viernes, 25 de noviembre de 2022

Buen descubrimiento

Esta escritora italiana debe de ser bastante conocida en España porque en la misma editorial han publicado ya varios libros suyos. Sin embargo, no he tenido hasta ahora la curiosidad de acercarme a su obra y si lo he hecho ha sido incitado por la lectura de los Diarios de Rafael Chirbes en los que habla de ella en términos muy elogiosos, no de este libro en concreto pues se publicó cuando Chirbes ya había fallecido.

Este desconocimiento no creo que haya que justificarlo, claro, pero es una consecuencia lógica de la gran cantidad de libros que llegan cada día a las librerías y de la dificultad de estar atento a todo. En cualquier caso es una pena no haberla conocido antes aunque es algo fácilmente subsanable a partir de ahora.

Hablando ya del libro Estoy contigo, vaya por delante que me parece un libro muy necesario en estos momentos, en Italia desde luego, pero también en España y espero que también se haya traducido a otros idiomas.

El tema central y único es la inmigración, para lo que la autora, en lugar de hacer un análisis global o centrarse en una serie de casos, elige solo uno y relata exhaustivamente todo el proceso seguido por la protagonista desde su país de origen hasta que consigue una situación mínimamente estable en Italia.

Como dice en el Post Scriptum:

 

“Esta es la verdadera historia de Brigitte, tal y como ella me la contó a mí y yo os cuento a vosotros. Todas las personas que aparecen, actúan y hablan existen realmente. He cambiado sus nombres tan solo para proteger su identidad…”. (p. 277)

 

Daré solamente algunas informaciones para situar la historia. Brigitte es una enfermera de 38 años en 2103, ciudadana de la República Democrática del Congo donde montó dos pequeñas clínicas en su ciudad natal. Viuda desde 2006 y con cuatro hijos. Detenida por problemas políticos, fue torturada y violada en la cárcel. Logró huir gracias a la ayuda de un político amigo de su hermano que la acompañó hasta Roma donde la dejó en la estación Termini con lo puesto y un billete de veinte euros. No sabía nada de italiano, pero sí hablaba francés.

El libro se inicia con los días pasados en esa estación malviviendo de la basura y durmiendo a la intemperie, hasta el momento en que un sacerdote la lleva a un centro de acogida. A partir de ahí se inicia todo el periplo para la obtención de los papeles de asilo y su estancia en diferentes centros privados y/o públicos. Mazzucco va contando todo este proceso y, al mismo tiempo, va alternando capítulos en los que también cuenta cómo era su vida en el Congo y su posterior detención, estancia en la cárcel y liberación.

En Roma recibe la ayuda de muchas personas desde abogadas hasta asistentes sociales pasando por psicólogos y psiquiatras y más de un religioso (de hecho la primera casa de acogida fue fundada por los jesuitas). De todos ellos recibe un trato no solo profesional sino, lo que seguramente es muy importante en esos momentos, también afectuoso. Mazzucco presenta  una serie de personas entregadas a su labor, pacientes (hay que decir que Brigitte tiene un fuerte carácter y, además, estaba acostumbrada a una buena vida con servicio doméstico incluido) y solidarios. De hecho los momentos más emotivos del texto surgen en la relación con algunas de estas personas.

El libro está contado con mucho detalle y extraordinariamente bien narrado tanto lo que sucede en Roma como la historia anterior.

Decía antes que ojalá se haya traducido a otros idiomas porque me parece que Mazzucco ofrece un texto para que tomemos conciencia de todo lo que supone el hecho de migrar a un país extranjero y de las vicisitudes por las que tienen que pasar los que lo hacen. Es más, creo que la persona elegida no es demasiado representativa de lo mal que se puede llegar a pasar y, sin embargo, tanto a su llegada como cuando busca trabajo pasó verdaderas dificultades y momentos muy penosos.

Briggitte llegó a Roma en 2103, Mazzucco la entrevista en 2015, publica el libro en 2016 y se traduce en 2019.

