, 1916-1919, 1925 y 1933, pero aunque sea ese el marco temporal, también hace la autora referencias a momentos anteriores de la historia de la relación de los protagonistas.

Hablaba antes de desgracias. Mencionaré algunas: era coja; no llegó a licenciarse y por eso no podía firmar los trabajos con Albert aunque era ella la que elaboraba la parte matemática; sufrió el rechazo explícito de la familia de su marido; tuvo trastornos psicóticos por los que estuvo ingresada; la primera hija con Albert, tenida antes de casarse, fue dejada en adopción porque si no él decía que tendría dificultades para que le dieran trabajo (luego la niña murió a los dos años de escarlatina), a raíz de todo esto padeció una fuerte depresión; Tete, el hijo pequeño, padecía esquizofrenia lo mismo que la hermana de Mileva, …

Además, Albert, en fecha tan temprana como el 18 de julio de 1914, le puso una serie de condiciones que Drakulic reproduce en el libro entre las que están las siguientes:

“A. Te vas a ocupar:

2. de que reciba tres comidas diarias en mi habitación.

B. Renunciarás a:

1. Que yo pase tempo contigo en casa.

C. Al tratar conmigo cumplirás estas reglas:

1. No esperarás de mí ninguna intimidad ni me lo reprocharás de ninguna forma.

2. Si lo exijo, dejarás de dirigirte a mí”. (p.8)

 

Condiciones que, unido a lo anterior, explican perfectamente esa tristeza de la que se habla en el título.

Drakulic se centra en el personaje de Mileva y muy poco en el de Albert  Einstein del que, eso sí, no parece tener demasiada buena opinión como se pude apreciar en los siguientes fragmentos:

“Albert era un desempleado ambicioso, insatisfecho y de personalidad incómoda. Pero Mileva no contaba con que, además, fuese inmaduro en lo emocional”. (p. 80)

“(…) era: un poco infantil, un poco inseguro, pero con una mente brillante”. (p. 87)

“Era superficial e irresponsable, pero también descarado y ocurrente”. (p. 19)

La novela va de menos a más. Tiene momentos muy emotivos y desde luego a mí me ha provocado varias veces cierto desasosiego. Drakulic escribe con mucha fluidez y refleja muy bien lo que pudieran ser los pensamientos de Mileva. Se trata de una novela muy recomendable, original por el tema, bien escrita y capaz de provocar emociones en el lector.

 

Slavenka Drakulic, Mileva Einstein, teoría de la tristeza. Traducción Marc Casals