“Me gustaría, por el contrario, que los lectores de
este y otros libros, evitaran las argumentaciones funcionalistas y trataran de
explicar los mismos fenómenos que nos preocupan a partir de presupuestos
metodológicos distintos y más rigurosos. Al fin y al cabo, Bernabé aborda
problemas muy reales, muchos de los cuales no he tenido espacio para reseñar
(como el del tipo de compromiso militante, la espectacularización de la
política, el mercado de consumo en general, etc.) pero que requieren una
respuesta adecuada y contundente de la izquierda. Pero, honestamente, creo que
el planteamiento de este libro no ayuda a ello.”
Con estas palabras concluye Alberto Garzón la
extensa crítica del libro publicada en
eldiario.es.
He querido empezar así mi comentario porque me ha
parecido interesante esa idea de que los lectores utilicemos otros presupuestos
metodológicos y un mayor rigor teniendo
en cuenta la variedad de lectores posibles. Seguramente tiene razón Garzón en
parte de las críticas que hace o incluso en todas, pero eso no quita que se
trate de un libro que resulta interesante leer.
Mi mayor coincidencia con el crítico es doble y
coincide con la que vengo haciendo a la mayor parte de los libros que se están
publicando sobre la crisis de la izquierda. Por un lado, sea más o menos
acertado el análisis que hacen, no dan ningún tipo de soluciones, ni hacen
propuestas que signifiquen una reconsideración de las políticas y/o de las
formas de organización. Por otro lado, falta mucho análisis sociológico sobre
la composición de clases actual para que se entiendan mejor los procesos a los
que estamos asistiendo.
Entrando ya en el contenido del libro he de
reconocer que a mí me ha resultado bastante interesante y esclarecedor de
algunos temas más allá de si se trata de una visión funcionalista en unos casos
y/o de un marxismo un tanto desfasado en otros. Mi conocimiento actual de estos
enfoques es casi inexistente y me guío más por lo que un texto así me hace
pensar o por si me aporta alguna visión novedosa.
Hace poco comentaba en el blog el último libro
de Esteban Hernández con el que este de
Bernabé tiene algo importante en común: la idea de que hoy la izquierda está
dando batallas culturales mientras que ha abandonado lo material. Creo que en
ambos libros esta es la idea que los atraviesa y en torno a la cual giran. Y
tengo la impresión de que no les falta razón a ninguno de los dos.
Bernabé lo manifiesta explícitamente en muchos
momentos como por ejemplo en los siguientes fragmentos:
“Llegaron a España las guerras culturales,
conflictos en torno a derechos civiles y representación de colectivos que
situaban lo problemático no en lo económico o lo laboral y mucho menos en lo
estructural, sino en los campos meramente simbólicos.(…) Lo que decimos es que
estos conflictos culturales tenían un valor simbólico en tanto que permitían a
un gobierno que hacía políticas de derechas en lo económico validar frente a
sus votantes su carácter progresista al embarcarse en estas cuestiones.” (p.
130) (Se refiere obviamente al gobierno
de Zapatero)
“La izquierda, presa de este mercado, cosificada
también como una mercancía, presenta su seducción a través de políticas de la
diversidad. Una vez que se ha visto incapaz de alterar el sistema, de cambiar
las reglas del juego, las acepta y, creyendo aún desempeñar un papel transformador,
su única función es resaltar lo minoritario, lo específico, exagerar las
diferencias, proporcionar una representación no sólo a mujeres, homosexuales o
minorías raciales, sino a toda la clase media aspiracional.” (p. 230)
“¿Estamos afirmando que dar una respuesta a la
troika es más importante que las políticas de diversidad? Por supuesto que lo
afirmamos. No es una cuestión moral, no se trata de superponer los intereses de
unos grupos sobre otros, sino, simplemente, de darnos cuenta de que
determinadas cuestiones en el ámbito material son profundamente transversales,
nos afectan a todos. (…)
Para gran parte del activismo joven, pero que mañana
ocupará las cátedras, las tribunas de opinión y la dirigencia de los partidos
políticos de izquierda, la lucha política consiste en una relación de esferas
escindidas ocupadas por grupos oprimidos que requieren atención dependiendo de
la polémica dictada por la televisión o algún suceso puntual que los sitúe en
el centro de las desdichas. Hablamos de futuro, pero lo cierto es que hoy gran
parte del ámbito de la izquierda, desde el progresismo más atenuado hasta el
activismo más radical tiene esa visión de las cosas.” (p. 234-235)
Más allá de la crítica razonada de Garzón, creo que
en estas afirmaciones hay elementos que responden bastante a la realidad.
Seguramente por mi poco conocimiento previo de
algunos temas, a mí me han parecido especialmente interesantes las páginas
dedicadas a la exposición crítica del posmodernismo, al análisis del
neoliberalismo y al papel de la clase media. También me ha parecido muy
sugerente el empezar la mayor parte de los capítulos con ejemplos sacados de
hechos acaecidos en distintos momentos y lugares del mundo, desde los repartos
hechos por robots en California hasta un conflicto por las banderas en un
pueblo del sur de los Estados Unidos.
Quizá lo más sorprendente sea terminar el libro con
una larga cita de La Comuna de París de
Marx y Engels que sigue a la expresión: “La esencia del aire sigue siendo roja”.
Digo sorprendente porque en ningún lugar del texto se ha analizado ni
mencionado quiénes podrían ser hoy los comuneros.
En definitiva, un libro interesante y sugerente
aunque, como se ha visto, no exento de aspectos muy discutibles. Un ejemplo más
de que desde la izquierda se intentan analizar los problemas, pero también de
las grandes dificultades para encontrar soluciones.
Creo que tras su lectura es muy recomendable leer la
crítica mencionada de un político en activo como Alberto Garzón.
Hay una reseña de Víctor Lenore en el
confidencial.com que recoge varias ideas del autor y una interesante entrevista
de Sara Montero en cuartopoder.es.
Daniel Bernabé, La
trampa de la diversidad. Cómo el neoliberalismo fragmentó la identidad de la
clase trabajadora.