Para acabar reproduzco otro fragmento del Post Scriptum porque creo que deja constancia de lo que ha pasado, y sigue pasando, después con la política migratoria:

 

 “La política y la jurisprudencia sobre el derecho de asilo están en constante evolución y algunos trámites en vigor en2013, cuando Brigitte presentó su solicitud, hoy en día han sido revocados o han cambiado: según los datos del Ministerio del Interior, si en 2013 se denegaron un veintinueve por ciento de las peticiones, en los seis primeros meses de 2016 fueron denegadas entre el sesenta y uno y el sesenta y ocho por ciento de las examinadas y también tienen menos posibilidades de ser aceptados los recursos de apelación.

 (…)

La política es tan clara como un trago de agua. Algunos países levantan barreras de alambre de espino, otros prefieren muros de papel. Ni unos ni otros frenarán la marcha de la historia”. (p. 277-278)

 

Un libro magnífico y, como decía al principio, absolutamente necesario.

 

Melania G. Mazzucco, Estoy contigo. Traducción Xavier González Rovira.

 

martes, 22 de noviembre de 2022

ANDAMIO

Se ha acelerado el ritmo ya que ha pasado muy poco tiempo desde la última entrada sobre el tema. Debe de ser el otoño que motiva para estar ante la pequeña pantalla.

Bastantes películas de muy variadas temáticas. Buen tono medio. Destaca la nueva versión de la obra de Remarke.

En series también destaca la variedad aunque en este caso las producciones son todas británicas o estadounidenses. Me ha gustado sobre todo la de las hermanas.

 

 

Películas

 

 

La chica salvaje. Producción estadounidense basada en una novela. Se desarrolla en los 50 y 60, y aunque empieza como un thriller, enseguida se convierte en una película romántica y algo melodramática. Tiene algún apunte sobre el problema racial, pero sin profundizar. Una película “buenista” que ha tenido muy malas críticas, pero que a mí me ha resultado entretenida y ha mantenido mi atención

 

 

Todo pasa en Tel Aviv. Coproducción de Israel con varios países europeos dirigida por  Sameh Zoabi, un palestino de nacionalidad israelí. Es una comedia que trata de forma tangencial el conflicto y que gira en torno a la grabación de una serie de televisión de gran éxito entre la población árabe. Es entretenida y tiene algunos buenos momentos aunque no es gran cosa, pero siempre es interesante ver lo que se hace en lugares tan alejados.

 

 

Bienvenidos a Chechenia. Documental estadounidense sobre la situación de los homosexuales en esa república. Hay algunas organizaciones en Rusia que se dedican a sacar de ese lugar a los que pueden y los llevan a otros países gestionando el estatuto de refugiado. El documental está muy bien montado aunque hay alguna cosa que no he terminado de entender. Realmente es encomiable la gente que ayuda teniendo en cuenta que en Rusia la situación tampoco es muy favorable como se acaba de comprobar hace unos días con la nueva legislación. Hay una imágenes de una entrevista del presidente checheno Kazyrov con un representante de Canadá que da una idea de lo que puede estar pasando; es un tipejo impresentable.

 

 

Shorta. El peso de la ley. Producción danesa. Trata el mismo tema que ya hemos visto en alguna película francesa y, desde luego, en varias ocasiones en el cine estadounidense: la situación de los barrios marginales (en Europa los poblados por inmigrantes) y la actuación policial en ellos. En esta se parte de la muerte de un chico negro por la forma en que es detenido. A partir de ahí habrá disturbios en esos barrios. Una pareja de policías patrulla y se mete, a pesar del aviso de que no lo hicieran por parte de sus superiores, en uno de esos barrios por la tozudez,  la xenofobia y el racismo de uno de ellos. Toda esta primera parte es la interesante de la película porque a partir de un determinado momento se convierte en una película de acción y, aunque tangencialmente vuelven a aparecer los temas importantes, se prioriza la persecución que sufren ambos policías.

Resulta entretenida aunque decae al no continuar la línea iniciada, que era la más interesante.

 

 

Sin novedad en el frente. Producción alemana basada en el libro de Remarke. No es la primera vez que se lleva al cine, pero sí la primera que se hace desde Alemania. El resultado es magnífico. Tanto las escenas propiamente bélicas, muy bien filmadas, como el resto de la historia, están muy bien contadas, con un guion preciso que muestra aspectos interesantes como, por ejemplo, la actitud de los mandos del ejército y la de los políticos en noviembre de 1918 sobre si finalizar o no el conflicto.

Está filmada con mucho realismo y hay un par de escenas especialmente duras de ver. Viene muy bien verla estos días que, una vez más, en Europa la gente se está matando.

 

 

Emily la estafadora. Producción estadounidense. A medio camino entre el thriller, el drama y hasta el cine social. Buen guion con interesantes acercamientos a lo que significa la “economía colaborativa”. Hay momentos muy logrados y, sobre todo, una magnífica interpretación de una actriz, Aubrey Plaza,  que desconocía. Entretenida e interesante.

 

 

El crítico. Documental sobre el crítico de cine Carlos Boyero. He leído muy pocas veces críticas suyas; le he oído más en la radio y tengo que reconocer que he coincidido bastantes veces con sus gustos, aunque no con su forma de tratar determinados temas. El documental es bastante favorable a su controvertida figura, pues aunque hay intervenciones críticas y se deja constancia de escritos contra él, en general tanto en sus intervenciones como en la de muchos de sus amigos sale, lógicamente, bien parado. Lo que queda muy claro es que ha sido alguien con relevancia e influencia en su profesión. Por otra parte, me ha resultado una película muy entretenida.

 

 

Series

 

 

Nine perfect strangers. Serie estadounidense de 8 episodios de 45 minutos. Nueve personas totalmente diferentes en todo se reúnen en una lugar de superlujo con una “terapeuta” muy peculiar. La serie va de más a menos y algún capítulo se me ha hecho algo pesado por lo reiterativo. Se mantiene a flote gracias a unas buenas interpretaciones y a un par de personajes. De todas formas es entretenida y siempre se está esperando por dónde pueden salir los guionistas.

Amazon Prime Video

 

 

Hermanas hasta la muerte. Serie coproducción Estados Unidos y Reino Unido. Es un remake de una serie belga. Esta se desarrolla en una pequeña ciudad de Irlanda. La protagonizan cinco hermanas muy unidas tras la muerte de sus padres. Cuatro de ellas planean matar al marido de la quinta, un personaje realmente odioso y mala persona. Es una comedia de humor negro muy conseguida. Parte de un buen guion y sobre todo cuenta con unas interpretaciones estelares. Es muy entretenida y a ratos muy divertida.

Cuenta también con unos exteriores espectaculares.

Apple Tv

 


The pact. Miniserie británica de 6 episodios de 55 minutos. Una serie en la misma línea de otras parecidas que ya hemos visto hechas también en ese país. Un muerto en un pueblo pequeño de Gales y un grupo de amigas sospechosas. Resulta más o menos entretenida aunque le falta la calidad de otras seguramente por el guion.

HBO Max

 

 

Candy: Asesinato en Texas. Miniserie estadounidense de 5 episodios de 50 minutos. Cuenta el hecho real de un asesinato en Texas en 1980. Está muy bien contada y ambientada. Se centra en las historias personales de víctima y asesina así como en las de las personas que las rodean: amigas y familia. Refleja muy bien la vida en una pequeña comunidad en esa época. Magníficas interpretaciones.

Disney + 

 

 

Pîstol. Miniserie británica de 6 episodios de 50 minutos. Muestra el origen y la primera etapa, 1975 a 1978, de la banda Sex Pistols a la que se considera como creadora del punk. Eran un grupo de jóvenes de clase trabajadora que hablaban de hacer la revolución desde la rabia. Apenas publicaron discos aunque hasta hicieron una gira por Estados Unidos. La serie es interesante sobre todo para los que no conocemos esa época de la música (yo estaba en otros menesteres y otros gustos musicales en esos años), pero a veces resulta un tanto confusa. Desde luego se nota la mano del director Danny Boyle.

lunes, 21 de noviembre de 2022

Segunda entrega



No ha pasado aún un año de la entrada en el blog del comentario al primer volumen de los diarios de Chirbes, y ya estoy con el segundo. Esto da idea de la importancia que para mí tiene la obra de este escritor (por cierto que, lógicamente,  está en la serie del blog Mis autores favoritos).

Esta segunda entrega, a pesar de centrarse en un menor periodo de tiempo, ya que no llega a los dos años (marzo 2005 a enero 2007), ocupa nada menos que 698 páginas, es decir, es bastante más extensa que la anterior, aunque los temas no son sustancialmente diferentes. Así, tenemos: viajes a Nueva York, Berlín, Alsacia Toscana o París entre otros en los que tan pronto escribe de arte como de gastronomía; lecturas con amplios espacios y citas de Balzac o D’Annunzio (todas en versión original) y otros muchos autores de los que hablaré más adelante; muchas y muy variadas reflexiones sobre literatura y, sobre todo, sobre sus problemas para escribir, sobre los que también  volveré luego; pocas pero jugosas y duras críticas a determinados políticos (por cierto, creo que no siempre todas justas); finalmente, alusiones casi permanentes a los estragos que causa el paso del tiempo y a su sensación de envejecimiento.

Hasta aquí un resumen de los principales temas que aborda en estos Diarios. Ni que decir tiene que están magníficamente escritos aunque insista varias veces en que escribe “a vuelapluma”, pero también reconoce que luego los pule y corrige por si fueran a publicarse algún día.

Chirbes y yo nacimos en el mismo año por lo que no es de extrañar que haya bastantes cosas que pueda compartir con él. Desde luego su visión del paso del tiempo que, aunque la encuentro demasiado pesimista y un tanto exagerada teniendo en cuenta que escribe  cuando tiene 56 años, sí que da en el clavo en determinadas aptitudes y comportamientos que son propios de una edad. Así, por ejemplo, esta reflexión sobre la memoria con la que me identifico al cien por cien:

 

“Metido en una historia de los papas de Avignon. Mi pasión por esos libros de historia, que me enseñan tanto mientras los tengo entre las manos, y que me dan la sensación de que domino el mundo, pero que olvido al día siguiente de haberlos leído”. (p. 598)

 (Hay que tener en cuenta aunque me he ganado la vida como profesor de historia sé muy bien de lo que habla).

También he encontrado mucha coincidencia con bastantes de las lecturas que comenta y, en la mayoría de los casos, compartiendo sus opiniones. Así, entre otros, escritores como Chaves Nogales, Stefan Zweig, Alberto Méndez, Jonathan Littell, Vasili Aksiónov (aquí no comparto su dura crítica), Serguéi Dotlátov, Irène Némirovsky o Margarete Buber-Neuman a la que he dejado para el final porque hay un fragmento que quisiera reproducir:

 “(…) Llevo ya cuatrocientas páginas del (libro) de Buber-Neumann y no consigo conmoverme con toda la cantidad de sufrimiento que describe, y esa falta de emoción ante lo que se supone que es el sufrimiento ajeno me hace sentirme mal, incluso culpable. ¿Solo la sobrecarga de lecturas sobre el mismo tema?, ¿es eso lo que me ha convertido en un galápago? Intento ponerme en el lugar de esas mujeres para despertar mi compasión, pero no lo consigo. Buen tema para la reflexión: pensar en si le ocurre algo al libro o si me ocurre algo a mí.” (p. 158-159)

Ese “o me ocurre algo a mí” es lo que pienso de forma recurrente tras algunas de mis lecturas. Ver cómo a un maestro como Chirbes le pasa lo mismo me deja algo más tranquilo.

Para no alargar demasiado el comentario de un libro del que se puede escribir mucho, terminaré con alguna de sus múltiples alusiones al tema de la escritura. En ese tiempo estaba enfrascado en la que luego será quizás su libro más exitoso, Crematorio, pero todo lo que se trasluce en esos dos años es el sufrimiento que le provoca el hecho de escribir, la sensación de lo difícil que le resulta y de lo mal que lo hace en comparación con todo lo que lee. Algunos fragmentos sobre este aspecto:

 “Si he hecho algo de interés en la vida, ha sido tras un esfuerzo desmesurado, nunca una frase me ha surgido con naturalidad, siempre ha sido fruto de cortar, cambiar de posición las palabras, reelaborar una y otra vez (…)” (p. 551)

 “En vez de practicar esta odiosa escritura automática, pararte a pensar, redactar en un papel aparte, y poner aquí solo lo que la reflexión ha madurado. Serían muy distintos estos cuadernos. Sin duda; pero, sobre todo, sería muy diferente yo.” (p. 343) (Aquí se refiere a los cuadernos en los que escribe estos diarios)

 Y para terminar una opinión que deberían tomar en consideración muchos escritores convertidos en “opinadores”:

 “Los escritores debemos hablar menos y escribir más, y cuando nos pregunten nuestra opinión en la radio, en la televisión o en el periódico, pedir a quien nos la pregunta que se lean nuestros libros: ese es exactamente nuestro pensamiento, ahí están nuestras opiniones.” (p.34)

Solo queda recomendar fervientemente este magnífico libro que por momentos emociona, en otros te lleva a reflexionar, también te muestra libros y películas que no conoces y que te gustaría conocer y, en definitiva, en el que vemos a un ser humano bastante complejo en alguna de sus facetas (evidentemente no en todas pues, como advierte más de una vez, apenas roza los temas más personales e íntimos).

Una advertencia final, no hace falta conocer la obra de Chirbes para disfrutar estos diarios aunque si se conoce creo que se disfrutan más.

 

Rafael Chirbes, Diarios. A ratos perdidos 3 y 4.

 

jueves, 17 de noviembre de 2022

En la norteamérica profunda


No hace aún un año iniciaba el conocimiento de la obra de Offutt precisamente con la lectura del primer libro de una trilogía de la que el que ahora comento es la segunda entrega. Desde entonces he leído los seis libros que hasta ahora se han traducido de la no muy extensa obra de este escritor estadounidense que pasó su infancia y juventud en Kentucky, territorio en el que se desarrollan todas sus novelas. Basta esta información para dejar constancia de lo mucho que disfruto con sus libros, pues como se dice en la reseña publicada en blogs.culturamas.es.:


“Para mí es un autor que, en tiempos de tanto bluff, de tanto coñazo auspiciado sólo por tendencias y de tanta “obra maestra” que al final sólo es una engañifa publicitaria, me reconcilia con esa sencillez para contar una historia y contarla bien y engancharnos en cuanto abrimos el libro”.


Esta trilogía, a diferencia del resto de su obra, está dedicada a la novela negra. En este caso, es asesinado uno de los cinco hijos de Shifty, una mujer viuda que vive en los cerros, quien pide ayuda para resolverlo a Mick Hardin, protagonista también del primer volumen de la serie, un policía militar que se dedica a la investigación criminal en el ejército y que, aunque está destinado en Alemania, está pasando un tiempo en la zona reponiéndose de las heridas recibidas en un atentado que sufrió en Afganistán.

Como ya sucedía en la anterior entrega de la serie, lo principal del libro no es la trama policial, ni los aspectos relacionados con la búsqueda de los culpables. Lo más interesante, lo que verdaderamente hace de esta lectura algo gratificante, es, por un lado, la forma de contar de Offutt con unos diálogos magníficos y, por otra parte, los personajes que crea y que dejan constancia de un mundo bastante diferente del habitual en la literatura de ese país. Se trata del mundo rural de los cerros, un territorio dentro de los montes Apalaches del estado de Kentucky, un mundo del que, por ejemplo, afirma:

 

“La cultura de los cerros jamás incurría en el tedio superficial de charlar amablemente con la gente”. (p. 31)

“La cultura de los cerros imponía una férrea lealtad familiar y una desconfianza generalizada hacia la educación”. (p. 75)

 

Un mundo en el que se mueve un conjunto de personajes empezando por Mick, el gran protagonista; siguiendo por su ruda hermana Linda, la sheriff de la localidad a cuya reelección se presenta; Albin, el joven que descubre el cadáver y que se convertirá en chófer de Mick; o Turner, un secundario con un corto pero buen papel, etc.; un conjunto, digo, de gentes que resultan entrañables.

Evidentemente, no puede faltar en un texto de Offutt la presencia de la naturaleza que, en este caso, son sobre todo los pájaros presentes en muchas de las escenas del libro ni, claro está, las serpientes.

Algo que da una idea de cómo se cuenta la historia es que la inmensa mayoría de los veinticuatro capítulos que componen el libro se inician con el nombre de uno de los personajes y, por lo tanto, con alguien entrado en acción.

Solo me queda recomendar el libro como recomiendo cualquiera de los siete hasta ahora traducidos. Por cierto, hay que destacar la labor de Lucini en la traducción de este y del resto de los libros publicados por Sajalín.

 

Chris Offutt, Los hijos de Shifty. Traducción Javier Lucini

 

miércoles, 16 de noviembre de 2022

La desigualdad en España



El autor es uno de los mejores periodistas de este país, tanto en la información general como, sobre todo, en la información económica. Le he seguido en la televisión y le escucho casi a diario en la radio. Es metódico, riguroso con los datos en los que siempre se basa para sacar conclusiones, claro en sus exposiciones y, algo también muy importante tal y como está la profesión, bastante neutral en sus opiniones. Para un sector se trata de un periodista de izquierdas. No lo sé ni me importa, lo que sí sé es que le he visto alabar algunas medidas del actual gobierno y también criticar otras. En este libro hay varios ejemplos de ambas cosas.

El libro, que ha obtenido el Premio Espasa 2022, está dedicado a mostrar cómo está el tema de la desigualdad y qué modificaciones ha sufrido en los últimos años. Para ello el autor lo ha dividido en nueve capítulos: en la introducción plantea la situación en el momento actual; dedica los tres siguientes a analizar cómo han afectado al tema las tres crisis del presente siglo: la de 2008, la pandemia y la actual guerra; en el cuatro plantea la desigualdad dentro del mundo empresarial, algo que me ha resultado muy interesante porque no se suele tratar muy  a menudo; en los dos siguientes se centra en el mundo de los más desfavorecidos con especial atención a la existencia, o no, de un ascensor social; en el séptimo se centra, algo también poco habitual, en el papel de la prensa y los medios en general con una actitud muy crítica en la que solo faltan los nombres de las empresas que pagan y de los medios y los periodistas que cobran (evidentemente no esperaba verlos, sería un verdadero suicidio); el penúltimo lo dedica a  analizar cuál es la situación de la desigualdad en Estados Unidos, Francia, China y Rusia;  para terminar el libro  con una serie de propuestas fiscales, laborales y educativas.

Como se puede ver, traza un panorama muy completo, a lo que hay que añadir que el libro está repleto de datos y cuadros estadísticos que muestran las realidades que Ruiz va desgranando y analizando. Quizá hay en algunos momentos demasiados cuadros no siempre fáciles de comprender y también en algunos, lo que creo que es un fallo de la edición, falta la fuente.

Quien siga con cierta frecuencia a Ruiz no va a encontrar grandes novedades en lo que dice, pero sí va a encontrar que están tratados la mayoría de los aspectos relevantes de la economía española y, desde luego, con la claridad y neutralidad que son marca de la casa.

A mí particularmente me han llamado la atención algunas cosas: la buena explicación que da sobre las famosas hipotecas subprime; la interesante discusión sobre el Salario Mínimo Interprofesional; lo que explica sobre las desigualdades en el mundo empresarial y, dado mi especial interés por ese tema, todo lo que cuenta en el capítulo dedicado a los medios. En fin, pongo esto por destacar algo ya que realmente es un texto que no tiene desperdicio.

A continuación voy a citar algunos fragmentos muy significativos que comentaré brevemente:

 

“Mantener la desigualdad es, como estamos viendo, una buena estrategia política para aquellos partidos que beben de un electorado formado por ciudadanos con ingresos altos. No solo implica que conceden a sus votantes lo que piden -bajada de impuestos, privatización de servicios públicos, etc.-,sino que, además, desmovilizan a los sectores que solicitarían políticas contrarias de redistribución de rentas y fiscalidad progresiva.” (p. 195)

 

Esto viene en el contexto de cómo el nivel de abstención es muy diferente según el nivel de renta, siendo mucho mayor a menor renta y, por lo tanto, lo que tienen que hacer es movilizar a los “suyos”.

 

“La movilidad social de las personas cuyos padres no tenían estudios fue mucho mayor entre los individuos nacidos entre 1955 y 1975 que entre los nacidos a partir de esa fecha.” (p. 221)

“La educación no es suficiente para igualar el éxito en el mercado laboral. Los individuos que vienen de familias aventajadas socio-económicamente tienden a obtener mejores puestos de trabajo y mayores salarios, que los individuos igualmente cualificados que vienen de familias desaventajadas.”  (p.242) (De un estudio de los investigadores Carlos Gil-Hernández y Fabrizio Bernardi)

 

En estos dos fragmentos se trata un tema enormemente importante y de gran actualidad dada la polémica sobre la meritocracia y la cultura del esfuerzo. Ya en los años setenta dos sociólogos franceses, Baudelot y Establet, demostraron, estudiando varias cohortes a lo largo de un extenso periodo de tiempo, que la educación apenas servía para la movilidad social, posteriormente Julio Carabaña llegó a las mismas en España después de hacer un estudio similar.

 

“El resultado es un fenómeno que los observatorios periodísticos han comenzado a definir como “evitación selectiva”: una parte de la audiencia empieza a esquivar las noticias porque afectan negativamente a su estado de ánimo o porque las consideran sesgadas o difíciles de comprender.” (p. 270)

 

Este último fragmento me ha parecido particularmente interesante porque es algo que hace tiempo que vengo observando en mi actitud hacia la información. De ser alguien preocupado y que dedicaba bastante tiempo al tema a ir alejándome cada vez más y, eso sí, ser muy “selectivo” en lo que leo y escucho.

En fin, estamos ante un libro tremendamente interesante tanto por los temas que trata como por el enfoque con el que los aborda. Muy pero que muy recomendable.

 

Javier  Ruiz, Edificio España. El peligro de la desigualdad.

 

lunes, 14 de noviembre de 2022

Buen escritor mexicano


De Herrera he leído ya dos libros: una novela corta hace varios años y más recientemente una especie de reportaje sobre el incendio en una mina. Ambos me parecieron espléndidos y de ambos me llamó la atención el empleo que hace el autor del lenguaje. En poco tiempo he tenido la ocasión de conocer la obra de tres escritoras mexicanas en las que una de las cosas que destaca es, precisamente, el uso magnífico que hacen del lenguaje. Me refiero a: Fernanda Melchor, Brenda Navarro y Sylvia Aguilar.  De las tres hay libros comentados en el blog. Insisto en este aspecto porque es lo que más me ha llamado la atención y más me ha gustado de este libro de Herrera.

Imagina el autor lo que vivió Benito Juárez en Nueva Orleans cuando se exilió allí el 29 de diciembre de 1853 y donde permaneció hasta junio de 1855.

Dice Herrera al final de la introducción en la que pone al lector al tanto de lo que va a leer:

 

“Toda la información sobre la ciudad, los mercados de gente, los mercados de comida, los crímenes diarios, los incendios semanales, puede corroborarse en documentos históricos. Ésta, la historia verdadera, no”. (p. 8)

 

Así, las interesantes informaciones que da sobre, por ejemplo, los creoles y los grupos sociales que habitan la ciudad, sobre el tráfico de esclavos y el de mujeres o  sobre las celebraciones del Mardi Gras, responden a la realidad. Lo que le sucede a Juárez y al pequeño grupo de exiliados que le acompañan son pura ficción.

Como decía antes, yo destacaría del texto el estilo, el lenguaje (no siempre fácil de entender y seguir), es decir, los aspectos más formales de la novela. Sobre el contenido, formado fundamentalmente por un conjunto de escenas con variados protagonistas, tengo que reconocer que no siempre he sido capaz de seguirlo, que hay escenas cuyo verdadero significado (bueno, el que el autor haya querido darle) me he perdido y, en definitiva, que no he seguido demasiado bien la historia. Sin embargo, también tengo que decir que no me ha importado tampoco demasiado, el placer de la lectura se imponía. Además, hay capítulos como el que dedica a hablar del verano y el calor que me parecen muy logrados.

Una novela corta, apenas tiene 181 páginas en tamaño bolsillo, que se sale de lo habitual.

 

Yuri Herrera, La estación del pantano.

 

 

jueves, 10 de noviembre de 2022

Buen descubrimiento


Aunque esta no es la primera novela que se traduce de esta escritora israelí, yo no la conocía. A partir de ahora espero que se traduzcan más libros, además del publicado por Siruela,  porque es una escritora interesante.

Dice de esta novela Siri Hustvedt en un fragmento que la editorial reproduce en la faja:

“Pocos escritores son capaces de plasmar la inconstancia de las emociones humanas con tantos matices y precisión como Zeruya Shalev. Leer sus novelas es adentrarse en una geografía profundamente familiar pero a menudo turbadora. Dolor es una novela extraordinaria”.

Lo reproduzco porque creo que aquí están dos de las claves de esta obra que, por cierto, tampoco me parece tanto como extraordinaria, me refiero a la inconstancia y a lo familiar.

La novela cuenta la historia de Iris que sufrió graves heridas en un atentado terrorista y tiene que tratarse el dolor. Es madre de dos hijos y tiene un matrimonio con el que va tirando. El médico que dirige la clínica donde se trata es un antiguo amor de juventud que la abandonó a los dieciocho años a raíz de la muerte de la madre de él. Con estos escasos personajes la autora, a lo largo de las 378 páginas que tiene el libro, nos va mostrando diferentes aspectos de la vida. Iris inicia una relación con el antiguo novio intentando recuperar el tiempo perdido, pero a la vez tendrá  que ocuparse de su hija que le planteará importantes problemas.

Todo ello contado en presente, pero volviendo de vez en cuando al pasado para ilustrar algunos comportamientos.

Hay alguna alusión al contexto israelí. De hecho el padre de Iris murió en combate cuando ella tenía apenas cuatro años, sus hijos serán reclutados por el ejército y ella, como ya he dicho, sufrió las consecuencias de un atentado, pero poco más.

Lo interesante de la novela y lo que, en mi opinión, hace que merezca la pena leerla es lo bien escrita que está, la capacidad de Shalev para mostrar diferentes aspectos del comportamiento humano y de profundizar bastante en ellos mostrando en algunos casos esa inconstancia que se mencionaba antes en la cita de Hustvedt. Y dentro de esos comportamientos destacan, como se puede adivinar por los personajes, los conflictos intrafamiliares.

Si tuviera que poner algún pero lo haría con la excesiva extensión. Me parece que la parte central, dedicada sobre todo a la relación con el antiguo novio, se podría aligerar bastante sin que por ello se perdiese información relevante.

En fin, una buena novela de una escritora a la que habrá que prestar atención.

 

Zeruya Shalev, Dolor, Traducción Ana María Bejarano.